11: En sus Brazos.

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No era la clase de hombre que se conmoviera con facilidad muchos solían decir que tenía un corazón de piedra, algunas de sus amantes lo habían clasificado como una máquina sin sentimiento. Nunca le había dado importancia a aquellos comentarios. Entonces si era una máquina sin sentimiento ¿porque le había conmovido la mirada de su esposa? ¿Porque le había afectado ver el dolor que expresaban sus ojos? A caso no la odiaba, no debería importarle lo que le sucediera pero ese no era el caso.

Con pasos decididos se acercó a ella, se sentó a su lado en la cama.

-¿Que sucede? ¿Que está mal?- su voz era suave, reconfortante. Lo miro y por un momento se vio tentada en desahogarse con él, pero no era tan tonta como para hacer aquello, él era el enemigo no le iba a dar armas para que la usará en su contra.

-No es nada-dijo.

Lo miro sin expresión en sus ojos. Él la miró y noto que su mirada había cambiado su expresión era neutra, pero no podía engañarlo él había visto su mirada llena de dolor y tristeza. No iba a engañarlo con aquella cara de póquer, él era todo un experto.

-Sé que algo te sucede.

Sabía que él iba a seguir insistiendo. Era un hombre insistente, era la clase de hombre que no se detenía por nada ni por nadie.

-Estaba pensando en mis padres.

Aquello no era mentira había estado pensando en ellos, había pensado en lo diferente que hubiera sido su vida si ellos aún hubieran estado vivos. No sé arrepentía de lo que había hecho, todo valía la pena por el bienestar del pequeño.

Harry se sintió culpable, él había despertado aquellos recuerdos en su mente, cuando le había sacado en cara la ausencia de sus padres en la boda, había sido insensible, pero en su defensa podía decir que no sabía que los padres de ella estuvieran muertos.

Sospechaba que algo más le sucedía pero era de esperar que ella no confiara en él. Aunque no se le daban bien los momentos sentimentales, incluso  se alejaba rápidamente cuando veía una mujer llorar, no tenía paciencias para aquellas cosas.

-Los comentarios que hice sobre tus padres, también me disculpo por las cosas que dije esta tarde. Ahora somos marido y mujer, solo nosotros tenemos las riendas de este matrimonio y será lo que nosotros queramos que sea. Tal vez deberíamos tratar de llevarnos mejor.

Ella lo miró sin disimular el asombro que le causaban sus palabras. Él estaba proponiendo una tregua.

-Yo...

-Lo sé, no sabes que creer, pero todo lo que te he dicho lo dije con sinceridad.

Aquello no era cierto al menos no todo, era cierto que lamentaba lo de su padres, pero respecto al matrimonio ese era otro caso. Pero ella no tenía por qué saberlo, el plan ya estaba en marcha. Definitivamente se había gano el apodo que le habían puesto sus ex.

Pero lo que él no sabía era que ella no era ninguna tonta, no creía mucho en sus palabras todo era muy extraño. Así apenas unas horas él le había vuelto a restregar en la cara que era una caza fortunas y que no deseaba aquel matrimonio. Asique sus repentino cambió de actitud le tenía en alerta. No debía andarse por las ramas con aquel hombre, era sumamente inteligente y muy hábil.

Él quería ponerle fin aquel matrimonio y ella tenía que durar un año con aquel hombre. Una lucha estaba por iniciar.

Suspiro y lo miro tenía razón en algo y era en que tenían que aprender a llevarse mejor quizás así aquella situación fuese más llevadera.

-Me parece bien-dijo ella y él sonrió. Aquella maldita sonrisa hizo que su corazón saltará el hombre era arrollador.

-Bien le diré a Joanna que prepare una cena especial para nosotros.

Un matrimonio de hielo. H. S(1-Serie Magnates Apasionados) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora