Capítulo XXII: Perro.

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Primero, decir que lo de que no os dejaba leer el capítulo es porque le di a subir sin querer cuando estaba escribiéndolo y obviamente lo borré al instante, pero ya os salía a todos la notificación. Perdón por eso.
Y segundo, ya tengo pensados más o menos los capítulos que quedan para que se termine esta historia y son 13, 15 como mucho. Pretendo que acabe como muy tarde en agosto, así que me pondré las pilas con las actualizaciones.
Ahora sí, os dejo que leáis. Un abrazo enorme a todos los que seguís por aquí porque se agradece un montón.

No podía ser real. Hacia semanas que creía haberle dejado más que claro a Jones que no lo quería cerca de Severus, que si lo veía pobre de él y el tipo estaba allí, al final de la biblioteca acorralando al menor. Si es que él trataba de vivir tranquilo, en paz con el mundo, relajadamente feliz pero claro, si aparecía gente como ese gilipollas pues toda la calma que llevaba semanas acumulando se esfumaba en cuestión de segundos.

Y no es que estuviera celoso, no creía en esas mierdas enfermizas, es que el tipo ese había acosado y golpeado a Severus e incluso había tratado de que él, Sirius, se le uniera así porque sí para hacerle más daño.

Cerró los ojos unos segundos respirando profundamente y esperando que la paciencia que había desaparecido segundos atrás volviera de nuevo. Cuando se dio cuenta de que jamás sucedería, se acercó y se situó detrás de la espalda del gryffindor.

Severus levantó la vista del rostro del que lo tenía acorralado y este se giró con el ceño fruncido. Por su cara pudo cerciorarse de que lo último que esperaba era verlo detrás suyo.

-Pensaba que todo había quedado claro entre nosotros, no sé qué parte no entendiste de "si te acercas a Severus, te mato".

-No es lo que parece.

-Vamos a ver, ¿eres masoca o directamente gilipollas?

-Sirius...- la voz suave y aterciopelada de Severus le hizo desviar la mirada de los ojos oscuros del gryffindor -vamos fuera- el menor salió de detrás de Jones y tiró levemente de su brazo.

-¿Te ha hecho algo?- le preguntó bajando el tono a Severus mientras se acercaba a él.

-No, no ha pasado nada- y solo bastó verle la cara más blanca de lo normal y el tono de voz algo tembloroso para saber que aquello no era cierto, que algo le había dicho o hecho pero que el menor prefiriera no decirle nada para que no la liara en la biblioteca.

Se acercó más a su cara y estando a penas a unos centímetros de su boca susurró mirando a Jones.

-Espera un momento- se acercó a este viendo como trataba de aparentar seguridad en si mismo, como si no le acojonara el verlo acercarse hacia él con cara de querer descuartizarlo lenta y dolorosamente -tienes suerte de que Severus esté aquí, pero como te vea por cualquier pasillo o por la sala común... pobre de ti. No me toques los cojones, Jones, mi paciencia no es infinita y estás cruzando la línea.

-No le he hecho nada, no sé por qué te pones así cuando eres el primero que- y no le dejó terminar la frase porque para ese momento había estrellado su puño contra la mejilla del otro. Y si a él le había dolido, no podía imaginar lo que le habría dolido a Jones, y más al ver que perdió el equilibrio y no cayó al suelo de milagro.

-Este es el segundo aviso, no quieras saber como sería el tercero- sí, aquello era una amenaza y no, no se sentía mal por haberle pegado.

Cierto es que había tratado de controlarse, en su momento le advirtió que no se acercara, lo había dejado muy claro pero al parecer no lo suficiente como para que dejara tranquilo a Severus. Resopló, y mientras Severus lo empujaba del brazo para salir de la biblioteca antes de que alguien se diera cuenta de lo que acababa de suceder y de que Jones tenía el labio partido y estaba sentado en el suelo del impacto, le miró por última vez con todo el odio y asco que podía sentir en ese momento.

Anti TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora