Capítulo XXVIII: Paralizado.

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No sé si alguien seguirá por aquí después de tanto tiempo pero si es así, espero que todxs estéis bien. Lo que sucede en este capítulo es algo que tenía en mente desde el primer momento que pensé en escribir esta historia aunque sé que no será del agrado de todxs. Os leo en comentarios. Cualquier opinión es válida desde el respeto y la coherencia.
Un capítulo más es un capítulo menos para terminar Anti Tú (llegué a plantearme dejarlo oficialmente en hiatus pero me prometí terminarlo y lo haré).
Espero que os guste. Un abrazo.

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Peter se levantó del suelo aún sin mirar a los tipos, sus ojos fijos en el suelo. Sirius lo conocía, sabía de sobra que su amigo debía estar muerto de miedo. Uno de esos tipos se acercó a Peter quitándose la capucha. Ese cabello largo y casi blanquecino. Lucius Malfoy. Una ola de odio atravesando su propio cuerpo. Los Malfoy eran detestables. Amigos incondicionales de sus propios padres.

-¿Ese no es Malfoy?- preguntó James por lo bajo.

-Sí, y ese otro es Greyback, las sanguijuelas juntan- escupió Sirius.

Odiaba al hombre lobo. El que hizo que la vida de Remus cambiara de la noche a la mañana.

Greyback apuntó a Peter con su varita y Peter se dejó caer al suelo asustado, tratando de cubrirse la cabeza suplicando que no le hicieran nada.

-Solo tenías que traerlo, sucia rata- gritó el hombre lobo.

-L-lo he intentado, juro que lo he intentado.

-Al señor no le hará gracia saber que no lo has conseguido, Pettigrew- Lucius se alejó un poco de Peter, negando con la cabeza.

-Por favor, p-por favor, dadme unos días, puedo convencerlo, por favor- Peter se dejó caer completamente en el suelo.

-Mira cómo suplica la rata- Greyback le dio una patada en el hombro y Peter gritó de dolor.

-Eres tan cobarde... tienes suerte de que aún seas útil para el señor porque si no te mataría aquí mismo- gritó una voz femenina con rabia.

-Podríamos jugar un poco- sugirió Greyback apuntando con su varita a Peter. Este se arrastró por el suelo, alejándose negando con la cabeza.

-No, por f-favor, eso no- Sirius podía notar el miedo en el rostro de su amigo.

No entendía que estaba sucediendo y James debía estar en la misma situación, al menos su cara reflejaba incertidumbre.

¿Eran mortifagos? Ninguno dijo expresamente el nombre del señor del que hablaban pero todo encajaba. Lo que no entendía era qué hacía Peter allí, con ellos, por qué los había llevado hasta allí y por qué o cómo los había conocido. Habían hablado de una misión, de que Peter debía convencer a alguien.

¿Peter era un mortifago?

No podía ser, Peter jamás se uniría a ellos, ¿no?

Un grito de dolor lo hizo estremecer. Una luz roja salía de la varita de Greyback directamente sobre Peter, el cual se retorcia en el suelo. Risas provenientes de los encapuchados, de los mortifagos. La maldición cruciatus. Los gritos de Peter resonando en el bosque.

Sirius y James se miraron entre sí y ambos salieron corriendo hacia donde estaba su amigo en el suelo, apuntando a los mortífagos.

Aún no lograba entender qué estaba sucediendo, no había ningún tipo de explicación pero Peter era su amigo, uno de los merodeadores, no podían verlo ser torturado. Había leído que esa maldiciones se sentía como cuchillos candentes atravesaran la piel sin descanso. Un dolor inimaginable.

Anti TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora