CAPITULO 30

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- Bueno, pues te fuiste, y mi amiga LILIA se iba a casar, con Ismael, su prometido.

- Si

- Entonces...

Y así termine de contarle, todo me lleve unas tres horas, en ratos el lloraba, pero yo seguía con mi relato, las partes en que más lloro, fue cuando le dije que Enrique y yo, ya sabes tuvimos relaciones por primera vez, y cuando, mataron a mi bebe.

- Yo te amo.

- ¿Aun despues de todo lo que te he contado?

- Sí, no había encontrado a alguien como tú.

- Pero.

- Ni siquiera en estados unidos, eres única Casandra.

- David. Perdóname, por no cumplir con mi promesa, me deje llevar.

- Te entiendo, y creo que yo hubiera hecho lo mismo.

- No lo sé.

- ¿Te quieres casar conmigo?

- No.

- Casandra.

- Tú no mandaste las cartas.

- Claro que te mande cartas.

- Pues a mi casa no llego nada.

- Pero como.

En eso salió mi papá.

- Hija si llegaron, pero no quise dártelas.

- Papa, ¿Por qué lo hiciste?

- La última fue de hace tres semanas, vaya muchacho, no te rendiste, a pesar de no tener respuesta.

- Dámelas. (le ordene a mi padre)

Subí a mi recamara, a leerlas, no leí todas, solo una del principio, una de en medio, y una del final.

Fragmentos de las cartas.

1° Carta.

20 de Septiembre de 1991.

Hola, amor, como estas, es la primera carta, quiero decirte que te amo, y muero por que pase el tiempo y verte de nuevo, con esa hermosa, sonrisa, que llevas de oreja a oreja.

Oye la muchacha o para que me entiendas mejor la sirvienta quiere conmigo, pero yo te amo, te escrubo esto porque, te amo...

2° Carta.

16 de Marzo de 1995.

Hola, amor, quisiera saber si ya me olvidaste, no he recibido ni una carta tuya, creo que cambiaste de número, porque tampoco entra la llamada a tu teléfono, te extraño Casandra.

3° Carta.

Amor, ya pronto iré a verte, muero de ganas por abrazarte. Y tenerte entre mis brazos otra vez, sabes he soñado ya muchas veces con esa ocasión en que te entregaste a mí, me entregaste tu virginidad, y te amo más.

Espero que no hayas hecho tu vida con otra persona por romperías mi corazón y...

Cuando termine de leer la mayoría de las cartas, mis ojos no paraban de llorar.

Baje para reclamarle a mi papá, pero en la sala aún estaba David, hablando con mi papá, se veía que David había llorado mucho, pues los dos teníamos los ojos bien hinchados.

- Pensé que ya te habías ido.

- Estoy esperando tu respuesta.

Me abalance a él, lo abrase, y:

- Sí.

- ¿Qué?

- ¡Que si quiero casarme contigo!

Mi mamá y mi hermana dieron unos cuantos aplausos.

- Mañana vengo para que vayamos a ver nuestra casa, ¿Te parece?

- Sí.

- Bueno.

- Y para que preparemos todo lo de la boda.

- Sí.

En eso salió de mi casa. Y bueno a ver qué pasa mañana.

Besos...

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LA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora