Mis dedos presionan las teclas de mi vieja computadora, al tiempo que trato de plasmar por escrito todo aquello que Gael Avallone me contó. Trato, también, de asegurarme de no pasar por alto todos aquellos gestos y expresiones que suele hacer una y otra vez sin percatarse.
Trato de describir, de manera fresca y fácil, la forma en la que retira el cabello lejos de su rostro a pesar de que está perfectamente estilizado; la postura erguida y elegante que suele tener todo el tiempo, la sonrisa torcida e imperfecta de sus labios, mirada curiosa que suele poner cuando te presta especial atención, la forma en la que inclina la cabeza cuando captas su interés con algún comentario, la manera en la que frota su barbilla de manera descuidada, como si tratase de rascar una fina capa de vello que no existe...
Trato de dibujar con palabras todos esos pequeños gestos que hace sin darse cuenta y que resultan extrañamente encantadores. Humanos... Reales.
Cuando termino, leo los párrafos escritos y hago un par de cambios en el proceso. No estoy empezando a escribir el libro todavía, pero, de todos modos, trato de ser meticulosa y exigente con esto. Necesito que la información sea lo más clara posible. Soy un desastre andando, así que debo ser muy organizada para facilitarme el trabajo más delante. No creo ser capaz de recordar todos los detalles cuando necesite traerlos de vuelta a la superficie, así que debo plasmarlos ahora antes de que se vuelvan borrosos e imprecisos.
Me encantaría que, quien lea esto, se dé cuenta de la esencia de Gael desde el inicio. Quiero que este libro sea lo más honesto posible, en todos los aspectos imaginables. Quiero que el mundo entero sea capaz de visualizar al magnate desde un punto de vista más tangible y, para conseguirlo, no puedo pasar nada por alto.
Al terminar mi exhaustiva revisión, abro el buscador de internet en mi computadora y tecleo: «Gael Avallone» en él. El desplegado de información que aparece al instante, me abruma un poco, pero no dejo que eso me intimide.
Abro el primer link y leo el artículo. Habla acerca del exitoso negocio que ha cerrado con una de las compañías petroleras más importantes del mundo y de cuán entusiasmado se siente acerca del nuevo mercado en el que incursiona.
Otro artículo es abierto.
Este habla sobre la corta —pero exitosa— trayectoria del magnate al mando de Grupo Avallone. No dice mucho en realidad. Solo hace un resumen de todo lo que ha logrado en sus años a la cabeza del emporio que maneja.
Más artículos aparecen y todos ellos hablan de lo mismo. No hay otra cosa más que reportajes que hablan acerca de trivialidades, negocios, éxitos, dinero y acciones. Me queda claro que el tema de su vida personal no puede ser tocado por nadie, ya que no hay ni un solo párrafo dedicado a hablar sobre eso en ningún lado.
Un suspiro agotado brota de mis labios, y selecciono el apartado que cita «imágenes» en el recuadro del buscador.
Cientos de fotos aparecen en ese momento: él estrechando la mano de otro hombre enfundado en un traje caro, él con la mirada fija en la cámara, él con decenas de empresarios...
Su rostro luce extraño en la pantalla. Como si fuese un completo desconocido. Una persona que luce como alguien que conoces y, al mismo tiempo, como alguien a quien nunca has visto en tu vida.
Deslizo el cursor poco a poco por encima de las tomas y, mientras lo hago, me doy cuenta —con una mezcla de irritación y decepción— de que la cámara no le hace justicia en lo absoluto. No logra captar la fuerza de sus impresionantes ojos castaños y la seguridad que emana de cada poro del cuerpo. Incluso, me molesta el hecho de que la sonrisa que hay dibujada en esas imágenes, luce ensayada y falsa.
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MAGNATE © ¡A la venta en Amazon!
RomanceEN FÍSICO Y DIGITAL A TRAVÉS DE AMAZON. • Esta historia está disponible como audiolibro en Audible Español. "Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame." -Oscar Wilde.