X

597 58 6
                                    

-No-puedo-dejarte- susurró entre el beso el más alto. -No lo hagas, n-no- respondió apenas el castaño. -No lo haré- dijo, y lo miró a los ojos. -No lo haré, ¿confías en mí? Me haces feliz, Lou, siento que me estoy enamorando de tí, y de todas esas pequeñas cosas.- confesó al fin. -También me haces feliz, me ayudas a seguir adelante Hazz, me encantas tú, todo tú- le dijo, mirándolo a los ojos. -Te quiero, y perdón si te digo que te necesito, pero no me importa, no le temo al amor. Tú me enseñas día a día lo que es el amor.- susurró, y eso fué todo para Louis, se abalanzó sobre él y comenzó a darle pequeños y tiernos besos por toda su delicada cara, Harry se derretía ante la imagen que tenía frente a sus ojos. Louis se veía tan tierno, pequeño y tan delicado, jamás podría lastimar tal tesoro y nunca dejaría que alguien lo dañara. De verdad se estaba enamorando.
-Quédate conmigo hoy, Lou.- rogó. -¿Te has vuelto loco?- cuestionó. -Tú me vuelves loco. Pero eso no es lo importante, sólo, quédate amor, porfavor- volvió a rogar en vano. -Tú sabes que hagas lo que hagas no puedo hacer eso Harry, no me tientes, perdón.- dijo avergonzado. -Yo hablaré con tu madre, le daré el dinero suficiente para alimentarse una semana y me arrodíllaré frente a ella si eso es lo que necesito. Déjame hacerlo, ¿sí?- agregó. -Jamás va a ceder, créeme.-
-Déjame intentarlo, házlo- pidió. -No puedo negarme a tus peticiones, haces que me derrita ante tus palabras.-
-Eres mi dulce criatura, haría cualquier cosa por tí.-

-

Louis subió al lujoso auto del mayor, quedó sorprendido y a la vez encantado con éste mismo.
Pero algo lo estaba incomodando, estaba nervioso por lo que iba a pasar, aunque era algo mínimo, apenas un detalle, pero nunca intentó algo parecido.
-¿Qué le dirás a mi madre?- preguntó curioso por la respuesta.
-Sólo la convenceré de alguna manera, no hay de qué preocuparse, Lou, tranquilo.-
-Estoy tranquilo, sólo que...- suspiró- nunca me ha pasado, nunca alguien hizo algo por mí. Y esto es por mi felicidad, por nuestra felicidad Harry- confesó. -No te preocupes amor, enserio.-

-

Llegaron a su destino, la casa de Louis.
Harry observó al pequeño y por un segundo lo notó avergonzarse, y estaba claro.
Lo tomó de la barbilla y miró sus ojos preocupados.
-Deja de perseguirte Lou, no es como si fuera a pedirle tu mano a tu madre.- dijo en un tono gracioso.
-No es eso, bueno, también lo és, pero... Tan sólo, mi casa no es... -lo interrumpió- No puedes decir eso, no lo hagas, si estoy contigo es por tí y no por lo que tienes alrededor, ¿sí?. Ahora ven, que si seguimos aquí dentro nunc... -ahora Louis lo interrumpió- ¿Estás conmigo? es decir, ¿estamos juntos?- cuestionó
-¿eso es lo que quieres?-
-Sólo quiero aprender a ser felíz, pero a tu lado-
-Seremos felices juntos, ¿me estás escuchando? Quédate conmigo y prometo cuidarte y ayudarte siempre- afirmó.
-Te quiero, Hazz.- habló. -Te quiero más, bebé- sonrió.

Ambos bajaron del auto. Harry iba seguro de sí mismo y Louis... Louis estaba siendo Louis.

Unos leves golpes en aquella humilde puerta bastaron para ver la imagen de Jay abriéndoles, y recibiendolos con una hermosa sonrisa.

-¡Enhorabuena! Tú debes ser Harry, ¿cierto?- acotó Jay, mirándolos con cierto entusiasmo.

MisericordiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora