Narra Eva:
Despertar y ver a Lucas tan dormido y tranquilo a mi lado era una de las mejores sensaciones que había experimentado. Estar así no tenía precio. Ya merecíamos un poco de tranquilidad.
No recordaba cómo terminamos durmiendo en mi cama exactamente, pero eso no era lo que importaba.
Me levanté y lo primero que hice fue lavarme los dientes, iba a morir sino lo hacía. Me dirgí a la cocina para comer algo. Era muy temprano, y usualmente no tenía hambre a esa hora, pero en esa ocasión sí. Por lo que me vestí y bajé a comprar algo para desayunar, porque no había nada decente ahí.
Entré a una panadería. Había un chico dado vuelta al mostrador ordenando mercadería.
-Buen día.-Dije. Éste se dio vuelta y los ojos casi se me salen de la cara. ¿Qué carajo pasa?
-Buen día.-Respondió él.-¿Qué vas a llevar?
-¿Me estás siguiendo?-Pregunté.
-¿Cómo se te ocurre? ¡No!-Respondió sonando obvio.-Decime qué vas a llevar.
Hice mi pedido y Leo obedeció, sin decir otra palabra.
Salí de ese lugar espantada. Este chico me está sacando de órbita. ¡Está todo el tiempo ahí! Esta ciudad tiene algo contra mí, definitivamente. Todos los buenos momentos siempre terminan arruinados.
Entré a mi departamento exaltada. Me asomé en mi habitación, pero Lucas ya no estaba en la cama. ¿Se había ido? ¿Cómo pudo hacer eso?
Lo llamé tres veces y no contestó ninguna. Encima que se va, me ignora. ¡Éste no cambia más!
La puerta del baño se abrió, y Lucas sale semidesnudo, todo húmedo detrás de ésta. Necesito bomberos, mis mejillas están prendidas fuego. ¿Cómo no se me ocurrió buscar ahí? Al darme cuenta de que podría haberlo visto completamente desnudo, casi me pego a mí misma.
-¿A dónde fuiste?-Preguntó con la voz ronca.
-A l-a la pa-naderia...-Cerré mis ojos para no tener que verlo. Podía ver la silueta de su cosa desde donde estaba y él cada vez se me acercaba más. ¡Eso sí que era enorme!
-¿Y qué compraste en la pa-pa-panadería?-Preguntó burlándose.
-No te rías Lucas, estás casi desnudo enfrente mío.-Dije.-Cambiate; ¡ya!
-Ya sé que estoy buenísimo, pero tampoco para tanto, Evita.-Le lancé una mirada de odio.-Me tiré agua encima de toda la ropa, no vas a querer que me enferme, ¿o sí?
-¿Querés desayunar?-Pregunté cambiando de tema. Él me miró sonriendo. Yo sabía que eso era mentira.
-Está bien.-Dijo.-Si vos sos el desayuno, sí.-Susurró.
-Te escuché.-Dije, acercándome.
-Eso quería.-Dijo, mucho más cerca de mí.
Cuando sentí su cuerpo rozar con el mió recordé que no llevaba nada puesto, por lo que casi estaba en contacto directo con... TODO él. Literalmente.
Cerramos el espacio entre nuestros labios y los orangutanes volvieron a arrasar mi estómago.
Entrelacé mis dedos entre sí suavemente detrás de su cuello, mientras Lucas me pegaba más a él de la cintura.Era un momento perfecto, pero mi vida no era perfecta. Por lo que ese momento, tampoco. Alguien tocó el maldito timbre. ¿Qué le pasa a la gente con los timbres, Dios mío?
Fui a abrir ya que Lucas "no tenía" ropa. Detrás de esa puerta había una chica bastante... llamativa. Usaba ropa que no dejaba nada a la imaginación, y estaba tan maquillada que si pasaba mi dedo por su frente, podría dejarle una marca.
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Confía en mí (Editando)
RomanceEva nunca ha sido muy valiente o al menos nunca había tenido que demostrarlo. Nunca había tenido que atravesar una situación realmente difícil durante toda su vida. Al mudarse de ciudad para estudiar en la universidad conoce a quien pronto se haría...