Estuvo largo rato chupando mis pezones y mientras lo hacía metió su mano entre mis piernas acariciando de arriba abajo lo cual yo le agradecía.
Me acerqué a él y le di un beso muy suave en los labios, al cual él respondió con otro pero no tan suave, en un momento nuestras lenguas estaban jugando entre sí.
Seguimos besándonos y mis manos comenzaron a acariciar su cuerpo sus manos apretaron mis nalgas pegando mi cuerpo contra el de el donde pude sentir que su bulto estaba ya muy duro, me excitaba mucho la situación.
Ya me había relajado bastante y acariciaba su espalda y besaba su cuello y sus orejas despacito.
Se puso encima de mí comenzando a besar todo mi cuerpo desde mi boca hasta mis pechos, mi vientre, mis piernas, subía con su lengua por mis piernas lamiendo el interior de mis muslos.
Se inició una carrera loca de lujuria, yo arriba, con mis tetas moviéndose y mi pelo sobre mi cara, mis ojos estaban blancos, le apretaba los hombros hasta provocarle dolor, era un sube y baja violento.
- ¡¡Qué polla... qué polla... está muy adentro... ahhhh... ahhhh...
- ¡¡Te gusta, Nora, ¿¿Estás caliente como yo??!!
- ¡¡Siiií, toda caliente... quiero tu semen en todo mi cuerpo!!... ayyy.
En ese momento, mi cabeza comenzó a moverse de lado a lado, mi pelo se movía como en un baile de rock y terminó con quejidos guturales.
Mi cabeza hacia atrás y cayendo sobre él, con mi cuerpo mojado de sudor de hembra caliente, mi respiración espásmica, casi asmática y mi dedo metido en mi boca.
Luego de unos segundos, inicio nuevas caricias, eligiendo nuevamente mis pechugas y mi espalda, mi cuello y besos apasionados.
Se levantó y mi dijo que observara. Se puso de rodillas sobre mí, acerco su pene a mi pecho y comenzó a masturbarse, a lo que yo respondí sacando su mano y reemplazándola por la mía.
No le di tregua, fue tan extremadamente bueno, que su pene se hinchó como nunca, especialmente con mis seguramente ricos lengüetazos y mi mirada de entrega. Sentí un escalofrío en su espalda:
- Ya viene... y es para tí... todo para tí
No pude más, su semen saltó, caliente, espeso, con olor a hormonas sobre mi rostro, mi pelo, mi cuello y mis tetas y sobre los mismos jadeos, usamos nuestras manos y nuestras bocas para compartir la leche de esta relación, que daba comienzo, a un matrimonio, lleno de lujurias.
Hacia un tiempo que no tenía un encuentro, como este, creo que jamás lo había tenido, como ya sabes mi primera vez fue con David, y el me habia cambiado por otra.
Bueno hasta mañana.
Besos...
Nota:
El capítulo anterior, contiene fragmentos, de la página web: www.http://relato.erotico.com
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