xxiii. la boda

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«LA BODA»


Una atroz pesadilla fue el motivo por el cual Anastasia se despertó exaltada y respirando pesadamente. Sus ojos esmeraldas viajaron por su habitación, ahora vacía, que compartía con Hermione y Ginny. No había ninguna de ellas por ningún lado. Bajó la mirada para inspeccionar su brazo herido, el cual ahora estaba vendado con un suave material blanco que hacía el dolor menos horrible.

El sonido de los platos en el primer piso la hizo darse cuenta de que era el día de la esperada boda de Bill. Sus ojos escanearon la habitación en busca de su baúl para escoger un simple y presentable vestido para la ocasión, pero cayeron en un hermoso vestido negro puesto en el reposa brazos de una silla en una esquina.

Sus cálidos pies hicieron contacto con el piso casi congelado, pero no le importó mientras las puntas de sus dedos hacían contacto con el material del hermoso vestido. Una sonrisa se extendió en sus rasgos mientras lo sostenía cerca de su cuerpo y giraba, la hizo sentirse feliz. Se sentía feliz.

Con rápidos movimientos, se probó cuidadosamente el vestido en su pequeño cuerpo. Su sonrisa se ensanchó al verse a sí misma en el vestido de cuerpo completo de la puerta. Se sentía como una princesa, más que con el vestido que la madre de Draco le había comprado para el baile de Navidad. Anastasia rápidamente se alistó para el increíble evento y se aseguró de envolver el regalo que les compró en un rápido viaje al Callejón Diagon.

—Annie, ¿estás despierta? —La voz de Hermione la hizo saltar.

—Sí, ¡ya voy! —La castaña gritó y salió de la habitación con una sonrisa en sus delicados rasgos.

Anastasia caminó por la gran escalera y saltó los últimos escalones con una sonrisa juguetona en sus rasgos. La caja aún estaba en sus pequeñas manos cuando sus ojos notaron a Harry y Ginny en la cocina, en una situación muy... comprometedora.

—Buenos díaaas —su cabeza se giró hacia George sonriendo en dirección al par, su mano envuelta alrededor de una taza de café.

—Buenos días, George —la castaña caminó hacia él, descansando sus manos en el lavabo a su lado—. ¿Cómo te sientes? —Le preguntó, mirando a su oreja.

—Me siento un poco sordo —la chica rio entre dientes, negando con la cabeza—. ¿Qué hay ahí?

—Oh, ¿esto? —Anastasia vio la caja hermosamente envuelta—. Es un regalo. Para Fleur y Bill.

—Bueno, debería casarme pronto si el aura amorosa te vuelve generosa —Anastasia rio de nuevo, haciendo que el alto chico pelirrojo sonriera.

—¡Annie! —Hermione entró con su cabello castaño claro peinado en una descuidada cola de caballo y un vestido rojo sobre su cuerpo—. ¡Necesito tu ayuda! —Chilló.

—Voy, voy —la chica sonrió y caminó hacia la frenética Gryffindor, no sin antes despedirse del sonriente Weasley detrás de ella.

La pequeña chica siguió a Hermione con rápidos pasos, tratando de llevarle el paso a su ritmo frenético y nervioso. Finalmente, la chica hizo una abrupta parada y se giró para ver a Anastasia con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa, 'Mione? —Preguntó, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Por favor, ayúdame —los ojos esmeraldas de Anastasia cayeron en sus ondas castaño claro, conteniendo una risa, la chica caminó hacia Hermione—. No sé qué hacer con este desastre.

—Siéntate —Anastasia ordenó suavemente y para su sorpresa, su amiga obedeció.

La Slytherin comenzó a peinar el brillante cabello de Hermione, con sus ojos perdidos en la nada. Estaba tan concentrada en su tarea que después de un rato, su amiga tuvo que recordarle que no fuera demasiado brusca con su cabello. Anastasia murmuró una rápida disculpa mientras empezaba a estilizar el cabello de su amiga.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora