Dos. Dos semanas habían pasado desde que Ana había desaparecido.
Nosotros ya habíamos hecho la denuncia, habíamos hablado con sus padres y les habíamos explicado todo.
Obviamente la policía no había hecho nada, nunca hace nada. No entendían lo que significaba que una chica desapreció de la nada; no me gusta pensar en esto, pero podría ser un secuestro o un asesinato. Ya no sé ni qué pensar. La esperanza me abandonó hace mucho tiempo, porque no encontraba explicación alguna a todo lo que estaba pasando.
Seguí yendo a la universidad, la pasaba mal ahí, pero tenía que hacer el esfuerzo e ir; aunque era lo que menos quería en ese momento.
Marcos tenía sus días. A veces era optimista, creía que todo iba a salir bien. Pero había otros en los que no la pasaba para nada bien, tomaba hasta casi ni existir. En una de esas, Lucas y yo lo encontramos con droga en su departamento.Lo primero que hicimos fue sacar esa mierda de sus manos y hacerlo entrar en razón.
Con Lucas había estado todo bien, él me había apoyado mucho, ya que estaba casi sola en esta ciudad enorme, aunque no lo había perdonado del todo, todavía me dolía lo que me había hecho.Me levanté de la cama, perdida en mis pensamientos cuando sonó el celular. Los últimos días había estado muy pendiente de él, tal vez era la policía, diciendo que habían encontrado a Ana. Pero no, quien llamaba era Benjamín, justo lo que necesitaba.
-Hola.-Atendí. No iba a fingir estar bien. No con él.
-Hola.-Respondió.-Ya sé todo.-Dijo suspirando.-Abrime, estoy abajo.
Por esto y por muchísimas cosas más es que lo amo. No puedo creer que haya venido hasta acá, sólo para estar conmigo.
Apreté un botón para abrir la puerta de abajo y él dijo que estaba subiendo.Me lavé rápidamente los dientes.
Tres golpes en la puerta sonaron, y en ese momento sentí algo que no sentí nunca en las últimas dos semanas: felicidad.
Corrí a abrir la puerta, con una remera larga y medias.La sonrisa de Benjamín envolvió mis ojos y yo me tiré encima de él, abrazándolo.
-¡No sabés lo que te extrañé!-Chillé.
-¡Yo también te extrañé mucho, enana!-Exclamó, abrazándome más fuerte.
Estaba literalmente colgada de él, con mis piernas alrededor de su cintura, pero no de una forma romántica, más bien parecía un mono colgado a un árbol.
Ambos entramos al departamento y nos sentamos en el sillón.-¿Cómo estás?-Preguntó. Sus ojos celestes me miraban con cariño, entendiendo por todo lo que había estado pasando.
-Más o menos.-Dije con una sonrisa triste.-Tengo muy pocas esperanzas de que la policía haga algo... no me quiero ilusionar para que después... bueno, mejor no pensar en eso.
Él me miró sonriendo, transmitiéndome su apoyo en todo esto.
-Podés contar conmigo para lo que necesites.-Dijo suave. Yo sólo asentí.-¿Te parece si hablamos de otras cosas, así te olvidás un poco de todo esto?-Preguntó.
No veía la hora de que alguien me hable de otra cosa. Era siempre recordar lo mismo, al final terminaba deprimiéndome más.
-¿Quién es Lucas?-Preguntó.-La última vez que hablamos parecía... enojado.
-Lucas es un chico que conocí apenas llegué. Es el mejor amigo de Marcos... ah cierto, Marcos vive enfrente...-Dije.
-¡¿Marcos está enfrente?!-Exclamó.
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Confía en mí (Editando)
RomanceEva nunca ha sido muy valiente o al menos nunca había tenido que demostrarlo. Nunca había tenido que atravesar una situación realmente difícil durante toda su vida. Al mudarse de ciudad para estudiar en la universidad conoce a quien pronto se haría...