Capítulo I: Capa de invisibilidad.

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Sirius contemplaba las cortinas que ocultaban su cama, que lo ocultaban a él. No podía dormir a pesar de ser la una de la mañana. Llevaba un tiempo durmiendo apenas tres horas por noche, teniendo pesadillas reiteradamente. Esa noche solo podía pensar en salir de aquella habitación y hacer algo que le subiera el ánimo.
Quizá alguna broma que al día siguiente creara el caos en el colegio. Algo. Se levantó y fue hasta la cama de James, el cuál ya llevaba rato durmiendo.

"Prongs" susurró moviéndole ligeramente el hombro "hey, despierta". El otro se movió para mirar a Sirius por encima del hombro, ya que le daba la espalda.

"¿Qué pasa?"

"No puedo dormir, ¿nos damos una vuelta?"

James resopló y se lo pensó por un momento. "Paso, mañana tenemos que madrugar y tengo sueño" Sirius iba a insistir pero sabía que si James decía que no, no había nada que hacer. Muchas noches lo había arrastrado con él con la excusa de que un buen amigo no deja solo al otro, pero sabía que tampoco podía dejar a su amigo sin dormir. Al menos no todas las noches.

"Coge la capa y ve tú solo", acto seguido se hundió mas en la cama intentando volver a dormir.

Sabía que preguntarle a Remus sería una pérdida de tiempo, e incluso le soltaría algún sermón sobre el incumplimiento de las normas y todas esas cosas que realmente no le importaban. Sirius cogió la capa que estaba en el baúl de James, se la puso por encima y salió de la habitación procurando no hacer ruido.

Al salir por el retrato de la señora Gorda se fue primero a las cocinas. Los elfos estarían durmiendo y no lo atosigarían para que comiera todo lo que ellos le ofrecían.

Todo estaba tan silencioso por los pasillos que lo único que se podía escuchar eran sus pisadas. Después de un buen rato se dirigió a los baños.

Cuando estaba a punto de tocar el pomo de la puerta, escuchó un ruido proveniente de dentro. Un ruido seco, como si algo se hubiera roto. Con una mano cogió su varita y cuando iba a entra la puerta se abrió rápidamente, saliendo un chico de su propia casa, de Gryffindor, y si no fuera porque Sirius se apartó rápidamente de la puerta, este habría chocado con él.
Cuando este salió solo pudo ver la sonrisa del chico. No sabía su nombre, pero evidentemente lo conocía de vista. Una vez este desapareció por el pasillo, Sirius entró al baño para ver qué había hecho allí.

Lo primero que vio es que uno de los enormes espejos estaba roto y por el suelo se esparcían pequeños trozos de cristales. Al escuchar un ruido giró un poco la cabeza y vio a un chico sentado en el suelo. No podía ser, conocía de sobra a esa persona. Su pelo por detrás era inconfundible. James y él lo reconocerían hasta con los ojos cerrados si hiciera falta.
Cuando este se levantó pudo verle la cara. Era Snape. Tenía el labio inferior partido y de su mano derecha goteaba sangre. Supo que era de él mismo cuando este se acercó al lavabo, abrió el grifo y metió la mano debajo, viendo a través del espejo la mueca de dolor de Snape. Sirius se escondió un poco, se quitó la capa y salió frente al otro.

"Vaya vaya, al parecer Snivellus se ha metido en una pelea" Severus lo miró a través del espejo y Sirius sintió odio en su mirada. Sonrío y se acercó un poco al Slytherin.

"Cállate, Black" el tono despectivo de su voz hizo que Sirius sonriera mas abiertamente. Severus cogió papel para secarse las manos y para cubrirse el corte de una de ellas. El escozor que sintió le hizo cerrar los ojos unos segundos.

"Y, ¿qué ha pasado? "El de ojos grises dio unos cuantos pasos mas sonriendo, aunque aún se encontraba a unos metros de distancia del otro.

"A ti qué te importa" Snape lo miró a los ojos y se apartó un poco el pelo que le tapaba la cara. El baño se sumió en un silencio sepulcral. Sirius iba a contestar pero de pronto se escucharon pasos por el pasillo. La voz de Minerva se distinguía claramente. Y cada vez se escuchaba mas cerca, era cuestión de segundos que los pillaran allí y Sirius no podía permitirse perder mas puntos de Gryffindor, ya que dos días antes por una broma que para él era inocente, le quitaron 10. Las miradas de Severus y la suya de conectaron unos segundos.

La puerta se volvió a abrir, dando paso efectivamente a Minerva, que tenía los ojos hinchados, seguramente porque la acababan de despertar, y al Gryffindor que había golpeado a Snape. El chico abrió mucho los ojos al ver que el Slytherin no estaba en el baño, al ver que no había nadie allí y que lo único fuera de lo común era el espejo roto.

"Le juro que Snape estaba aquí" Minerva lo fulminó con la mirada y buscó dentro de los aseos individuales. No había ni rastro de Snape y la cara del Gryffindor se torno un tanto blanquecina.

Justo donde anteriormente estaba Snape en el suelo, ahora se encontraban Sirius y él mismo. El Slytherin estaba con la espalda apoyada en la pared y Sirius se encontrada frente a él, cubriéndolos con la capa de invisibilidad. Snape acababa de descubrir que gracias a aquella capa ahora podía entender muchas cosas. Él sabía que el cuarteto se solía escapar pero no lograba saber cómo lo hacían sin ser vistos. Aquella capa era la respuesta. Intentó alejar a Sirius un poco de su cuerpo, ya que para cubrirlos a ambos el de ojos grises había acortado bastante la distancia. Pero este, no solo no se alejó, sino que juntó aún mas su cuerpo al del otro, sabiendo que aquello estaba incomodando al mas bajo. Molestar a Snape era uno de sus pasatiempos favoritos. Si le pagaran por ello su fortuna sería el triple que la su propia familia, que ya es decir.

"Black..." gruñó Severus en señal de protesta por la cercanía pero el otro no se inmutó. Sirius se cubrió la boca  para que se callase o los pillarían. Y sería muy extraño que los pillaran en aquella situación.

Sirius escuchaba la voz de la profesora Minerva enfadada como si fueran susurros apenas audibles. Se quedó mirando fijamente a Snape. La poca luz que traspasaba la capa de invisibilidad no impedía que se pudieran ver. No entendía el por qué estaba ayudando a su enemigo a esconderse pero lo estaba haciendo.
Quizá había sido un acto reflejo. El de Slytherin podría decir que Black estaba rondando el castillo y ya estaría jodido. Irían a buscarlo, verían que no estaba en su cama y adiós puntos y hola castigo.

Volvió a la realidad cuando empezó a notar que el otro se estaba poniendo nervioso. Entonces entendió por qué. Minerva comenzó a recorrer aquel baño por segunda vez, intentando encontrar algún rastro de Severus.
Cada vez estaba mas cerca de ellos y Black se pegó un poco más al mas bajo, como si se hubiera olvidado del cuerpo que tenía delante y pretendiera fundirse con la pared para no ser descubierto.

La situación era igual de extraña para ambos. Estar tan pegado físicamente a tu enemigo no es lo normal. De hecho, Sirius no recordaba ninguna situación en la que estuviera a menos de dos metros de Severus, a excepción obviamente de cuando le hacían alguna broma. Y aunque aquello no le estaba causando ningún tipo de asco o arcadas, como pensaba desde hacía años, tampoco le resultaba especialmente cómodo.

En un momento dado hubo contacto visual entre ambos. Severus apartó primero la vista algo incomodo. Se escuchaba a Minerva discutir con el chico de Gryffindor y cómo le restaba 20 puntos por estar deambulando por el castillo y despertarla diciendo que Snape había roto aquel espejo.

Sirius se apartó de Snape en cuanto escuchó irse a los otros dos del baño.

"Suéltalo. Qué ha pasado con ese tipo" preguntó Sirius mirando por un segundo el espejo roto y después a él.

"Nada" soltó Severus con un tono tan bajo que apenas pudo oírse. Pero a oídos de Sirius sonó como con ese asco con el que siempre se dirigía hacía él y sus amigos. Obviamente algo había pasado allí, un espejo roto y un Severus con heridas lo afirmaba, pero tampoco podía obligarlo a hablar, no eran amigos ni mucho menos además, él mismo le había hecho miles de cosas peores y delante de todo el Hogwarts. Decidió dejar el tema ahí.

"Más te vale no decir nada de la capa" le advirtió el de ojos grises, mirándolo fijamente. Sabía que mostrarle ese secreto a su enemigo no había sido una de sus ideas mas brillantes, pero ya no había vuelta atrás.

Severus solo gruñó en señal de respuesta y se marchó del baño, sin darle tiempo al otro para poder replicarle y exigirle una respuesta mas clara. Un presentimiento le decía que ningún profesor sabría nada de la capa, pero que él mismo había cavado su propia tumba y la de sus amigos. Ahora Severus sabía cómo lograban salir del Castillo.

Sin más decidió volver a su habitación, no sabía qué hora era pero ya había tenido bastante emoción por aquella noche, si es que se le podía decir así, y necesitaba tumbarse en su cama. Qué ironía, ¿no?, hacía un rato solo quería salir de aquella habitación y ahora solo quería tumbarse en su cómoda cama y quedarse allí hasta lograr dormir una o dos horas.

Anti TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora