XXXI - La Cacería

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En el Castillo de los Ausentes, Klaus se preparaba para el viaje en búsqueda del último mago vivo de Europa.

— Vamos a prepararnos, Fratello. — Klaus pareció reflexionar por un momento antes de comentar. ¿Sabes? Me pone contento que aún haya algún brujo vivo más y que aquel viejo vidente haya mentido. Así salgo un poco de esta inactividad proporcionada a los vencedores — comentó Klaus, la sonrisa tenebrosa en su rostro apergaminado.

El brujo sombrío cogió su espada, el cayado que le robara a Juan en la lucha de la caverna, una cantimplora llena de agua y media botella de ron para las noches frías de Germania. Él y su siervo entraron por un portal y aparecieron en la caverna de Juan.

— Aquí es un buen refugio para quedarnos; en la caverna del viejo mago apestoso. Por lo menos de momento — comentó el hechicero, mirando con desprecio el lugar vacío que no visitaba hacía años. — ¡Aún recuerdo el hedor horrible que aquellos tres desgraciados tenían cuando murieron! Si cierro los ojos todavía siento aquel olor de pus y carne podrida... — Meneó la cabeza para que el recuerdo desapareciese antes de continuar, con una cara de desagrado. — Pero olvidémonos de aquel mago que ya debe estar en el infierno a esta hora. Vamos a lo que interesa — El Doppelgänger le oía atentamente — así que sientas la magia de la que me hablaste, vamos tras quien la está utilizando. Por lo que me dijiste, la persona debe estar cerca de aquí — paró por un momento, con los ojos cerrados. Algo estaba diferente en aquella área, dándole escalofríos. — También siento una fuerte oleada de energía acercándose a nosotros. ¡Ve ahora, Niebla Oscura de la Muerte! ¡Busca al brujo o bruja que aún vive, donde quiera que esté! Vuela por todas partes y rastrea en los cielos de este país donde la magia se manifiesta para que yo destruya a su dueño.

El Doppelgänger asintió y se transformó en un ave negra para sobrevolar la región donde sintiera el encantamiento, en busca de pistas. La criatura salió volando... Un bulto en medio de las sombras, dejando al hechicero solo con sus pensamientos

— Poder... ¡Cómo es bueno sentirlo en mis venas!

El brujo empezó a carcajearse, ya lleno de expectativas, el sonido de la risa resonando solitario en la gruta, mientras maquinaba sus ideas malignas. Pensaba con sed de poder en la próxima víctima de quien iba a absorber la energía mágica.

Varios días pasaron para la frustración del hechicero. Lo que Klaus no sabía era que Juan, ya previniendo eso, hiciera un hechizo que dejara la magia de Phillip indetectable para otras fuentes sobrenaturales. Sólo que el poder de Klaus aumentara en todos aquellos años, haciéndose más fuerte de lo que Juan imaginara. Siendo así, aunque no pudiese localizar a los dos con precisión, sentía que había algo mágico en los alrededores por lo cual valía la pena continuar buscando.

En este periodo, Phillip perfeccionaba su arte como brujo y veía a Verena todos los días, después de su entrenamiento. Este prefirió mantener sigilo sobre el asunto con ella, pues tenía miedo de perjudicarla y a sí propio.

Un día, al inicio de la tarde, Juan llevara al príncipe a la Floresta Sombría para enseñarle nuevos hechizos.

— Aquí estamos en el lugar donde las fuerzas mágicas se manifiestan en todo su esplendor. Tenemos en un mismo lugar el agua, la tierra, el aire. El fuego, por su naturaleza majestuosa es incontrolable, puede ser fabricado uniendo los otros elementos de la naturaleza con el poder de la magia.

Phillip prestaba toda la atención posible a las palabras y movimientos del mago. Se sentía bien al lidiar con el poder guardado dentro de sí. En el fondo de su ser ya sabía que había nacido para ser un mago, o más que eso, el príncipe de los magos, como Juan tanto insistía en decir.

— ¡Quiero aprenderlo todo, Juan!

— Sigue tus instintos, muchacho. Hay mucho poder guardado en ti, listo para florecer. Un hijo de dos magos poderosos puede absorber mucha energía. Además de eso, solamente alguien como tú, un mago hereditario, puede realizar los hechizos más poderosos. Pero debes emplear tu poder con sabiduría. Ahora absorbe la fuerza del agua.

El Hombre FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora