Mi corazón late con tanta violencia, que soy capaz de sentirlo golpeando contra mis costillas, mis manos tiemblan tanto, que tengo que cerrarlas en puños para aminorar los espasmos involuntarios que las asaltan y todo mi cuerpo —absolutamente todo— se estremece cuando la mirada salvaje de Gael Avallone encuentra la mía. Cuando sus ojos —ambarinos, fuertes y llenos de una emoción desconocida— se clavan en los míos.
Todo dentro de mi cabeza es una revolución en este momento. Todo dentro de mi pecho es un manojo de sensaciones y sentimientos que colisionan con violencia y, por más que trato, no puedo ponerles un orden. No puedo hacer nada para procesar del todo lo que este hombre acaba de decirme.
La imagen arrogante, fría y calculadora que tenía de él se ha esfumado por completo. Ha cambiado y se ha transformado en una que me intriga y me gusta en partes iguales. En una que encuentro tan humana y tan real, que no puedo evitar sentir que he creado una clase de conexión con él. Con su dolor. Con su pérdida... Con todo eso que lo hace tangible e imperfecto.
Trago duro.
—¿Esa es toda la verdad? —pronuncio, con un hilo de voz, pero no sé por qué estoy preguntándolo. Supongo que una parte de mí espera que diga que me ha mentido. Que espera que todo el dolor por el que ha tenido que pasar, no sea cierto; porque, entonces, sería más fácil lidiar con ello. Porque entonces, mirarlo como un hijo de puta, sería más sencillo.
Gael asiente y no me pasa desapercibido el toque ansioso que hay en su gesto. No me pasa desapercibido el tinte nervioso que tiñe su mirada.
Un suspiro largo y pesado escapa de mis labios, y cierro los ojos con fuerza.
En ese momento, todo lo que ha dicho comienza a asentarse sobre mis hombros. Comienza a anclarse en mi cerebro y a aferrarse a cada rincón de mí hasta dejarme aquí, de pie, con un millar de sensaciones en el pecho y un montón de preguntas y dudas en la cabeza.
«¿Qué pretende con todo esto? ¿Qué es lo que espera de mí? ¿Cuál es la finalidad de contármelo todo ahora?» Digo, para mis adentros y eso es, exactamente, lo que sale de mis labios. Lo que pronuncio luego de unos largos instantes de absoluto silencio:
—¿Y qué es lo que pretendes conseguir con todo esto? ¿Qué esperas conseguir de esta conversación? —le agradezco a mi voz por no fallarme. Le agradezco por no delatar cuán inestable me siento ahora mismo—. ¿Por qué has decidido confiar en mí ahora y no hace unas semanas, cuando aún...? —«Cuando aún estaba esperanzada con la idea de tener una explicación tuya. Cuando aún no me dolía como lo hizo...»—. ¿Cuando aún me importaba?
Sé que acabo de sonar como una completa hija de puta, pero ahora mismo no me importa. Ahora mismo, lo único que quiero, es arrancarme del cuerpo esta ilusión que ha comenzado a reptar y a abrirse paso hasta mi pecho. Lo único que quiero, es tratar de sellar el agujero que Gael Avallone le ha hecho a mis defensas. Al caparazón que puse sobre mis hombros el día que decidió mandarme a la mierda.
La decepción tiñe su rostro en ese momento y una punzada de dolor me retuerce las entrañas.
—No lo sé... —dice y la tristeza que se cuela en su tono me estruja por dentro—. Yo solo quería que lo supieras. Yo solo... —niega con la cabeza—. Solo esperaba que entendieras...
Es mi turno de negar con la cabeza.
—Que entendiera, ¿qué? —suelto, y sueno más dura de lo que me gustaría—. ¿El motivo por el cual te comportaste como un completo hijo de puta conmigo durante las últimas semanas? ¿Qué entendiera que estás tratando de justificarte por la mierda por la que me hiciste pasar?
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MAGNATE © ¡A la venta en Amazon!
RomanceEN FÍSICO Y DIGITAL A TRAVÉS DE AMAZON. • Esta historia está disponible como audiolibro en Audible Español. "Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame." -Oscar Wilde.