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La semana pasó y todo seguía igual, Louis cumplía las ordenes de Harry, y éste último sólo le hablaba mal. El castaño trataba de ir con mucha positividad a su trabajo, ya se estaba acostumbrando al mal humor de Harry y sobre todo se había acostumbrado a las "disimuladas" miradas. A veces hasta llegaban a chocar miradas, pero ambos corrían la cara como si nada hubiera pasado.
Jay y sus hermanas estaban demasiado contentas, Louis ganaba muy bien y siempre llegaba a casa con buen humor y una encantadora sonrisa, todo estaba saliendo perfecto.

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Louis se encontraba en camino a la casa de su jefe, esa mañana había desayunado y su día había empezado muy bien.

Llegó a aquel lugar, y como siempre hizo sonar el timbre, no le encontró nada raro a que la primera vez no salga nadie, usualmente Harry salía al segundo o tercer sonido.
En sólo unos minutos apareció el rizado, completamente despeinado y sólo llevaba un pantalón puesto, Louis se sonrojó, pero evitó su mirada y sólo entró a la casa.

Harry se dió cuenta rápido de su apariencia, a lo que objetó:
-Hmm, anoche estuve de fiesta y bueno, así amanecí.-
-Oh, no tenías porque explicarme nada, no te preocupes-
-No te expliqué nada, te avisé para que tomes precaución antes de entrar en la cocina y ver el lío que hay.- dijo Harry con un tono de brusquedad.
-bien-

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-Terminé Harry.-
-Perfecto Louis, sígueme-
-¿a dónde?-
-A mi habitación... Allí tengo tu dinero-
-Bien...-
Harry y Louis subieron a la habitación del mayor, el castaño cada vez se sorprendía más y más al ver lo hermosa que era esa casa.
-Toma Louis, espero verte mañana-
-S-si Harry... Pero, esto es más de lo que debería ser mi paga-
-Sí, lo sé. Te lo mereces Louis, haces más de lo necesario aquí.-
-Muchas gracias, lo aprecio-

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Cada vez que visitaba esa casa no le daban ganas de volver a la suya. La casa de Harry era hermosa por todos lados, los pisos, techos, paredes y hasta muebles, pero su casa no era nada que ver. Aquélla pequeña casa con poca luz, las paredes tenían humedad y los techos también. Él no tenía una habitación para cada cosa que se lo ocurriera, él no tenía el baño sumamente lujoso, tampoco tenía todo lo que la casa de Harry sí. Las pocas habitaciones que habían eran súper pequeñas y todo compartido, pero lo que si tenía aquella casa era comodidad; comodidad emocional, familiar, su casa era acogedora y era lo único que necesitaba.

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