Capítulo 57

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-Mañana sale tu vuelo ¿verdad?- Susurró Hayes y asentí. -¿A qué hora?

-A las nueve, pero ya sabes, tengo que estar dos horas antes.- Comí de mi helado y me recosté en el hombro del Grier menor.

-¿Y estás segura? ¿No se va a atrasar ni nada?- Lo miré divertida. -¿No sientes algo extraño aún?- Arrugué el entrecejo sin entender que quería decir, y esperé paciente que se explicara. -¿No sientes algo así como que no quieres irte? ¿Cómo que mágicamente te arrepientes y decides cancelar el vuelo?- Suspiré y cerré los ojos, sonriendo.

-No puedo quedarme.- Contesté y me señaló obvio.

-¡Pero quieres! ¡Lo sabía! ¡Quédate!- Me recosté en el asiento de la Suburban y me giré, colocándome de manera que pudiera ver a todos, quienes también estaban disfrutando el helado.

-Quiero muchas cosas Hayes, pero eso no significa puede llegar a tenerlas todas.- Pasé una mano por mi cabello y luego apoyé mi mejilla en el dorso de mi mano. -Quiero estar con ustedes, pero también quiero estar con mi familia. Quiero estudiar y tener una profesión. Quiero que estén conmigo cuando suceda, pero mi carrera no se formará aquí, lo hará en mi país, y ahora más que nunca necesito el apoyo de mis padres.- Rasqué mi nariz levemente y continué. -Probablemente algún día regrese y podré reunirme con ustedes, no lo descarto, pero el momento de irme llegó y no puedo quedarme por ahora. Y ustedes tampoco estarán aquí dentro de poco, si no me equivoco, también deben seguir sus carreras de famositos y eso.- Los chicos asintieron riendo (Y SHAWN YA HABÍA VUELTO, después de que tuvo que irse unos días a Canadá por su familia volvió para despedirse cuando yo me vaya, tan lindo), los mayores comprendían, sin embargo, Hayes parecía no hacerlo aún.

-Es bastante injusto que no estés en mis dieciocho.- Solté una risa.

-Te llamaré, lo prometo bebito.- Le alboroté el cabello en señal de cariño.

-¿Podremos ir a visitarte?- Preguntó y asentí, no estaba muy segura de que eso suceda en realidad, sin embargo no podía quitarle la voluntad.

-Por supuesto, eres bienvenido siempre.- Le guiñé un ojo. El menor de los Grier sonrió y de un bocado terminó de comerse lo que quedaba de su cono de helado, se movió un poco y terminó recostado en mi regazo. Yo instantáneamente comencé a tocar su cabello.

-¿Iremos a algún lado?- Preguntó Gilinsky después de un rato. -Corrijo. Iremos a algún lado. Es el último día de Liza aquí y no podemos pasarlo comiendo helado dentro de un auto en el estacionamiento de una heladería.

-¿Dónde?- Preguntó Cam y yo esperé en silecio que decidieran.

-¿Nunca fuimos a la playa de Santa Mónica contigo verdad?- Preguntó Matt y yo negué, tratando de conservar la calma y no emocionarme. A decir verdad, estuve un año aquí y nunca se me ocurrió querer ir a alguna playa. Parece que al ser el último día era mi oportunidad.

-Entonces vamos allá.- Todos estuvieron de acuerdo, sin embargo ninguno parecía darse cuenta de un detalle.

-Chicos pero no tenemos trajes de baño.- Esperé que me dieran la razón, pero a pesar de ello, todos me ignoraron y yo preferí no decir nada más.

(...)

La playa de Santa Mónica era LO MÁS.

Estaba emocionada y apenas había llegado.

-¡Esto es genial!- Le dije a Matt golpeándole el brazo que tenía con cabestrillo por su fractura, sin darme cuenta.

-¡Auch! ¡Oye!- Hice una mueca de dolor y me sentí culpable.

-¡Perdón!- Se lo sobé despacio esperando que se aliviara el dolor y luego de un rato me dispuse a ver el lugar. Estábamos en la parte más alejada y menos transitada de la playa para que los chicos pudieran disfrutar sin preocuparse por las fans. No hacía sol y eso parecía hacer al lugar perfecto, después de un momento caí en cuenta que sería aún mejor si Taylor estuviera aquí, pero no podía obligarlo a hacer algo que él no quisiera.

Ya me había resignado y lo había aceptado, aunque él no haya dicho nada, yo sabía que ya no estábamos juntos. Quizás era mejor así. Él podía continuar su vida y yo también.

-Hey, Liza...- Habló a mi lado Gilinsky sonriendo y haciéndome sobresaltar.

-Joder... Dime, qué sucede.- Me miró malicioso y automáticamente supe que nada bueno saldría de eso.

-Yo quiero... ¡TIRARTE AL AGUAAAAA!- Y sin que pudiera tan siquiera reaccionar y huir me tomó sobre sus hombros y comenzó a correr conmigo directo al mar.

-¡No negro por favor! ¡Esto es pecado! ¡Es pecado! ¡Hay que evitar el pecado! ¡Chicos! ¡Chicos! ¡Ayuda, ayuda, ayud...!- Y lo siguiente que sentí fue el agua salada cubrirme completamente. Segundos después salí a la superficie a respirar, y al encontrarme a Gilinsky cerca, le di un golpe en su brazo izquierdo. -¡Te odio!

-¡Es mi venganza!- Se burló Gilinsky y luego me di cuenta que los demás chicos también estaban en el agua.

-¡Por qué! ¡¿Qué te hice?!- Antes de que G continúe lo interrumpí. -No me respondas.- Todos soltaron risas que al instante me contagiaron y reí también. Todo este loco año era importante en mi vida, un capítulo inigualable, pero sin duda este momento sería uno de los que más atesoraría en mi memoria.

Sin que Jack se de cuenta me coloqué detrás de él y agarrando impulso traté de correr en el agua y salté a su espalda, haciéndolo perder el equilibrio y que termine sumergido igual que yo lo estuve. Emergió del mar momentos después, botando agua por la boca.

-¡Y esa es mi venganza!- Le saqué la lengua.

-Está bien, está bien, lo acepto. Estamos a mano.- Estiró su mano y yo lo miré desconfiada, sin embargo, no parecía tener malas intenciones, por lo que decidí estrechársela.

Mala idea ¡Muy mala idea!

Gilinsky puso la misma expresión maliciosa de hace un rato, y cuando tomó mi mano, me haló con fuerza e hizo que nuevamente me hundiera de cabeza, literalmente. Segundos después salí a la superficie a tomar aire.

-¡Eres un tramposo!

-¡Tú también!

-¡Eso es abuso!

-¡Tu racismo lo compensa!

-¡Bien!

-¡Bien!- Me crucé de brazos intentando parecer enojada, sin embargo no aguanté mucho y empecé a reír. Él me imitó y al instante todos se unieron a nosotros.

Minutos después decidimos hacer luchas en el mar, yo me trepé en los hombros de Hayes y JJ en los de Gilinsky. Lo único que puedo decirle es que la ganadora no fui yo. Y así se pasó la tarde. Entre juegos y bromas la disfrutamos y nos divertimos.

Era el último mejor día en Estados Unidos que podía tener con los chicos. Era el último mejor día que cualquiera desearía. Y yo era la afortunada.

(***)

No se alarmen que falta el epílogo.

Mel💓

La Chica Que Unió MAGCON || Old Magcon [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora