El muchacho tuvo mucha dificultad en conciliar el sueño aquella noche. La visión que tuviera no le salía de la mente y volvía en ciclos de confusión y dudas. Si lo que aquellos seres espirituales le contaron fuese verdad, él habría vivido toda su vida como una gran mentira. Y el rey y la reina no tenían la culpa, porque tampoco sabían la verdadera historia. ¿Y si él fuese realmente un brujo? Nadie podría saberlo, si no sería condenado a morir en la hoguera ardiente. ¿Y en cuanto a Verena? Ella jamás le aceptaría como novio de nuevo, si supiese todo aquello. ¿En aquel mundo en que vivía, quién será que le aceptaría como era, de verdad?
Los pensamientos dieron una tregua y el joven adormeció.
Al día siguiente, el príncipe veía todo de otra manera. En el desayuno real, la familia se sentaba a la mesa asistida por los criados del palacio. Phillip bajó la escalera viniendo de su cuarto que quedaba en el segundo piso, se dirigió al salón comedor y abrazó a su padre dándole un beso en el rostro. Después hizo lo mismo con su madre, enlazándola con los brazos y besándola también. El rey y la reina se miraron después de vivenciar aquellos momentos llenos de ternura. Phillip agradeció en silencio por sus padres haberle cuidado con tanto amor. Sabía que ellos le salvaron y le proporcionaron una vida digna. El padre dijo:
— ¿Está todo bien, hijo?
— Claro que sí, padre. No podría estar mejor.
La reina miró al marido con desaprobación y dijo:
— Albert, deja a nuestro hijo ser feliz. Por mí él puede abrazarme y besarme cuando quiera.
— Discúlpame querida. Es que como Phillip raramente nos trata de esa forma por la mañana.
— Si queréis no lo haré más — bromeó él.
— Puedes abrazarnos siempre que quieras, hijo — dijo el rey.
Se quedaron en silencio por un momento, mientras la cabeza del rey hervía, pensando si la campesina tendría la culpa de la felicidad del hijo.
— Después del desayuno voy a cabalgar un poco por el reino. — Phillip interrumpió los pensamientos del padre.
— ¿Te gusta mucho cabalgar, no es así hijo? ¿Será que hay alguna campesina siendo el motivo de tantos paseos? — Preguntó el rey.
— Por favor, padre. Para con eso, me gusta cabalgar y está claro que siempre veo a muchachas interesantes por los caminos. ¡Quién sabe un día de estos me enamoró de una de ellas!
— Hijo, no te olvides de que habrá una princesa de algún reino vecino con quien tendrás que casarte. Necesitamos hacer alianzas estratégicas para fortalecer nuestra nación.
— ¡Pero padre, me dijiste que eso sólo ocurrirá cuando sea mayor que ahora! Mientras tanto podría relacionarme con las muchachas de la aldea. ¡Con cuidado!
— Está bien. Es que no me gustaría que te enamorases y después llegases a tener desilusiones amorosas.
— Deja al tiempo resolver las cosas querido. A fin de cuentas, él sólo ha dicho que haría un paseo y es un chico de veinte años — dijo la reina para cortar el asunto. — ¡En cuanto a ti Phillip, no puedes salir por ahí enamorando a las hijas de los otros dándoles falsas esperanzas! Espera el momento adecuado y habrá una princesa de quien te enamorarás.
La reina Mariele se volvió hacia el monarca y dijo:
— Estoy pensando en dar una fiesta e invitar a las cortes de los reinos vecinos. ¿Qué te parece, Albert?
— ¡Sería maravilloso, querida! Tú siempre tienes buenas ideas.
El joven no dijo nada más y salió de la presencia de los padres, sonriendo con las conversaciones que eran siempre repetidas sobre su futuro y el casamiento que su padre le concertaría. En aquel momento, lo que el príncipe quería de verdad era ver a su novia en la villa de los campesinos.
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El Hombre Fantasma
FantasíaDUOLOGÍA COMPLETA - Philip es un joven mago impetuoso que nace para salvar al mundo de la destrucción. El mago Klaus que ayuda a los inquisidores a encarcelar a los magos, quiere dominar el mundo de los vivos y el de los muertos. Klaus se vuelve inm...