-Lucas dejé mi celular en tu casa.
-No hay problema, ahora vamos y después te llevo.
Lucas vivía en la otra punta de la ciudad, y hacerlo desviar tanto me incomodaba, pero él insistió.
Subimos a la moto, llegamos a su casa y entramos.
Prendí la luz y fui directo al sillón. Estaba ahí, tenía más de 10 llamadas perdidas y un montón de mensajes de Ana.
-Bueno Lucas, gracias por el día, la pasé re bien...
-No es nada, yo también la pasé bien.
Se hizo un silencio incómodo que Lucas pudo romper fácilmente. Amaba que nunca había silencios cuando estaba con él. Lo pude notar en el poco tiempo que estuve con él.
-¿Te llevo?
-No, me tomo un taxi, ya es tarde.
-Por eso, no quiero que vayas sola, yo te llevo.
-Lucas no quiero molestarte en serio.
-No. Yo te voy a llevar.
-Sos porfiado... me llevaste a todos lados, en serio, gracias. Pero no quiero aprovecharme.
-Eva, te estoy obligando a que te lleve, no te estás aprovechando.
Me sonrojé. Él lo notó, y expresó una media sonrisa.
-Te voy a llevar yo.
Terminé por acceder.
Estábamos saliendo del departamento cuando se cortó la luz y quedamos a oscuras.-Volvamos adentro.-Dijo Lucas.-Es un apagón general, estaba anunciado.
Estabamos entrando cuando me tropecé con mis propios pies y me caí, literalmente, encima de Lucas.
-Esto de caerte te pasa muy seguido, ¿no?-Preguntó aún sosteniéndome.
-Sí... me caigo seguido, pero si me agarr...-Me callé la boca cuando me di cuenta de lo que estaba por decir.
Mierda, qué vergüenza. La había cagado. ¿Cómo me sale tan bien eso?Nos quedamos en silencio, escuchando sólo las respiraciones del otro. Estaba transpirando.
Lucas se reincorporó y me rodeó por los hombros hasta llegar adentro.
Prendió una luz de emergencia y pude ver medianamente.El vidrio de la ventana del balcón tembló, seguido de un trueno.
Me sobresalté y me puse pálida. Me estaba cambiando mucho de color la cara últimamente.
Entró un viento frío por la parte de abajo de la puerta y la lluvia (o dígase mejor diluvio), no tardó en aparecer.
Lucas volvió de la cocina y se sentó en el suelo, apoyándose en el sillón. Tenía dos tazas de café en la mano.
Me senté a su lado y agarré una de las tazas.-Te vas a tener que quedar...-Dijo riendo. Se le notaba el cansancio en los ojos.
-Parece que sí...
Él abrió apenas la boca, con la intención de decir algo, pero no dijo nada.
-¿Qué me ibas a decir?-Pregunté.
-Bueno.-Hizo una pausa y respiró profundo.-¿Tenés novio?
Eso fue muy directo. Demasiado. Sonreí.
-No, no tengo novio. ¿Y... ?
-No, yo tampoco tengo novia.-Dijo,sin necesidad de escuchar la pregunta completa.
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Confía en mí (Editando)
RomanceEva nunca ha sido muy valiente o al menos nunca había tenido que demostrarlo. Nunca había tenido que atravesar una situación realmente difícil durante toda su vida. Al mudarse de ciudad para estudiar en la universidad conoce a quien pronto se haría...