03: Encuentro Inesperado

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Harry Styles había tratado por todos los medios de hacer entrar en razón a su padre pero todo había sido imposible.

Era el tercer vaso de  whisky que se tomaba para tratar de calmarse.

Estaba seguro que su padre no daría su brazo a torcer. Sabía de donde había sacado lo cabezota y obstinado al igual que su padre cuando se le metía una idea en la cabeza no había poder humano que le hiciera desistir.

Él hubiera preferido buscar una mujer de su clase y casarse por contrato, una matrimonio fingido hubiera sido la mejor solución, pero su padre había tomado una decisión y él también. Se casaría con aquella mujer, pero haría su vida tan miserable que ella se vería obligada a solicitar el divorcio entonces su padre no tendría nada que reclamarle.

Lo que había empezado como un pésimo día estaba empezando a mejorar. Todo tenía solución en la vida excepto la muerte pensó.

Stella estaba angustiada había recibido una llamada de  la clínica mientras se dirigía a esta, al parecer la enfermeras no lograba que el pequeño comiera ya le habían advertido que aquello podía suceder pues después de la quimioterapia los pacientes quedaban tan débil que incluso para que tomarán agua había que rogarle.

Entro a la clínica y se dirigió directamente a la habitación donde estaba el pequeño, el cual se callo al verla y extendió sus bracitos para que ello lo cargará.

Se sentó en la cama y lo sostuvo en sus brazos. El niño le decía mami pues ella se había hecho responsable de él desde el mismo día de su nacimiento cuando su madre había muerto al dar a luz.

Su padre se había suicidado un mes después segado por una una terrible depresión por la muerte de su esposa. Con tan sólo 18 años se había visto sola en el mundo con un bebé recién nacido en sus brazos. Había tenido suerte de contar con un trabajo el cual aún conserva.

Trabajaba cinco días a la semana desde la mañana hasta la tarde en una repostería y en la noche trabajaba limpiando oficinas para ganar algo más de dinero.

Con el pequeño aún en brazos logro que se tomaré medio biberón de leche.

Sus ojos estaban inundados de lágrimas sin derramar, nunca lloraba no desde aquel día en el cual había encontrado a su padre muerto,ni siquiera había llorado cuando le habían dado la noticia de la enfermedad de Derek. Había tenido que ser fuerte para soportar todo lo que había pasado y lo que estaba por pasar.

Amaba aquel niño como si fuera su hijo, ella había sido más madre que hermana.

Sostuvo al pequeño hasta que se durmió. Lo sentía tan frágil en sus brazos, llevaba un mes en la clínica y desde entonces había perdido peso y su pelo se había empezado a caer por la quimioterapia, por eso siempre lleva un gorro de lana.

Le dolía ver lo así, pero mantenía la esperanza de que cuando todo terminará él sería un niño normal, feliz y lleno de vida.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo cundo pensó en aquel arrogante hombre, aquel matrimonio sería una verdadera tortura pero estaba dispuesta a soportar lo que fuera con tal de salvar a su pequeño.

El pequeño Derek dormía tranquilamente.

Se quedo allí velando sus sueños hasta que recibió una llamada. Miro el número desconocido y frunció el ceño.

Cuando tomo la llamada escucho aquella voz que tan pronto había empezado a odiar. ¿Cómo había conseguido su número? Se preguntó.

-Te espero a las 3 en punto en mi departamento.

La llamada término antes de que ella asimilara lo que había escuchado.

-Estúpido-susurró. Aquel hombre lograba enfurecer la con tan sólo una palabra. No se parecía en nada al hombre que había conocido aquella noche, había sido tan amable y cariñoso.

Un matrimonio de hielo. H. S(1-Serie Magnates Apasionados) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora