Capítulo XV: Tenemos que hablar.

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A la mañana siguiente decidió no bajar al gran comedor hasta la hora de la comida. Sí, había preferido morirse de hambre a encontrarse con Severus. Estaba claro que maduro, lo que se dice maduro, no era.

Bastante que había podido dormir tres horas después de tirarse toda la noche pensando en lo sucedido. Y no sabía que era peor, si no dormir como llevaba días y días porque no sabía qué le estaba pasando con Snape o no dormir porque al fin se había dado cuenta de lo que le estaba pasando.

Oficialmente le atraía Snape, y darse cuenta de ello no había resultado para nada sencillo. Llevaba tres meses trabajando para el menor y ahora sentía algo por él.
No era amor. Ni siquiera le gustaba como tal, pero se conocía a sí mismo y estaba lo suficientemente interesado en él como para saber que podía llegar a gustarle y mucho. Y le resultaba curioso a la vez que acojonante.

Y, ¿Snape qué sentía? Porque no sólo se había dejado besar por él, no, es que también había correspondido el beso y eso debía significar algo. Joder, que se besaron de forma tan caliente que de sólo recordarlo quería volver a hacerlo. ¿Qué narices estaba haciendo Snape con su razonamiento?

No lo pensó más y decidió bajar a quitarse las dudas. Porque sí, ultimamente pasaba de tomar una decisión a toda la contraria en cuestión de minutos. Había tirado la toalla consigo mismo porque no se entendía.

Cuando llegó al Gran Comedor lo primero que hizo fue buscarlo con la mirada. Allí estaba, como no, en la mesa de Slytherin junto a otros escasas siete personas de esa casa de Hogwarts.

Le dio totalmente igual no sólo el que no fuera su mesa, sino además el que fuera la mesa de los Slytherin, y se sentó junto a Snape, con este sorprendido de verlo allí.

-¿Qué haces?

-Tenemos que hablar- la cara que puso Snape de no entender nada le hizo hasta gracia.

-¿De qué?- no estaba para tonterías. El tema era lo suficientemente serio como para llegar a darle igual el que lo vieran sentado allí, hablando como si nada con Severus. 

-¿En serio me lo estás preguntando?- que el menor no era precisamente tonto, sabía de sobra a qué se estaba refiriendo, sólo que quería evitar el tema, estaba claro.

-No hace falta hablar de eso- nada más decir aquello continuó comiendo, haciendo como si estuviera sólo en aquella mesa. Como le jodía. Encima que le había echado huevos al asunto va Snape y hace como si el beso hubiera sido tan insignificante como beber agua. Pues no.

-Sí hace falta- ¿es que cómo que no hacía falta? Se habían besado. Los dos. Fue algo mutuo. Tenían que hablar del tema sí o sí -Tú también me besaste.

-Fue un acto reflejo, Black- el menor dejó el tenedor sobre la mesa y suspiró -No me lo recuerdes o vomitaré la comida.

-¿Acto reflejo?- se acercó hasta quedar a un palmo de su cara -yo no beso a mi peor enemigo por un "acto reflejo". Y menos todavía con lengua, no sé tú.

-¿A dónde quieres llegar con eso? Porque es la segunda vez que TÚ me besas ¿entonces qué?

Touché. Era cierto. Él mismo acababa de dejar claro que si lo besó fue por algo. Que había alguna intención. La misma intención que estaba intentando que saliera de la boca de Severus pero que no le estaba resultando nada fácil.

-No le des la vuelta a la situación y contéstame- le quitó el tenedor de la mano y lo dejó en la mesa sin ningún cuidado.

-¿Qué quieres? ¿qué te diga que me encantó o algo por el estilo? ¿qué me gustas? ¿o qué esperaré por ti toda la vida?

Anti TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora