CAPITULO 17

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6 de Octubre del Año 1991

Hola, es jueves, no he perdido la noción del tiempo, ya falta menos para llegar, a Argentina, de allí iré a la embajada, espero que Enrique ya se haya puesto en contacto con su abuelo, el señor Alfredo Ortiz.

7 de Octubre del Año 1991

NOCHE:

Llegue a Argentina, con el dinero, que me quedaba page un taxi para que me llevara a la embajada de Argentina, es un país muy acogedor. Al llegar pregunte por el señor Alfredo Ortiz, que es el abuelo de Enrique.

Me atendieron con mucha amabilidad.

- Hola, Casandra yo soy el abuelo de Enrique.

- ¿Le hablo de mí?

- Si me conto por lo que estás pasando.

- A ya veo.

- El vendrá en unos días. Para que se vayan a su casa.

- ¿Qué casa?

- Pues la casa donde vivirán.

- Mmmm.

- Se tenían muy escondido lo del matrimonio he.

Me dieron ganas de decir que que matrimonio, pero me contuve.

- Bueno Casandra te llevare a una habitación para que descanses y te bañes.

- Si muchas gracias señor.

- Llámame abuelo, como Enrique.

- Está bien Abu.

- Así está mejor.

El señor tiene como unas 70 años, pero es muy amable con migo y pienso seguirle la corriente en la que me dijo.

Lo bueno de todo es que Enrique vendrá a ayudarme, eso me tranquiliza mucho, y que en argentina, les será demasiado difícil encontrarme.

7 de Octubre del Año 1991

Hola, hoy es sábado y el señor Alfredo tiene una reunión con personas muy importantes, y quiere que le acompañe. Después te cuento que paso.

NOCHE:

Bueno pues, en la reunión nos invitaron de comer, comimos un asado con una salsa que me encanto, se llama chimichurri, hay no sabes es la mejor salsa que he probado en mi vida, bueno hasta ahora.

Estuve caminando por los alrededores de buenos aires, mientras el señor Alfredo salía, de la junta, en la que estaba con unos socios, buenos aires es bellísima era de esperarse de la capital de un hermosa país, había ropa única, pero yo traía dinero ni una tarjeta de crédito, todas las deje en mi antigua casa, a la que por ningún motivo podría regresar.

Cuento los días para que enrique venga y me diga que procede mi cabeza ya no da para más.

LA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora