XVIII

299 27 3
                                    


-¿Cómo te fué?- cuestionó el rizado a través del teléfono.

-Bien, sólo fuimos a cenar a su casa y Karen, su mamá me ha invitado a dormir, ya me encuentro en casa.

-¿Dormiste en su casa?- volvió a cuestionar, ésta vez con un tono subido de voz.

-Claro amor, es mi amigo.

-Sabes que no me gustan esas cosas, ni mucho menos tu amigo, ¿algún día podré conocerlo?

-Por supuesto, aunque no lo veo tan necesario, pero si es lo que tú deseas está bien.

-Perfecto, porque es lo que deseo- culminó.

-Te extraño- hizo un falso puchero.

-También te extraño pequeño, ¿cuándo iré a verte?

-Cuando tú quieras Hazza, no tienes que pedir permiso para hacerlo.

-Bien, porque esta noche iré a cenar con ustedes, prepárense.

-Me encanta la idea mi amor.

-También a mí, te necesito como si hayan pasado años desde la última vez que te ví.-
El menor se ruborizó ante tal frase, todavía no se acostumbraba a todo el cariño que su novio le daba.

-¿Harry?

-¿Hmm?

-¿Me amas?

-¿Qué? ni siquiera tendrías que preguntarlo, ¡claro que te amo!- respondió con una sonrisa torpe.

-¿La propuesta de matrimonio aún sigue en pié?- Louis aclaró su garganta.

-Por supuesto que sí, eres quien le dió sentido a mi vida, haría todo por tí, Lou, te amo.-
Y Louis lo entendió, todo estaba hecho, ambos se amaban y no había duda de eso. Iban a casarse.

-Te amo Harry.

-Te amo aún más.-
Lo sabía; esa noche pediría la mano de su amado.


-


-Harry, ¡que alegría que estes aquí!- Jay lo abrazó muy fuerte.

-También me alegro de verte, ¿cómo estás? ¿las niñas? He traído algunos dulces para ellas.

-Oh, no tenías porque hacerlo, yo me encuentro muy bien, ¿y tu?, ven, pasa.- entraron a la, ahora, hermosa casa.

-¡Harry! Te hemos extrañado- confesaron las pequeñas Daisy y Phoebe al correr hacia él y abrazarlo.

-También las he echado de menos pequeñas, les traje unos dulces.

-Gracias hermanito.- dijeron riéndose, el mencionado también rió.

-Te he extrañado mucho- habló Louis abrazandolo de atras, respirando su olor, lo había tomado de sorpresa. Se dió vuelta y pudo mirarlo a los ojos.
-También te extrañé, pequeño.- dijo con una sonrisa sincera y se acercó a sus labios para romper con esa distancia que los separaba para convertirla en un largo y delicado beso, no habían otras intenciones a través de éste, sólo volver a encontrarse uno al otro, y lo estaban consiguiendo.





MisericordiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora