xxxviii. adiós

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«ADIÓS»


Justo después de la guerra, todo se volvió caótico para la familia Weasley y Anastasia. Las muertes de sus seres amados hicieron un hoyo en sus corazones, la agonía de perderlos era horrible, pero por el bien de todos intentaron avanzar. Bueno, casi todos.

Estaba lloviendo a cántaros, relámpagos impactaban el cielo e iluminaban parte de la enorme casa en donde estaban reunidos, un cómodo silencio había envuelto a la Madriguera; aunque el aura del lugar era deprimente, nadie se atrevió a comentar al respecto.

La castaña entrelazó sus propios dedos mientras veía a la ventana frente a ella, llevó sus rodillas hasta su pecho en busca de confort. Sus ojos esmeraldas parpadearon para alejar las lágrimas mientras su mano derecha tomaba una pluma y la hundía en la tinta, el nudo en su garganta comenzó a crecer mientras colocaba la punta de la pluma en el pergamino. De repente, la habitación quedó en silencio y la única cosa que podía oír, además de su calmada respiración, era el eco de las palabras de Narcissa dentro de su cabeza.

"¿Realmente creías que podías hacer a mi hijo feliz? ¡Eres una tonta! ¡Mírate! ¡Viviendo con estos lunáticos porque no tienes una familia que te reciba! ¿En qué podrías contribuir al vivir con mi hijo? Querida, hazte a ti misma y a Draco un favor y aléjate de él. Ahora mismo, él necesita estar en casa para intentar recuperarse de los recientes eventos, solo serás una carga para él."

Sacudió su cabeza rápidamente, con un puñado de sollozos dentro de su pecho. Quería gritar, llorar y soltarlo todo, pero de nuevo, ella no era la única que se sentía de esa manera.

Sus huesudos hombros empezaron a sacudirse, y sus brazos instantáneamente intentaron calmarla mientras se envolvían alrededor de ella misma. Anastasia estaba harta de llorar y sufrir, pero parecía que el destino tenía otros planes para ella.

Querido Draco:

Para cuando estés leyendo esto, probablemente ya me esté marchando a América.

Quiero que sepas que no me fui porque no te amara, me fui porque te amo más de lo que las palabras pueden explicar, y quiero que seas muy feliz. Mereces toda la felicidad del mundo, porque aunque parecieras un idiota malcriado al comienzo, eres una de las personas más buenas que he conocido. La manera en que te preocupas por los que amas es un don que no lo tiene cualquiera, y estoy orgullosa de que hayamos cruzado nuestros caminos. En el peor escenario, pero lo hicimos, y siempre estaré agradecida por eso.

Por favor, no estés triste porque me haya ido, porque te estoy haciendo un favor. Tú y yo sabemos lo dañados que nos dejó la guerra, y estoy sorprendida de lo perfectamente bien que luces en el exterior; puedes engañarlos a todos, pero no a mí. Conozco una mirada de dolor y tristeza cuando la veo, y te he oído llorando y gritando a mitad de la noche. Créeme, estás mejor de este modo.

Ahora estás con tu familia e incluso si lo ocultas, estás feliz. Feliz porque están vivos y a salvo a tu lado, y quiero que se mantenga de esa manera. Quiero verte sonreír y echar tu cabeza hacia atrás y abrazar tus costados cuando ríes, quiero verte alzar las cejas cuando haces un comentario pícaro. Quiero que seas enteramente feliz, y por eso, tengo que irme.

Antes de terminar esta carta necesito recordarte que te amo, muchísimo. Te amo tanto que mi corazón quiere explotar cada vez que estoy cerca de ti, o incluso solo con pensar en ti.

Cuando sentía que no había nada más porqué luchar, tú apareciste en mi vida y me iluminaste con tu brillo natural. De repente encontré una razón para luchar... tú.

Con amor,

Anastasia.

Las lágrimas bajaron en cascada por las pálidas mejillas de la chica mientras sellaba la carta, viendo el sobre por un rato. Su rostro cambió drásticamente mientras caminaba hacia su cama en la habitación y comenzó a empacar la pila de ropa dentro del bolso en el cual usó el Encantamiento de Expansión Indetectable. El sobre estaba metido a salvo dentro del bolsillo de su chaqueta mientras colocaba el pesado bolso alrededor de su torso y presionaba sus labios mientras sus ojos esmeraldas admiraban la habitación una vez más.

Se aferró a los recuerdos que había creado en esa casa junto con Harry, Ron, Hermione, Ginny, los gemelos y todos en la familia. La chica se sintió agradecida de que le dieran un lugar dónde vivir, incluso en la situación en la que estaban viviendo. Los Weasley siempre serían una bendición para Anastasia.

—Annie, la cena está l... —Ron entró en la habitación, pero se detuvo al instante ante la vista frente a él—. ¿Te vas? —Preguntó, su rostro cambiando dramáticamente—. ¿Por qué?

—Porque tengo que hacerlo —murmuró la castaña, bajando la vista a sus zapatos.

—¿Es por Remus y Tonks? ¡Porque podemos ayudarte! ¡No estás sola! —Exclamó el pelirrojo mientras envolvía a la chica en un fuerte abrazo—. Por favor no nos dejes—no me dejes.

Anastasia se sintió como si su fachada de chica fuerte se derrumbara, porque de pronto todos sus muros se cayeron, dejando solo a una chica triste y vulnerable. Envolvió los brazos alrededor del cuello del pelirrojo y dejó que los sollozos escaparan de su boca incontrolablemente.

—Lo siento, Ron. Pero tengo que irme —susurró mientras rompía el abrazo con tristeza—. Volveré pronto.

—Deberíamos decirle a los otros. Estoy seguro de que les gustaría despedirse, también —dijo Ron suavemente, y Anastasia lo pensó por un momento, después asintió titubeantemente.

Ambos adolescentes bajaron las escaleras y saludaron a la familia silenciosa, después, Ron soltó la bomba enorme de que Anastasia se marchaba a América.

—¡Pero querida! ¡Aún debes terminar tu último año de educación! —La señora Weasley exclamó mientras le preparaba rápidamente comida a la chica para el trayecto—. ¿Cómo vas a terminar tu educación en América?

—Le he escrito a uno de los amigos de mi padre, ha contactado al director Fontaine y aceptó que terminara mi último año de colegio en Ilvermony, la escuela de magia en América —explicó la castaña.

—Lo tienes todo planeado, ¿no? —Apuntó Harry, cruzando sus brazos sobre su pecho mientras una expresión de dolor cruzaba por sus rasgos.

—Lo planeé ayer, pero no estuve segura hasta hoy.

—Después de que viste a los Malfoy en el Callejón Diagón —indicó Ginny, alzando las cejas—. ¿Es por eso que te vas? ¿Por lo que dijeron?

—No —mintió Anastasia—. Es porque quiero encontrar una nueva perspectiva. Después de todo, la guerra me hizo sentir como si mi mente estuviese en todos lados, y necesito concentrarme en mí misma.

—¿Qué dice Draco sobre esto? —Interfirió el señor Weasley.

—Él no lo sabe. Aún —ella presionó sus labios juntos—. Por favor, ¿podrían darle esto si viene?

Harry bajó la mirada hacia el sobre y exhaló profundamente. Después, sus ojos verdes se encontraron con los de Anastasia y entonces supo que ella quería irse lo más pronto posible, pero en lo profundo de su corazón él sabía que algo faltaba. Había algo que ella no les estaba contando.

—¿Me prometes que nos escribirás cada vez que puedas? —Preguntó Harry en voz baja.

—Lo prometo —la castaña sonrió a medias mientras estiraba la mano para que él tomase la carta. Harry la miró una vez más antes de tomarla—. Gracias.

—Por favor, ten cuidado —Hermione lloró mientras abrazaba a su amiga fuertemente.

—Adiós —susurró Anastasia al terminar de abrazar a cada miembro de la familia—. Gracias por todo lo que han hecho por mí. Espero algún día tener la oportunidad de devolverles el favor.

—Oh, no te preocupes, querida. Eres un miembro de la familia y eso es lo que hacen las familias: ayudarse los unos a los otros.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora