XIX - La Lucha

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La Luna energizó el cristal rojo en la punta del bastón y Juan hizo el primer ataque. Klaus levantó la mano derecha y absorbió la energía que fuera lanzada contra él. El lobo salto sobre él y el brujo extendiendo la mano izquierda, hizo que Luna Negra cayese al suelo paralizado. El animal ya no conseguía moverse.

El mago miró al Doppelgänger que venía en su dirección con las garras afiladas, envuelto en su manto oscuro. Levantó la mano y lanzó un encantamiento sobre la criatura.

— ¡Stppen jetzt! (Quédate estático)

La bestia se quedó parada como una estatua y Klaus sintió el impacto del hechizo. Respiró hondo y dijo:

— ¡Qué interesante! Nunca nadie había conseguido parar a Fratello. Esta lucha será buena... Y la recompensa mejor aún. El Libro de las Almas y un niño al que mataré enseguida — Dijo Klaus, soltando una carcajada.

— Tú hablas mucho para ser un brujo muerto.

Sin conversar más, Klaus desenvainó su espada y se abalanzó sobre el mago, que se defendió del primer golpe con su cayado. Juan le soltó otro haz de energía al brujo, que esquivó girando el cuerpo de lado. Este contraatacó con su hoja, alcanzando la barriga del mago que empezó a sangrar. Juan sintió el golpe y el águla bajó para atacar a Klaus que, sintiendo su presencia, apuntó la palma de la mano hacia él, haciéndole caer tieso en el suelo. El ave no murió, pero se quedó inmóvil. El búho cortó el aire venido del árbol y también fue inmovilizado por el brujo.

— ¿Qué pasa, Juan? ¿Tienes algún animal más que va a aparecer de sorpresa para atacarme? — Dijo mirando alrededor. — Creo que no. Ahora el combate es entre nosotros dos.

Juan apuntó el cayado hacia Klaus y el brujo fue lanzado contra la pared, cayendo al suelo enseguida. Se levantó, el rostro ensangrentado. Se pasó la mano sobre los ojos, limpiando la sangre y se irguió, extendiendo la mano y lanzando una energía poderosa sobre el mago, que extendió su cayado para defenderse, pero no sirvió de nada. El cuerpo de Juan fue proyectado por el aire, haciéndole caer a algunos metros de distancia, cerca de la entrada de la caverna.

Los ojos rojos del Doppelgänger sólo se movían de un lado al otro, acompañando el terrible combate, como una estatua. El mago, aun tumbado en el suelo, tuvo fuerzas para ponerse en pie. Cogió el cayado y apuntó hacia Klaus, que sintió el golpe mágico. El cuerpo del brujo resbaló por la caverna por toda su extensión, hasta llegar del lado de fuera.

Klaus miró a su alrededor y vio varios puntos amarillos observándole desde la oscuridad. Era la manada de Luna Negra que se había reunido para ayudar en la lucha contra el brujo del mal. Los lobos rechinaron los dientes, dejando la noche aún más asustadora. El brujo se levantó y Juan le observaba, cerca de la caverna. El mago inició una metamorfosis estirando su barbilla en forma de un gran hocico, pelos oscuros creciendo en la piel, orejas aumentando su tamaño y los dientes convirtiéndose en armas puntiagudas hasta que se transformó en un gran lobo blanco. Enseguida se juntó a sus amigos contra el tenebroso taunés.

Incluso sorprendido con la transformación, Klaus estiró el brazo y abrió la mano. Una gran energía surgió de su cuerpo y atacó al mago que fue lanzado al fondo de la caverna. Los lobos corrieron en dirección al brujo, que se giró hacia ellos, extendió la mano y, con un encantamiento, también les paralizó.

— ¡Despierta, Niebla de las Sombras! — Klaus convocó al Doppelgänger.

La criatura movió el brazo y después todo el cuerpo, libertándose del encantamiento hecho por el mago, que ya estaba débil. Juan se puso de pie, pero fue envuelto desde las piernas hasta el cuello por un humo negro que le dejó inmóvil. Después de algunos minutos presos, el enemigo celebró. El lobo albino soltó un gruñido de dolor.

El Hombre FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora