-¡Eva es tardísimo! ¡Levantate! ¡Ya!-Gritó mi mamá, subiendo las cortinas y dejando entrar el sol.
Esa mujer está loca, ¿cómo se atreve a despertarme a esta hora?
-¡Mamá, seguro es temprano todavía!-Grité enojada.
-¡¿Temprano?! ¡Son las 8:30 a.m.! Ya tendríamos que haber salido...-Replicó.
Al fin había llegado el día. Hoy era la mudanza. Esperé este día durante mucho tiempo, y nada lo arruinaría.
Durante estas dos semanas, me di cuenta que Leo no era para mí, después de todo lo que me hizo sufrir.
¿Alguien puede creer que me pidió que sea su novia y ese mismo día se besó con otra chica? ¡Y en frente mío!
No creo que haya nadie más caradura. Pero eso no importa, ahora ya no existe para mí. No sé cómo hice para superarlo de esa forma, pero creo que mudarme ayudó mucho. Al menos no tendría que verlo nunca más.Por otro lado, Federico, el novio de Ana, ya se había ido a Francia. Ella había estado muy triste, sería muy difícil verse o visitarse.
Habíamos ido al centro comercial alrededor de quince veces en toda la semana, necesitábamos armar una casa completamente vacía y este era el momento justo para comprar cosas.
Compramos desde servilletas de papel hasta una mesa cuadrada de un color madera claro, junto con las sillas que la acompañaban, obviamente.
Salí de la cama y me dirigí al baño.
Hacía dos días completos que no salía de mi casa porque había estado haciendo valijas, tirando lo que no servía y organizando todo.Bajé y desayuné lo primero que encontré. Una fruta. Sabía que iba a tener hambre durante todo el camino.
Teníamos alrededor de dos horas para llegar a Buenos Aires.Nos encontraríamos con Ana y sus padres en el edificio donde estaba el departamento.
Subí al auto y me dormí escuchando música.-¡Evaaa!-El grito de Ana perforó mis oídos, despertándome. ¡Y eso que tenía los auriculares puestos!-¡¡Ya llegamos!!
-¡Ay me muero!-Exclamé. No puedo creerlo.
Salí rápidamente del auto, enredándome con mis propios pies, y cayendo al suelo.
Al levantar la cabeza, vi a un chico morocho de ojos verdes entrando al gran edificio.-¡Qué belleza de persona!-Grité más fuerte de lo que quería.-Es mío, Ana.-Amenazé viendo sus intenciones.
-No es mi tipo.-Dijo.-Además, yo tengo novio.
Yo crucé los ojos, odiaba cuando presumía a su novio, ya que yo no tengo nada.
Nuestro piso era el 12, bastante alto.
Entramos al departamento B, ¡Dios!Qué belleza.
Era bastante amplio; apenas entrar, estaba el living.
Seguí caminando.
Había una especie de separador y estaba el comedor, con un pequeño balcón.
Regresando al living, en la derecha, había una puerta. Detrás de esa puerta había un pasillo larguísimo.
El pasillo tenía cinco puertas. En la primer puerta a la izquierda estaba la cocina, que también era alargada, con dos mesones y un desayunador, que daba al comedor.
En la segunda división a la derecha había un antebaño, sin puerta, en donde estaba el lavatorio. Después había una puerta, donde estaba el resto del baño.
En la tercer puerta había un dormitorio y en la cuarta estaba la otra habitación.
Eran bastante grandes y exactamente iguales.A la última puerta, la que estaba al medio del pasillo, yo la tomé como una especie de depósito, para guardar todas esas cosas que no sabés dónde poner.
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Confía en mí (Editando)
RomanceEva nunca ha sido muy valiente o al menos nunca había tenido que demostrarlo. Nunca había tenido que atravesar una situación realmente difícil durante toda su vida. Al mudarse de ciudad para estudiar en la universidad conoce a quien pronto se haría...