Capítulo XXIII: Mírame.

20.9K 1.2K 591
                                    

Si alguien no se siente cómoda/o leyendo escenas sexuales explícitas puede saltarse esa parte sin ningún problema. Por lo demás, espero que os guste el capítulo y que lo disfrutéis.

Se levantó quitándose la corbata y se acercó a Severus para besarlo. Profunda y lentamente, mostrándole lo mucho que lo deseaba y anhelaba.
Fue dejándose caer sobre el menor con cuidado, terminando ambos tumbados en la cama, él encima de Severus. Deslizó sus manos por la mejilla y cuello del otro apenas rozando su piel, creando pequeños escalofríos en el de piel cetrina hasta que llegó al borde del cuello de la camisa, comenzando a desabrochar los botones.
Se sentó sobre su pelvis para poder verle el pecho desnudo, su blanca piel prácticamente relucía conforme terminaba de abrirle la camisa. Le miró a los ojos y le sonrió.

-Eres precioso- susurró deslizando con lentitud los dedos desde sus clavículas hasta su ombligo.

-Sirius...-las manos del menor trataron de cerrar un poco la camisa pero no se lo permitió. Ya bastaba de sentir vergüenza. Le gusta verlo, lo disfrutaba de sobremanera.

-¿Te lo voy a tener que repetir cada vez que te desnude? No te tapes.

Se acercó de nuevo a sus labios y lo volvió a besar. A devorar. Mordió su labio inferior y cuando el menor abrió la boca sus lenguas entraron en contacto. Merlín. Le encanta. Adoraba besarlo. Sentirlo excitado sabiendo que había sido él el causante de las mejillas acaloradas y ligeramente ruborizadas que se dibujaban en el menor.
Este comenzó a desabrocharle la camisa a él aunque le costó un poco más. Sonrió rompiendo el beso y se puso a su lado en la cama.

-Ven aquí- se palmeó los muslos para que se subiera encima suya. Severus colocó los muslos a cada lado de su cadera y se sentó sobre él. Lo acercó por la nuca para empezar a besarlo otra vez, pero de manera más ruda. Salvaje. Le terminó de quitar la camisa y puso las manos en las caderas del Slytherin, haciendo presión para que las moviera. La fricción que sintió fue brutal. Ambos estaban excitados y el simple roce era demasiado placentero.

Severus le deslizó la camisa con cuidado, pasando sus delgadas manos por sus hombros y brazos algo marcados. Luego, le tocó el pecho, y el abdomen. Ambas miradas se conectaron y le sonrió para transmitirle algo de seguridad. Y entonces sintió que las delgadas manos del menor le desabrocharon el cinturón y el pantalón.
Echó la cabeza para atrás, dejando que hiciera lo que quisiera con él en ese momento y más si esa fría mano se introducía en su ropa interior y le acariciaba como estaba haciendo. El contraste de temperatura se sintió demasiado bien. Y el movimiento de la mano del menor sobre su polla aún más. Joder.

Cuando se dio cuenta que la mirada de Severus estaba fija en su entrepierna, con las pupilas totalmente dilatadas y un brillo especial, acercó una mano hasta su cara y le presionó el labio inferior con el pulgar, notando la humedad del mismo y llamando la atención del otro.

-Vamos, hazlo- Severus lo miró algo intrigado, como no entendiendo del todo a que se refería y no pudo evitar sonreírle -quieres chupármela y yo también lo quiero. No me hagas esperar más.

Se dejó caer un poco para atrás, hasta apoyar los codos sobre la cama para poder ver como Severus se la chupaba porque sabía que lo haría en unos segundos. Ambos lo estaban deseando.

Y así fue, el menor se levantó de su regazo, se puso de rodillas y lo tocó unos segundos más, hasta que acercó su boca y se introdujo la punta en ella. 

Jodido Merlín.

Aquella humedad estaba ardiendo y se sentía demasiado bien. Jodidamente bien. Quizá hasta el momento no sería la mejor mamada que había tenido pero el simple hecho de que fuera Severus el que se la estuviera dando ya la dejaba a años luz del resto. Lo mucho que le excitaba el menor hacía de aquello una maravilla.

Anti TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora