xxii. batalla de los ocho potters

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«BATALLA DE LOS OCHO POTTERS»


Anastasia reposó la cabeza en el hombro de su amigo pelirrojo. Un escalofrío recorrió su espalda mientras temblaba silenciosamente, su mano envuelta alrededor del brazo de él mientras miraba tristemente el atardecer.

En cualquier momento, partirían al número cuatro de Privet Drive para visitar a Harry. La guerra había comenzado, y Anastasia se encontraba del lado correcto pero peligroso, apoyando a sus amigos de hace muchos años sin duda alguna.

—¡Ron! ¡Annie! —La señora Weasley los llamó desde la renovada Madriguera—. ¡La cena está lista!

Ron miró hacia abajo para encontrarse con sus ojos, parecía triste así que apretó su mano antes de entrar a la acogedora casa que compartían como familia.

Después de la noche en la que Dumbledore murió y Anastasia dejó claro que ya no seguía a Voldemort, su marca empezó a quemar incontrolablemente. Ella sospechó que era algún tipo de venganza de parte del hombre, pero sabía que este tipo de venganza era demasiado débil, viniendo de un hombre como Voldemort.

—Uh, realmente no tengo hambre, señora Weasley —dijo Anastasia, tratando de dejar a un lado la sensación de inquietud en la boca de su estómago.

—¿Estás segura, querida? Luces diminuta —no era necesariamente una mentira, pero la mujer no podía evitar sentir que algo andaba mal con ella.

—Estoy bien. Gracias, de todos modos —tomó asiento en una de las sillas de madera, y reposó sus manos en su regazo con movimientos suaves.

La familia empezó a hablar de la boda que se aproximaba, la más emocionada de la familia era la señora Weasley, quien no podía parar de parlotear sobre los preparativos con su futura nuera, Fleur Delacour. Ella era una dama muy bonita para su edad, por supuesto tenía que venir de Beauxbatons.

La chica aún recordaba la primera vez que había visto a la belleza francesa, en su cuarto año. Ella había estado jugando y metiéndose con Malfoy en el Gran Comedor cuando sus ojos fueron de ella hacia Fleur, caminando con tal elegancia y seguridad que Anastasia no pudo evitar sentirse celosa de la chica francesa. Después de todo, era hermosa y sería una campeona en el Torneo de los Tres Magos, todo lo que Anastasia quería ser.

Su estómago dio un vuelco ante el pensamiento de Draco, el hoyo en su pecho haciéndose más y más grande por el recuerdo de sus ojos y sus labios sobre los de ella. La hizo sentir tonta, pensar en él de ese modo cuando era claro que el destino los quería lejos el uno del otro. Y desde el fondo de su corazón, estaba de acuerdo con eso, porque quería que él estuviera a salvo y sabía que en otra vida, su momento llegaría. Pero estaban atascados en esta vida, así que simplemente exhaló de manera brusca y se unió a la conversación.

Cuando llegó Ojoloco Moody, no estaba solo. Hermione abrazó a sus dos amigos fuertemente y Anastasia tuvo que recordarse a sí misma qué era lo que estaba mal, ya que los ojos de Hermione tenían un vestigio de tristeza en ellos. La chica de ojos esmeraldas no podía imaginarse a Hermione estando triste.

—Uh... ¿'Mione? —Anastasia preguntó quedamente mientras salían de la Madriguera, el resto de la Órden caminando detrás.

—¿Sí? —La chica parecía perdida y distante, algo que preocupaba a Anastasia.

—¿Qué está mal? —Preguntó finalmente, haciendo que Hermione la viera con ojos llorosos.

—Ellos no me recuerdan, Annie —la castaña abrazó instantáneamente a su amiga por apoyo—. Y-Yo lo hice para protegerlos, pero duele mucho —Anastasia asintió, viendo a los adultos a su alrededor en silencio.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora