Una semana había pasado desde aquella noche en el baño de prefectos. Si no fuera porque cada día veía a Severus y podía besarlo, podría pensar que todo había un sueño o parte de su imaginación. Pero no, ambos estaban en una especie de relación extraña no definida y que avanzaba lentamente pero de forma segura. No quería estropear todo lo que había conseguido, no quería que Severus pensara que estaba jugando con él o que aquello era fruto de las hormonas porque no era así. Se sentía jodidamente real todo lo que estaba sucediendo, todo lo que estaba sintiendo y debía hacer bien las cosas.
Pero sabía que apenas le quedaban tres días a solas con él y que después, le tocaría afrontar la situación con sus amigos. Y eso le acojonada, quizá hasta el punto de no querer que llegara el momento porque, ¿cómo decirle a James que el tipo con el que siempre se habían metido y del que siempre se habían reído ahora le gustaba? En menuda se había metido.
Se pasó una mano por el cabello a la vez que suspiraba. No sabía cómo mierda lo haría. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Para una vez que había encontrado a alguien que verdaderamente le gustaba y con el que podría verse en una relación resulta que era la única persona que no le gustaría a su mejor amigo. La única. Y sí, le importaba la opinión de James porque había sido de los pocos que lo habían aceptado tal y como era, que lo había apoyado en todo momento en sus decisiones, el que le había ofrecido su casa cuando decidió no seguir perteneciendo a los Black, el que lo había hecho sentir en casa por una vez en su vida. Y ahora se estaba jugando todo eso. No le resultaba nada fácil afrontarlo pero sabía que debía hacerlo. Era lo correcto.
-Esas ramas no se van a cortar solas- la voz de Severus lo sacó de sus pensamientos y no pudo evitar mirarlo algo sorprendido -¿qué sucede?
-Nada- comenzó a cortarlas pero el menor se le acercó y le quitó el diminuto cuchillo de las manos, dejándolo bastante lejos de su alcance.
-¿Qué sucede?- la suave voz del menor retumbó nuevamente por toda la habitación. Cerró los ojos un instante antes de volver a abrirlos para mirarlo.
-Estaba pensando en James- vio como Severus frunció el ceño -en cómo contarle todo, ya sabes. En tres días vuelven y sé que a Remus le dará igual pero a James no.
-Sabes que no nos llevaremos bien nunca, Sirius- resopló porque aunque sabía que era cierto no necesitaba esa contestación precisamente en ese momento.
-Sé que todo es una mierda pero yo fui más cruel que él y me has perdonado- sus miradas se intensificaron mas y Severus anduvo hasta volver a donde estaba al principio, a unos metros de distancia -igual es cuestión de tiempo o yo que sé, joder.
Sabía que no sólo era cuestión de tiempo, había muchas cosas de por medio que no ayudaban a mejorar esa relación. James era una persona orgullosa, y ni siquiera sabía si se arrepentía de todo lo que habían hecho durante todos aquellos años. Hasta hacía apenas unas semanas seguía queriendo hacerle bromas a Severus y aunque no habían vuelto a hablar del tema, no creía que hubiera cambiado tanto.
Y a Severus le costaría olvidar o al menos dejar aparcado todo lo que James le había hecho.
Al menos contaba con Remus. Este le había dicho a Severus en alguna carta que cría que a él, a Sirius, le atraía algo de Severus, por lo cuál, en cuanto le comentara la verdad sabía que no pondría ninguna objeción, es más, conociéndolo hasta los apoyaría. Remus siempre había sido el más comprensible de todos, tan amable que hasta podía desquiciar sin darse cuenta.
-Mejor hablemos de otra cosa- Severus lo miró expectante -¿me vas a decir de una vez qué estás tratando de conseguir? Llevas modificando la misma poción meses, ¿de qué se trata?
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Anti Tú
أدب الهواةBien conocida era en el colegio la relación de odio entre Sirius Black y su amigos, y Severus Snape. Las bromas eran una constante en la relación entre ambos bandos desde que entraron a Hogwarts. Pero una noche, cuando Sirius decide salir a dar una...