NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)

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«UN ANUNCIO»

Anastasia rio entre dientes silenciosamente mientras ella y Ron se tiraban cajas el uno al otro; con una sonrisa alegre adornando sus rasgos y cabello peinado en un extremadamente despeinado intento de moño, ella se había ofrecido a ayudar en la tienda esa mañana. La castaña se subió a una de las diversas escaleras que había para organizar una de las infinitas hileras de estantes por toda la gran tienda, y Ron siguió los pasos de ella para darle cada paquete y organizar los estantes.

—Te lo digo, Annie, desde que viniste, Hermione se olvidó por completo de que existo —la chica sabía que era una broma, pero una parte de ella no pudo evitar sentirse culpable—. Pero está bien, porque Harry y yo podemos pasar tiempo juntos como amigos.

—Me alegra oír que el hecho de que novia te ignore es una buena oportunidad para pasar tiempo con tu mejor amigo —la chica se burló de él mientras arreglaba su varita en su moño para impedir que su cabello cayera.

—Aunque, creo que Harry quiere proponerle matrimonio a Ginny —Ron comentó silenciosamente mientras le daba un par de cajas a la chica, quien jadeó e inmediatamente soltó las cajas—. ¡Ouch! —Gritó el pelirrojo tan pronto como las cajas chocaron con su cabeza.

—¡Jodido infierno! ¡Harry quiere casarse con Ginny! —Anastasia sonrió, reclinando su pequeño cuerpo sobre las escaleras en las cuales estaba. Sus ojos esmeraldas viajaron desde el pelirrojo hasta su amigo, quien charlaba con algunos clientes en el primer piso—. ¿Cuándo te dijo esto?

—Ayer —susurró él—. Pero no le puedes decir a nadie, Annie —Ron alzó una ceja.

—Por supuesto que no le diré a nadie, Ronald —ella puso los ojos en blanco mientras terminaba de poner los últimos paquetes en el estante.

—Annie, por favor, ¿podrías terminar de poner estas plumas en la mesa? —Dijo George mientras caminaba hacia ellos—. Y tú, ayúdame con los paquetes de pociones de amor —asintió con la cabeza hacia Ron, quien suspiró profundamente y siguió al alto pelirrojo hacia el fondo de la tienda.

—¿Por qué le das a Annie menos trabajo? —Oyó a Ron pelear y la chica rio ligeramente mientras bajaba las escaleras con ayuda de su mano libre.

La castaña sonrió mientras empezaba hacer lo que se le pidió, e ignoró el sonido de la campanilla de entrada, todo porque su mente no podía parar de recordar a cierto chico rubio, aunque hizo todo lo que pudo por sacudir esos pensamientos de su cabeza. De vez en cuando se pillaba a sí misma pensando en él, y tenía que obligarse a sí misma a pensar en algo más, como en Teddy, o lo que Ron había dicho sobre Harry y Ginny.

—Por las barbas de Merlín —susurró, mientras torpemente seguía metiendo sus manos dentro de los libros de las plumas, solo para encontrar que no había ninguna dentro—. ¡George! ¿Estás son las únicas plumas? —Anastasia preguntó mientras se giraba hacia el fondo de la tienda.

—¡Harry tiene más! —Respondió George con una estresante exclamación, la chica se preguntó qué estarían haciendo allí.

—Vale —la chica asintió cortamente y se dio la vuelta para bajar los varios sets de escaleras para llegar hacia el primer piso con Harry.

Con un suspiro, bajó cuidadosamente las escaleras mientras intentaba reconocer las voces adicionales que estaban hablando con Harry. Sonaban muy misteriosas y sospechosas, con esos susurros bajos y oraciones apresuradas, se preguntó si eran Aurores buscando información.

—Harry, ¿dónde están las otras...? —Se encontró ahogándose con sus propias palabras mientras sus ojos esmeraldas se encontraban con un par de ojos grises. La chica sintió sus manos temblar ligeramente mientras apretaba su agarre sobre la caja en sus manos.