Un matrimonio de hielo. H. S(1-Serie Magnates Apasionados)

18:Enserrada.

Cuando despertó se sintió confundida, no tardó mucho tiempo en darse cuenta de que iba en un avión. Rápidamente salió de la cama.

Apenas la vio la tomo del brazo y la hizo sentarse. Habían pasado cuatro horas y treinta Tres minutos, durante ese tiempo ella había dormido sin interrupciones.

-Abróchate el cinturón vamos aterrizar-le informo.

-¿Que has dicho?

Él la miró con impaciencia, le coloco él mismo el cinturón.

-Pronto llegaremos.

-Harry ¿Qué está pasando? ¿Donde estamos? ¿A dónde vamos?-pregunto cada vez más confundida, pues de lo último que se acordaba era que se había quedado dormida durante el trayecto...

-Pronto lo sabrás. No te preocupes.

Una limosina lo esperaba en el aeropuerto. Aún faltaban varias horas para llegar a su destino final. El puerto estaba a una hora y media desde el aeropuerto.

Ella se obligó a calmarse, seguro que todo aquello tenía una explicación.

El trayecto fue largo y cuando al fin ella pensó que habían llegado no resultó ser así. Él le ayudo a subir al yate.

-Harry .

-No hay de que preocuparse, solo tomaremos una pequeña vacaciones-dijo con ternura. Pero todo era mentira.

-Pero, ¿porqué tan repentino?

-Ya habíamos hablado de esto.

-Sí, pero...

-Necesitamos estar a solas un tiempo- la interrumpió.

El viaje había sido tan repentino, tendría que llamar al pequeño para decirle que  no iría a verle aquella semana. Solo era una semana nada más. Además lo llamaría todos los días sin falta.

-En poco minutos estaremos en casa-le escucho decir.

Él le ayudo a entrar al helicóptero , ella se concentro en mirar por la ventana, desde allí había una hermosa vista . Los complejos turísticos eran enorme y hermosos, a medida que  avanzaban los complejos turísticos iban quedando atrás . El bosque se hacía más denso.

En lo alto de una colina divisó una imponente mansión.

La casa frente a ella era enorme y hermosa, quería recorrerla pero eso sería en otro momento. Estaba agotada  y acalorada el trayecto había sido largo. Allí el sol parecía más ardiente.

-¿Dónde estamos?

-En  Islandia - se limito a decir.

-No es posible.¿ Estamos en Islandia?

- Exacto.

-Pero dijiste que íbamos a pasar una semana en la casa de la playa.

-He cambiado de opinión- dijo indiferente.

-¿Quien te crees que eres? debiste consúltalo conmigo.

- ¿Porque iba hacer algo así?

-Soy tu esposa-le grito, fulminándolo con la mirada.

-Ahora te acuerdas.

Ella no entendía nada, él la miraba con el seño fruncido, actuaban como si ella hubiera hecho algo malo. Pero no tenía idea de que podía ser.

-Exijo una explicación.

-Entra a la casa, de hoy en adelante será tu hogar.

-Solo por una semana.