xv. la mansión rosier

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«LA MANSIÓN ROSIER»


Anastasia se despertó entre los brazos de Draco, pero con un corazón vacío. Exhalando e inhalando, trató de mantenerse en calma a pesar de que dentro de su cabeza, había un huracán esperando ser liberado. Sus ojos estaban tan perdidos en el atardecer, que apenas sintió al chico rubio despertando y estirándose.

—Buenos días —él sonrió, dándole un rápido beso.

—Buenos días —ella bajó la mirada hacia él, tratando de ocultar el miedo y nerviosismo en su corazón.

Sin decir palabra, ella saltó fuera de la cama y caminó directamente hasta el baño. Completamente ignorando los ojos confundidos de Draco siguiéndola por el camino, su mente estaba llena de diferentes pensamientos, escenarios y consecuencias que apenas tenía tiempo para pensar en otras cosas.

En algún modo, Draco la entendía. Él trató de ponerse a sí mismo en los zapatos de ella, pero estaba consciente de que ella necesitaba espacio y él estaba bien con dárselo. En silencio, caminó hacia la puerta sellada y descansó su brazo contra la misma, bajando la cabeza y pensando dos veces en sus palabras antes de decirlas.

—Te esperaré escaleras abajo —dijo, suspirando—. Está bien si no te sientes lista.

Ante eso, la puerta se abrió ampliamente y ella salió del baño con las manos en sus caderas y sus ojos perdidos en la nada. Caminó alrededor de la habitación murmurando cosas para sí misma.

—Estoy lista. Puedo hacerlo —era una de las frases que pudo notar, pero estaba demasiado ocupado admirándola como para hacer o decir algo.

—Cálmate —él tomó sus brazos suavemente, con una media sonrisa—. Estarás bien. Lo prometo —el chico la besó suavemente antes de salir de la habitación con labios fruncidos.

Mientras tanto, Anastasia estaba demasiado ocupada encontrando el conjunto de ropa perfecto, con mangas largas, para usar para la ocasión. El enfermizo sentimiento de nerviosismo hormigueaba en su estómago, haciéndola detenerse para tomar una respiración de vez en cuando. El espejo de cuerpo completo no parecía suficiente para ella, o para la chica que sentía se estaba burlando de ella con un reflejo distorsionado. La chica de ojos esmeraldas llegó a la conclusión de que estaba sufriendo un ataque de nervios.

Sus ojos viajaron al oscuro conjunto de ropa en su reflejo, apartando rápidamente la mirada antes de que sus ojos pudieran encontrar defectos inexistentes, y confiadamente tomó su varita de la cama. Mientras su mano se envolvía alrededor del material de madera, se sentía extraña con el sentimiento de siempre llevar su varita consigo.

—Rosie, mis padres se acaban de ir —Draco entró en el dormitorio, donde encontró a Anastasia, una vez más, caminando alrededor de la habitación con la varita en mano—. Está bien dudar —él la confortó, caminando dentro de la habitación con una mirada seria en sus ojos grises.

—No estoy dudando —dijo de mala manera, lo que la sorprendió—. Lo siento, sólo estoy nerviosa —sus brazos se envolvieron alrededor de sí misma—. Y asustada —añadió poco después.

—No lo estés. Estaré allí contigo a cada minuto —él se acercó a la chica y dejó un suave beso en su frente—. El desayuno está listo —comentó el chico, sacándola de sus pensamientos.

—No tengo hambre —Anastasia respondió calladamente, masticando su labio inferior entre sus dientes.

—Pero yo sí lo estoy —Draco dijo, lo que para su sorpresa, la hizo reír entre dientes ligeramente—. Vamos —él envolvió su brazo alrededor de su cintura y la guió a través de la mansión.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora