NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)

xi. vacaciones de navidad

«VACACIONES DE NAVIDAD»

Después del incómodo momento que Anastasia compartió con Harry, ella se disculpó rápidamente y le dijo que no se estaba sintiendo bien, lo cual no era necesariamente una mentira. Se sentía enferma, pero no por lo que había comido en la fiesta; sino por lo que había oído.

Por supuesto, como el buen amigo que es, Harry insistió varias veces en llevarla con Madam Pomfrey, pero Anastasia rechazó la idea de ir a la enfermería. En vez de eso, le dijo que simplemente estaba cansada. Así que cada quien se fue por su lado.

Ella no fue a la Sala Común como prometió, obviamente. Anastasia se sintió desesperada y asustada en el momento que comenzó a correr, asegurándose rigurosamente de que nadie la estuviera siguiendo. La paranoia de que alguien descubriera a dónde se dirigía la hizo apurar el paso y aparecer rápidamente frente a la Sala de Menesteres.

—¿Draco? —Anastasia gritó tan pronto como entró al lugar—. ¡Draco! —Gritó más fuerte esta vez.

—Estoy aquí —la voz salió bastante baja, pero fue suficiente para Anastasia ya que corrió en su búsqueda.

Lo encontró sentado en el piso, con la cabeza descansando contra el polvoriento gabinete y sus dedos jugando con la oscura, lujosa varita suya. Una sonrisa tomó sus rasgos mientras levantaba la vista hacia la chica frente a él, pero su rostro cayó por el estado en el que ella estaba. Anastasia lucía aterrada, lo que lo preocupó.

—¿Qué pasa? —Draco se levantó y dejó la varita en algún lugar en el piso. Tomó unos cuantos pasos más hacia la chica. Sus frías manos acariciaron las rojas mejillas de la chica, mientras ella miraba a todos lados menos a sus ojos—. Rosie —dijo en voz alta, haciendo que ella levantara la vista hacia él.

—Él sabe, Draco —ella susurró.

—¿Quién sabe qué, Rosie? —Frunció el ceño, ahora sus manos estaban sosteniendo los brazos cubiertos de ella—. Me estás asustando.

—Harry —Anastasia exhaló profundamente—. Lo atrapé mientras oía como Snape y tú hablaban en el pasillo —el pulgar de Draco acarició su mejilla de una manera suave, y la hizo sentir menos estresada por la situación. El rubio se dio cuenta, pues sus manos dejaron de temblar.

—Él se iba a enterar eventualmente —él respondió simplemente, ganándose una mirada confundida de la chica frente a él.

—Pero - —para su sorpresa, Draco la interrumpió chocando sus labios con los suyos. Ella sintió sus rodillas volverse débiles, pero se dejó llevar por el momento—. Querías decirme algo —susurró tan pronto como se separaron. La sonrisa nunca dejó los labios de Draco.

—Cierto —él se alejó y chocó sus manos juntas—. Encontré otro modo de matar a Dumbledore —Anastasia sabía que las palabras eran dolorosas de decir por la expresión en su rostro, pero él sonrió para ocultarlo.

—¿Cómo? —Preguntó ella frunciendo el ceño.

—Con esto —él caminó con una botella en sus pálidas manos, Anastasia notó lo temblorosas que estaban mientras sus dedos se rozaron, cuando ella tomó la botella.

—¿Qué es esto? —Una mirada inquisitiva tomó su rostro mientras miraba la botella cautelosamente. Sus dedos viajaron por el sólido papel verde que fue usado para envolver el objeto.

—Vino envenenado —Draco caminó lentamente hacia ella con las manos en sus bolsillos—. Padre me lo envió —aclaró después de que Anastasia lo viera, aún confundida.