Capítulo 4

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Era Matt, el chico del aeropuerto. Me miraba sorprendido y hasta diría que algo entusiasmado. En otra situación y si no tuviera hambre me pondría nerviosa.

PERO TENGO HAMBRE Y BOTÓ MI COMIDA.

-¡Eres la chica del aeropuert...!

-¡Si, soy ella, idiota! ¡Acabas de botar mi comida! ¡¿Pero es qué aún no te has dado cuenta?!- Matt me miró con algo de temor en sus ojos, y luego de varios segundos pareció darse cuenta de la situación.

-E-en serio lo lamento.- Me miró culpable. -Te pagaré.- Para este entonces las personas que se encontraban en el local nos miraban callados. Mucha atención hacia mí para mi gusto.

No me gusta llamar la atención. Tener muchos ojos sobre mí me pone nerviosa.

-Olvídalo idiota.- Me dí media vuelta soltando un suspiro de frustración y salí del local. Matt se quedó perplejo y parado en medio de este.

Esto es aún más genial.

Nótese el sarcasmo.

Estaba enojada y con hambre.

Eso nunca es buena combinación. Al menos no para mí.

«Maldito estúpido, perdedor y ciego. ¿Tan difícil es no cagarla Esos eran los pensamientos que rondaban en mi cabeza mientras iba caminando. De un momento a otro, al girar en una esquina, siento como algo choca conmigo haciéndome retroceder y tambalear.

-¿Qué mierda le pasa a todo el mundo? ¿Acaso es el día de chocar con Liza?- Antes de que pudiera evitarlo esas palabras ya habían salido de mi boca. Pero estaba enojada, y aunque suene grosera, eso era lo que sentía.

-Lo lamento, no me fijé.- Alcé la mirada y me encontré con el chico del día anterior. Vaya destino, al fin y al cabo terminé encontrándolo de nuevo.

Por alguna razón, la sonrisa que traía este chico plasmada en su rostro, hizo olvidarme de mi enojo. Debería seguir su ejemplo de sonreír así.

-Wow, de día se te ve aún más blanco.- Tapé mi boca avergonzada de lo que había dicho.

ESTÚPIDA, ESTÚPIDA, ESTÚPIDA.

-¿Qué?- ¿Nash era su nombre cierto? Bueno, el chico blanco me miraba confundido, muy confundido, y no entendía por qué hasta que caí en cuenta que lo que había dicho, había sido en español. Solté un suspiro de alivio hacia mis adentros.

-Q-que me asusté...- Reí algo incómoda y acomodé mi bolso sobre mi hombro. -B-bueno, adiós y disculpa.- Rodeé al chico jirafa y me dispuse a irme, pero su voz de nuevo me detuvo.

-No oye, espera.- Escuché sus pasos y en unos segundos ya se encontraba de nuevo frente a mí. -¿Tienes algo que hacer?- Su sonrisa se ensanchaba aún más y por su expresión, estaba ansioso por una respuesta.

-N-no per...-

-Entonces que te parece que si vamos a dar una vuelta.- Me interrumpió. -No pareces ser de aquí, bueno, estoy seguro que no eres de aquí. Te podría llevar a conocer Los Ángeles y...- Esta vez fue mi turno de interrumpirlo.

-E-enserio gracias pero necesit...

-Oh vamos.- Me sonrió. De acuerdo, acabé de recordar al gato con botas. ¿Es posible que alguien sea igual de convincente que ese gato?

-Está bie...

-¡Genial! Entonces vamos a...

-¡Espera!- Se detuvo a lo que iba a decir y me miró curioso. -E-es que tengo hambre, en serio muero de hambre. Y estoy segura que si no como algo, mi estómago comenzará a digerirse por si solo.- Lo miré avergonzada. Nash me miró divertido y sonrió.

-Jaja ¿Por qué no lo dijiste desde un principio?- Lo miré incrédula y apuesto a que mi cara era una auténtica póker face, aunque el pareció no darse cuenta. -Vamos a un Starbucks que queda cerca de aquí.- Recordé el acontecimiento de hace unos momentos y negué rápidamente.

-N-no, ¿Y si mejor v-vamos a o-otro lugar?

-Queda cerca, en serio.- Y de nuevo la sonrisa convincente.

Este chico va a traerme problemas si sigue haciendo eso.

-De acuerdo...

(...)

Nos encontramos en el Starbucks, que por cierto, cuando llegamos ya no se encontraba el idiota que botó mi comida. Tenemos aproximadamente unos treinta minutos en los cuáles Nash solo me ha quedado viendo con una sonrisa de idiota en la cara, aunque a decir verdad, no me he sentido tan nerviosa.

Por otro lado, el Starbucks por dentro es muy bonito, bastante espacioso y los sillones bastante elegantes, además de tener un aura algo elegante también. Es la primera vez que entro a uno, bueno la segunda, pero ustedes entienden; ya que en mi país no hay. Una de las poquísimas desventajas de vivir en Latinoamérica.

Doy un último sorbo, saboreando el Latte que compré, bueno yo no, Nash lo compró ya que por más que insistí en que yo pagaría, él no cedió y terminó pagando mi pedido y el de él.

Ya con la panza llena, me recuesto en el respaldar del asiento y suelto un suspiro mirando fijamente a Nash, quién se encuentra haciendo lo mismo conmigo. De pronto empieza a sonreír burlón.

-¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Tengo Latte en la cara?- Tomo una servilleta y empiezo limpiar mi rostro, pero que al parecer termina siendo una falsa alarma ya que el papel no está sucio.
El río levemente y negó.

-No es nada, es sólo que me recordaste a un amigo.- Sonrió burlón.

¿Amigo?

¿Khe?

Digo, ¿Qué?

¿Me vio pene o algo así?

-Le encanta comer, en serio, ese es su pasatiempo favorito.- Río levemente. -En fin, disculpa que me entrometa, pero me gustaría saber de dónde eres.- De nuevo estaba con esa sonrisa alegre en su rostro.

-A-ah bueno, si. Está bien.- Me acomodé en mi asiento y traté de ponerme lo más amigable posible. A pesar de todo, si alguien me agrada, estoy dispuesta a considerarlo mi amigo. -Te contaré sobre mí, si tu estás dispuesto a hacer lo mismo.- Ensanché mi sonrisa.

-De acuerdo, lo prometo.- Alzó su mano derecha. -¿Hacemos preguntas?

-Como quieras.

-Okay. Entonces ¿Cuáles son tus nombres?- Me miró curioso. Tragué grueso.

-Liza Gutiérrez.- Rogué en mi interior que no me preguntara mi nombre completo.

-¿Cuántos años tienes?- Solté un suspiro de alivio y lo miré sonriendo.

-¿Cuánto me pones?- Alcé una ceja.

-¿Trece años?- Ofendida por su respuesta le saqué la lengua.

Muy madura, I know.

El comenzó a reír y luego yo le seguí.

-Eso ofende sabes.- Lo miré entrecerrando los ojos.

-Lo siento, lo siento.- Terminó de reír y me volvió a mirar.- Creo que tienes ¿Dieciocho?- Respondió dudoso a lo que yo lo miré asombrada.

-Komo lo zupo.- Respondí en español a lo que el me miró bastante confundido. Reí por su expresión.

Definitivamente los memes de Latinoamérica son los mejores, hubiera estudiado memelogía...

-¿Qué? O-oye en verdad debes dejar de hablar español, al menos hasta que yo aprenda.- Reí más y negué divertida.

-Lo siento, pero es que es gracioso verte confundido.- Le sonreí inocente.

-En verdad me agradas.- Me sonrío. -Espero que podamos llegar a ser buenos amigos.

La Chica Que Unió MAGCON || Old Magcon [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora