CAPITULO 20

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22 de Octubre del Año 1991

NOCHE:

Hola pues como te dije hoy fue la comida con el señor Alfredo.

El señor pidió hablar un momento a solas con migo, y yo dije que sí, nos fuimos a un cuarto, que parecía ser una gran biblioteca.

- ¿Qué necesita?

- Me parece que tienes problemas con mi nieto.

- No, ¿Por qué?

- No parecen una pareja feliz.

- A no se preocupe, es que...

- Mira yo quiero mucho a mi nieto y no quiero que lo hagas, sufrí, por lo menos el tiempo que yo este con ustedes.

- ¿Por qué dice eso?

- Yo me estoy muriendo, hija, y quiero que lo único bueno que me queda que es mi nieto sea feliz.

- Señor también tiene a su hijo, el papá de Enrique.

- Eso no es mi hijo mi hijo murió, y esa mala mujer ahora está casada con otro hombre, ¿No te ha dicho Enrique, que ese señor es su padrastro?

- No me había dicho.

- Bueno, ya lo sabes, y quiero que ustedes sean muy felices.

- Señor...

- Has feliz a mi nieto por favor.

- Si señor.

- No me digas señor.

- Está bien abu.

Después de esa platica salimos, y me acerque a Enrique, le pedí que nos fuéramos.

Llegando a la casa me dijo que de que hable con su abuelo.

- ¿De que hablaron?

- Cosas sin importancia.

- Mmmmm...

- Mejor porque no vas a dormir ya es tarde.

- ¿Puedo dormir contigo?

- Mejor mañana pasamos la mañana juntos, ¿Te parece?

- ¿Qué quieres decir?

- Lo que oíste, te espero en mi cuerpo a las 10:00 am.

Bueno pues mañana estoy dispuesta a entregarme a Enrique, ya que es el hombre ha estado conmigo cuando más mal la estoy pasando. Además David, me dejo por otra. No puedo seguir esperándolo.

29 de Octubre del Año 1991

TARDE:

HOLA, pues ya no te conté lo que paso, en la mañana, hace ya una semana, bueno pues es que hemos tenido mucho trabajo, y estudiamos a mas no poder ya mañana es nuestro examen, y espero que lo pasemos, y podremos empezar de nuevo ya en clases normales, pero solo iremos los lunes a estudiar, tenemos muchas facilidades, gracias a los conocidos del señor, Alfredo, estoy es una oportunidad que la vida me puso y no la pienso desperdiciar.

Bueno Enrique estuvo muy puntual, llego a mi habitación, y toco la puerta, a lo que respondí:

- Pasa.

- ¿Dónde estás?

- En el baño, ven

- ¿Qué?

- Que vengas.

Después entro al baño, y ahí estaba yo, completamente desnuda, en la tina llena de espuma.

- ¿Qué tramas?

- Quítate la ropa.

- ¿Qué?

- Bueno si no quieres no.

- No claro que quiero, pero, ¿Por qué ese cambio?

- Pues tu abuelo, piensa que somas un matrimonio, infeliz, hay que demostrarle que no es así.

- Me parece muy, bien.

En eso se comenzó a quitar la ropa, ya introducirse en la bañera conmigo.

Me abrazo muy fuerte:

- ¿Quieres casarte conmigo de verdad?

- Sí.

- Muy bien, entonces consumamos nuestro matrimonio.

- Sí.

- ¿Quieres que use condón?

- No creo que sea necesario?

- Pero si te...

- Debamos preocuparnos, nos vamos a...

- Casar.

- Sí.

Entonces nos mirábamos cara a cara, sin ningún pudor, como dos animales excitados. Pude ver como se había sacado su miembro y estaba masturbándose, o no puede ser que tamaño tan descomunal, pensé en ese momento.

LA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora