XXXIII - De Vuelta al Castillo

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El Doppelgänger salió del portal mágico con Verena en sus brazos, directo a la sala principal del Castillo de los Ausentes. Klaus llegó inmediatamente después de él. El brujo miró a la criatura y dijo:

- Fratello, lleva a esta joven a uno de los cuartos en el piso de arriba. Amárrala y cierra la puerta, pues no quiero tener sorpresas. Sabemos que el mago y el chico vendrán a por la moza. Y cuento exactamente con eso. Necesito que Juan me enseñe los hechizos más poderosos del libro. Por más que lo intente, no consigo desvendarlos. Él por la muchacha: pienso que será un intercambio justo... - Se carcajeó. - El joven Phillip vendrá también. Vi en sus ojos la llama de la impetuosidad y eso le llevará a la muerte junto al mago. ¡Cómo los seres humanos pueden ser tan idiotas y previsibles!

Fue en ese instante en que la criatura de las tinieblas le interrumpió y le contó a su amo la verdadera identidad de Phillip. Klaus al oír la verdad, empezó a aplaudir y reír de alegría. Su carcajada maléfica resonaba por todo el lugar.

- ¡Qué feliz descubrimiento! ¿Entonces estás diciéndome que Phillip es el futuro Rey de los Magos? ¡Los Dioses Sombríos decidieron darme un regalo doblemente esta vez! El viejo desgraciado consiguió engañarme durante años, quién diría... Ahora, tendré aún más placer en acabar con su vida, así como lo hice con sus padres.

Una niebla bajaba por el techo del primer piso, realzada por la luz de la Luna reflejada en la cúpula encima de la escalera. El pasamano en caracol, hecho de hierro fundido, era pintado en color gris oscuro. Todo el ambiente parecía combinar con el traje oscuro de la criatura, con el capuz cubriéndole el rostro descarnado.

Lo único bello en aquella escena asustadora era la joven desmayada en brazos del monstruo, su vestido lila balanceándose ligeramente, como si danzase, subiendo la escalera en el regazo del Doppelgänger.

El monstruo escogió un cuarto en el pasillo del segundo piso, en medio a cuadros mórbidos, como pinturas de los rostros de los antiguos Tauneses. Antes de colocarla en la cama, la criatura la miró fascinado, pensando en cómo sería maravilloso destruir con sus garras tanta belleza. La ató a la cama y desapareció, con los ojos brillando de satisfacción frente a aquel pensamiento.

***

Después de transportarse con sus caballos hasta Florencia, Phillip y Juan buscaron una posada para descansar y hacer los últimos preparativos. En el cuarto, bajo la luz de la hoguera, Juan cogió un paquete que cargaba junto a la silla de su caballo.

- Te he traído un regalo, Phillip. - Digo entregándole el objeto. - Esta es la Furia de la Noche, la más poderosa espada de la cual se tiene noticia. Fundida en plata pura, es capaz de aniquilar a cualquier criatura espiritual con un golpe certero; basta acertar en el lugar donde debería estar el corazón. Guárdala para siempre y tenla como tu fiel compañera. Ahora que has aprendido a luchar como un guerrero, estoy seguro de que sabrás cómo usarla.

- ¡Finalmente me encuentro frente a la espada Vikinga! Gracias, maestro Juan. Cuidaré de ella con honor y bravura.

Phillip se quedó por algunos segundos mirando la espada, sus dibujos en la empuñadura, girándola alrededor de sí en el aire, sintiendo su energía y peso, analizando al respecto de cada detalle, admirado con su belleza.

- ¡Me siento listo para luchar! - Dijo el joven con excitación.

Juan sonrió, le parecían graciosas las palabras del muchacho que nunca enfrentara algo tan amenazador como Klaus y su monstruo. El mago, pasó a Phillip, que le oía atentamente, las últimas instrucciones sobre cómo debería enfrentar a Klaus.

- Hijo, tú eres un muchacho intrépido. Creo que eso es una cualidad, pero no quieras enfrentar todos los peligros de la vida con lucha o coraje. A veces, es necesario saber la hora de esquivar para atacar en el momento más sensato, de preferencia, cuando el enemigo está más débil. Aprendí esa lección del modo más difícil. Perdí a todos los que más amaba en la vida.

- Maestro, siento mucho por lo que hubo con su familia, pero creo que puedo enfrentar a este brujo y a su criatura con astucia. Tengo la magia que me enseñó y ahora la espada poderosa.

- Piensa sobre lo que te he dicho y no dejes que una pérdida demasiado dolorosa para que la aguantes haga que aprendas esta dura lección, así como ocurrió conmigo. Podemos siempre luchar, pero a veces, la estrategia es más importante para vencer la batalla que la fuerza y la audacia.

El príncipe oía con atención las enseñanzas del mago. Sin embargo, su espíritu impetuoso le dejaba ciego de ganas de ir tras su enemigo.

Ellos decidieron descansar un poco y solamente al día siguiente, en medio de las sombras de la noche que llegaba, Juan y Phillip fueron al Castillo de los Ausentes.

Oculto por la penumbra, el viejo mago movió el rostro, mirando con Phillip la inmensidad de la fortaleza frente a ellos. Por un momento, la mente de Juan se llenó de recuerdos hediondos de lo que pasara en el castillo, pero trató de quitárselos de la cabeza. Eran otros tiempos, en que la batalla que tanto aguardara llegaría a su ápice. Se miraron el uno al otro.

- ¿Será que estamos preparados? - Indagó Juan.

El joven se quedó callado, pensativo.

- Vamos a acabar con este brujo de las tinieblas de una vez por todas y salvar a Verena de sus garras.

Sabían que el mal supremo les esperaba tras aquellas paredes y que si saliesen de allí nunca más serían los mismos.

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