xxxxii. la verdad

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«LA VERDAD»


Cada día parecía un reto para Anastasia, despertarse se volvía cada vez más difícil conforme pasaban los días y sin tener la necesidad constante de cuidar a Teddy, sentía que los pensamientos negativos se abrían paso lentamente dentro de su cabeza una vez más. No tenía nada con lo qué distraerse, solo eran sus pensamientos atormentándola cada minuto del día.

La única cosa que pudo notar era que Draco no volvió a la tienda otra vez, y cada vez que la señora Weasley los invitaba a él y a Astoria a cenar, él declinaba la oferta con palabras amables. Y la chica entendía por qué. Él seguía enojado con ella por culpar a Narcissa y Lucius, pero ella sabía la verdad y si él no estaba dispuesto a creerle, entonces era tiempo de avanzar.

El punto era que Draco no sabía qué pensar sobre las acusaciones que ella hizo sobre sus padres, él sabía que ellos eran capaces de hacer cosas así, pero después de la guerra mostraron un increíble cambio de comportamiento hacia él, así que parecía casi imposible que intentaran arrebatarle la felicidad. El pensamiento parecía casi tonto.

Esa mañana, Draco decidió hacer algunos arreglos para las invitaciones de la boda que sus padres le estaban apresurando a que enviase, lo que parecía estúpido sabiendo que la boda no sería sino hasta diciembre. Él sospechaba que estaban emocionados porque su único hijo se casase con una chica que era, no es por presumir, muy hermosa y de una familia acaudalada.

Él caminó por las atestadas calles del Callejón Diagon con el sobre en sus temblorosas manos y un titubeo notorio en cada paso que daba. ¿En serio quería enviar esas invitaciones? Si lo hacía, la boda sería oficial y no habría manera de escaparse de ello.

—¡Hey, Draco! —Él sacudió la cabeza rigurosamente mientras giraba hacia el lugar de donde provenía la voz. Ron y Hermione—. Qué bueno verte aquí. ¿A dónde vas?

—Al Emporio de las Lechuzas, madre ha insistido en comprar una nueva lechuza para que envié las invitaciones a la boda —el chico puso los ojos en blanco, ganándose una risa de la pareja—. ¿Qué hay de ustedes?

—Estamos en una cita, aunque Annie vino con nosotros... —Ron comenzó, pero se fue del tema tan pronto como notó que Draco no estaba de humor para hablar sobre ella, y Anastasia, una vez más, no estaba por ninguna parte—. Bueno, había venido.

—Sí, me temo que nos tenemos que ir —interfirió Hermione, tirando de la manga de Ron—. Ten un buen día —le dijo a Draco antes de pasar por su lado para caminar en direcciones opuestas.

Draco suspiró. Parecía que sin importar lo mucho que tratara de alejarse de ella, siempre lograba volver a él. Aunque, él tenía que admitir que ella lucía hermosa y muy madura, era un cambio que él vio a través de las páginas de El Profeta, pero verlo frente a sus ojos hacía que su corazón se acelerara. Deja de pensar en ella, pensó.

Sacudiendo la cabeza para eliminar esos pensamientos de su mente, el heredero de la fortuna Malfoy hizo su camino a través del Callejón Diagon en busca de la tienda. Por supuesto, tenía que pasar por Suplementos de Calidad para Quidditch porque sin importar la edad que tuviera, él siempre se encontraría entrando a la tienda con la misma emoción que tenía cuando era un niño de once años. Toda la tienda olía a café y madera fresca, y eso traía una sonrisa a su rostro.

—Hola, estaba buscando un Kit de Mantenimiento de Escobas —él se congeló ante el sonido de la silenciosa voz que conocía tan bien. Por alguna razón, Draco se encontró escondiéndose detrás de los estantes, oyendo a hurtadillas la conversación que no debería estar escuchando—. Es más o menos urgente.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora