Capítulo IV: Venganza.

16.4K 1.7K 626
                                    

Aquella noche durmió de bien como hacía meses que no lo hacía. Toda la mañana estuvo con los otros tres en Hogsmeade. El frío de finales de noviembre era plenamente notorio. Aún no nevaba pero esa mañana estaba chispeando y se encontraban dentro de Las Tres Escobas.

“Aquí hay demasiada gente, ¿salimos?”

“Remus, está lloviendo”

“Vamos James, es solo lluvia” el de ojos grises lo miró sonriendo “o tal vez… puede que alguien quiera estar guapo para una cita”

“¿Tienes una cita?”

“No es una cita, Peter, al menos no técnicamente”

“¿No técnicamente?” Remus sentía intriga.

“Es una cita solo que Lily aún no lo sabe” se encogió de hombros y le dió un tragó a su cerveza de mantequilla.

“Me estoy perdiendo” soltó el licántropo resignado.

“Hemos quedado para comprar unas cosas, pero después la voy a llevar a dar una vuelta y a Madame Pudipié”

“Ahí está tu cita-no-cita, suerte y sobretodo no la cages” Sirius le dio unas palmaditas en la espalda.

“¿Me veo bien?” Preguntó colocándose bien el abrigo.

Los tres asintieron sonriendo por lo nervioso que se veía el de gafas. Llevaba tanto tiempo detrás de Lily que parecía mentira que al final fueran a tener una cita, aunque esta todavía no supiera de la totalidad de la misma.

“¿No querías salir?” le preguntó Sirius a Remus mientras bebía ron de grosella.

“Sí sí, quiero ir a Honeydukes a comprar unos chocolates nuevos”
Peter y Sirius se miraron negando con la cabeza. No entendía el por qué al castaño le gustaba tanto el chocolate, pues él mismo no era muy devoto de los dulces.

De camino a la tienda de dulces, Sirius vio a Snape junto a un rubio platino que conocía de sobra. Lucius Malfoy, un sangre pura engreído que no soportaba a los mestizos ni a los nacidos de muggles. Lucius hacía años que había dejado Hogwarts y se había casado con su prima Narcissa Black.
Les dijo a Remus y Peter que se adelantaran y que en unos minutos iría con ellos. Decidió seguir a los Slytherin ya que tenía un presentimiento de que aquello no era buena señal. Los siguió hasta alejarse mas del pueblo, camino de la Casa de los Gritos.

Pudo ver cómo los otros dos se pararon en seco cerca de la gran casa y pensó que tal vez lo habían descubierto, pero sé dió cuenta de que no era así cuando se aparecieron delante de ellos otras dos personas. Una era su prima Bellatrix y la otra un tipo que no conocía. Aquello parecía ser la reunión de las personas que no soportaba, solo faltaba su madre.
Bellatrix le dió algo que no pudo ver a Severus y lo apuntó con la varita.
Cuando Sirius dió un paso a un lado para poder ver mejor, pisó una gran rama que se rompió, formando un ruido estrepitoso que juraría había hecho eco.

“Joder, joder y joder” susurró, sabía que la había cagado y no había vuelta atrás. Correr no era una opción, aparecerse tampoco y morir menos todavía. Solo tenía una opción, y era cambiar a su forma animal y esperar que lo dejaran tranquilo.

Escuchaba las pisadas y la risa de su prima acercándose hacía donde él estaba. Por muy valiente que fuera, sabía que si lo atacaban, estaba perdido. Jodido. Y muerto. Muy muerto. De repente Bellatrix lo vio y sonriendo malevolamente lo apuntó con su varita.

“Pero mira qué tenemos por aquí, un sucio y asqueroso chucho” con la varita le hizo una seña para que saliera ante los demás, lo cuál hizo lentamente con cautela.

“Si vas a matarlo hazlo ya, que este lugar apesta” espetó el desconocido.

“¡Cállate!” el grito de la morena se escuchó tan agudo que le resultó mas que molesto.

“Espera” la voz de Snape los interrumpió y avanzó hasta situarse enfrente de él, l oque le hizo levantar ligeramente la cabeza y mirarlo a los ojos “Creo que ya lo he visto antes” susurró agachándose y situándose mas cerca del perro “En el bosque prohibido, con Regulus”

Anti TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora