Narra Lucas
Sé que lo que le hice a Eva estuvo muy mal, pero en serio estuve tratando que me perdone. Ella dice que está todo bien, pero yo sé que no es verdad.
Ahora, iba a hablar con ella sinceramente, iba a confesarle todo lo que siento por ella de una forma en la que se lo merezca, y depués iba a preguntarle si quería intentarlo conmigo.
Compré la comida que le había prometido, junto con bombones de chocolate. Y sí, también compré flores. Ya sé que es algo... cursi. Pero todo para que me perdone. Yo no soy tan así.
Llegué a su departamento, y depués de estacionar el auto, tomé el ascensor. Antes de tocar la puerta, pensé bien mis palabras, aunque no es que no las hubiera estado pensando durante todo el día.
Por fin me decidí y toqué la maldita puerta.
Eva abrió a los pocos segundos, ofreciéndome una sonrisa. Si supiera lo que le haría cuando pone esa sonrisa... Controlate, Lucas.
-Hola.-Dijo.
-Hola.-Respondí.-Antes de que digas nada, tengo que decirte algo, muy importante.
-Te escucho.-Ella sonrió y me miró directo a los ojos. Sin apartar la mirada, empecé a hablar.
-Sé que estuve mal. Muy mal.-Reí sin humor.-Pero en serio, no sé qué más hacer para que me perdones del todo. Porque sé que ahora no es todo como era antes de lo que pasó, de lo que hice. Y entonces, te voy a confesar algo que tendría que haberte dicho hace muchísimo tiempo.-Ella sólo me miraba, veía amor y sinceridad en sus ojos. Me estaba entendiendo. Entonces, continué.-Te quiero, más que a nada. Yo sé que no tengo derecho a decirte esto ahora, pero quiero estar con vos. No tenés una idea lo que me cambiaste, lo que me hiciste quererte. Y lo que me hiciste odiarme a mí mismo por todo lo que te hice. Perdón.-Dije finalmente, dándole los chocolates y depués las flores.-Te quiero mucho, Evita.
Ella sólo me miraba. Me miraba sin decirme nada y eso me deseperaba. No sabía si era bueno o malo, pero sólo nos mirábamos.
Eva se acercó más a mí y agarró los chocolates, y depués las flores.
-Gracias.-Dijo con una sonrisa mientras los dejaba sobre la mesa.-Yo también te quiero.-Dijo, abrazándome. Yo la rodeé con mis brazos, presionando su cabeza contra mi hombro.
-Entonces, ¿me perdonás?-Dije, apenas separándome de ella.
-Sí, te perdono.-Dijo sonriendo.
La agarré por la cintura y la levanté en un abrazo.
-Te quiero mucho, Evita.-Repetí.
-Yo también te quiero.-Dijo, sonrojándose.
Ella nunca se sonrojaba, ¿por qué lo hacía ahora?
-Pero quiero que seamos amigos por ahora.-Dijo.-Nada de... ya sabés.
-Voy a hacer lo que pueda.-Respondí.
Si me sonreía así una vez más juro que esto no iba a terminar bien.
-¿Comemos?-Preguntó, acercándose a la bolsa que tenía en mis manos.
-Traje hamburguesas.-Y ella sonrió.
Entonces pusimos la mesa rápidamente y nos sentamos a comer.
Lo veía y no lo creía. ¿Cómo puede entrar tanta comida dentro de ese cuerpo?
-No me mires de esa forma. Vas a tener que acostumbrarte, siempre como así.-Dijo sonriendo.-A parte, ya te lo había dicho.
Yo solté una carcajada.
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Confía en mí (Editando)
RomanceEva nunca ha sido muy valiente o al menos nunca había tenido que demostrarlo. Nunca había tenido que atravesar una situación realmente difícil durante toda su vida. Al mudarse de ciudad para estudiar en la universidad conoce a quien pronto se haría...