CAPITULO 29

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17 de Octubre del Año 1998

- Hola, como estas.

Vaya cuanto tiempo, ya han pasado seis años, y casi no se sienten.

Bueno como te lo prometí aquí estoy, con mi título en manos, me siento muy orgullosa.

Ya tengo 25 años, aun soy joven.

Bueno, pues te preguntaras que hice durante todo este tiempo. Pues básicamente enfocarme en mis estudios, no desperdicie mi tiempo en amigos, o novios, y eso ayuda mucho, aun hubo momentos en los que me sentía, como antisocial, pero prefiero eso a... ya sabes, pasar tantas cosas, de las que no quiero hablar, o bueno escribir.

Ya mañana voy a empezar a trabajar, en una clínica, del gobierno. Eso me da mucho gusto. Bueno, no he trabajado, desde hace, bueno desde que estuve en Argentina.

Ha por cierto, Enrique, me llama de vez en cuando para preguntarme, como estoy y cosas así, el también ya tiene su título, pero desde hace un año. Me dice que don Alfredo está muy bien de salud.

Era un viejito exagerado.

Bueno, adiós, te quiero, nos vemos cuando ya tengo unos 60 añitos.

NOCHE:

Hay no sabes creo que nunca me voy a olvidar de mi pasado, me siento enojada, feliz, no sé cómo.

Por qué: pues lo que pasa es que salí a tomar un poco de sol, y en eso, estaba caminando, por mi calle, David, si David. Que cosas, del destino.

El corrió a abrazarme, y yo me quede anonadada, sin saber qué hacer, mi hermana no decía nada, después se metió a la casa para dejarnos solos, o por lo menos de eso me dio impresión.

- ¿Cómo has estado mi amor?

- ¡¿Cómo te atreves?!

- ¿Qué pasa Casandra?

- ¿A qué viniste?

- ¿Pues te prometí que regresaría, no lo recuerdas?

- Pero tú ya estas casado, ¿Dónde está ella, he?

- ¿De qué me hablas?

- ¡No seas cínico!

- Pero es que no entiendo.

- Hace más de seis años te marque y me contesto una mujer, que me dijo que era tu esposa.

- Ha ya sé quién te contesto.

- ¿Quién según tú?

- La sirvienta de mi papá.

- ¿Qué?

- Si ella, quería con migo, pero como nunca le hice caso, y siempre le hablaba de ti.

- No te creo.

- Pero amor.

- No me digas amor, entre tú y yo, ya no hay nada.

- Casandra no me digas eso.

- Si te lo digo.

- Casandra.

- Lárgate, no quiero saber de ti.

Y entre a mi casa azotando la puerta, sé que me está mintiendo, pero cuando lo vi y me abrazo sentía algo que no sentía antes, ni siquiera con Enrique.

20 de Octubre del Año 1998

NOCHE:

No te escribiría si no fuera algo importante.

En la tarde. David, toco, mi puerta, mi mamá abrió, y me llamo, mi papá, observaba todo.

- ¡No te quedo claro que no te quiero!

- Casandra ella es la mujer que te contesto hace tiempo.

- Yo diría hace mucho tiempo.

En eso salió del auto negro una señora.

- Hola Casandra.

No puede ser la voz era idéntica, lo descubrí en ese instante.

- ¿Tú quién eres?

- Vengo a decir la verdad, me duele ver a David tan mal.

- ¿Qué verdad?

- Pues yo fui quien te contesto, hace más de seis años el teléfono de David, fingí o más te hice creer que era su esposa.

- Entonces.

- Él te ha estado esperando, desde el primer día que llego a Estados Unidos.

Lagrimas salieron de mis aojos.

- ¡No es cierto!

- Erika sube al auto, dile al chofer que te lleve a la casa, para que sigas con tus labores, y que regrese por mí mas tarde.

- Sí.

No sabía que hacer estaba tan confundida.

- ¿Bueno y ahora me crees?

- Sí.

Me volvió a abrazar con tanta fuerza.

- Te amo Casandra.

- Pero...

- ¿Qué pasa?, estas muy rara.

- Tengo tatas cosas que contrate.

- Bueno que sea rápido, porque tenemos que ir a buscar una casa lo recuerdas.

- Espero que después de lo que te diga sigas en la misma posición.

- Claro, mi amor.

Entramos a la sala de mi casa, que estaba en un silencio, por lo sucedido.

LA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora