Viejas heridas y amistades.

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Después de todo lo ocurrido, la campana final llegó y el momento de cumplir nuestro castigo inició.

—Es algo fastidioso tener que limpiar el edificio completo... ¿Creen que nos podamos ir a casa temprano?—Sarah suspiró al decir esto y tomó un papel para romperlo en cuatro—Mañana haremos lo mismo, en cada trozo pondré un 1 y un 2, los revolveremos y así haremos las parejas. Luego haremos la división de los lugares que limpiaremos hoy—explicó mientras colocaba los dígitos en el papel y los revolvía en un puñado de bolitas de papel diminutas.

Cada una tomó un pedazo de papel, mi número fue el 2, el de Daniela el 1 y el de Lucía el 2. Por lo que el papel que quedó en la mano de Sarah fue el 1, las parejas estaban realizadas.

Extrañamente el ambiente era incómodo, volvimos a tomar los papeles, pero esta vez fueron cuatro lugares diferentes.

Daniela tomó el papel del gimnasio, Sarah el de los sanitarios, Lucía la cafetería y yo las ventanas y pasillos. Eso sería lo primero que limpiaríamos, después limpiaríamos otros lugares diferentes.
Nos separamos y fuimos primero a la cafetería, dónde Lucía y yo nos pusimos a limpiar los suelos y las mesas. La cocina estaba limpia gracias a las encargadas de la comida, eso reducía nuestro trabajo a un setenta y cinco por ciento. Pero mi compañera no dejaba de suspirar preocupada y miraba la hora
—¿Debes estudiar o algo?—pregunté

—Es solo cuestión de tiempo a que esas dos chicas se agarren del cabello y terminen golpeándose una a la otra—solté el pañuelo con el que estaba limpiando las mesas y la miré curiosa

—¿Qué sucedió entre Daniela y Sarah?

Lucía dudó un momento, pero después de respirar profundo siguió limpiando el piso de rodillas.
—Cuando Daniela entró, Sarah no era una chica muy solitaria, todo lo contrario. Todos la querían y ella era amable con todos, pero Daniela era apartada. Sarah decidió hacerle compañía, pero no fue una buena decisión. Ya que ambas se hicieron muy unidas, todas las chicas querían ser como ellas dos. Daniela comenzó a suplantar a Sarah en cuanto a su grupo de populares, dejando sola a lo que era su amiga. Pero Sarah podía aguantar, tenía un novio... realmente estaba enamorada, pero se dio cuenta de que él le era infiel. Ella explicó que no le dolía o molestaba mucho el hecho de que él le fuera infiel, lo que le hirió fue que con la persona la cual dejó de serle fiel era su mejor amiga. Ambas se pelearon, todos los chicos dejaron de ver atractiva a Sarah y la comenzaron a llamar lesbiana y marginada, la comenzaron a rechazar y de a poco nuestra Sarah se hizo fría, grosera y directa... pero sobre todo solitaria—me miró con tristeza, la verdad no comprendía muy bien la historia ya que no me parecía un asunto para odiarse después de esos años

— Esa es la historia de Sarah... ¿Entonces por qué Daniela está sola también?— Lucía volvió a suspirar y limpió el pañuelo en la cubeta para volverlo a escurrir y seguir limpiando el suelo.

—Después de que Sarah comenzara su actitud de chica fría, Daniela no soportaba la presión social, la reprimían mucho por no ser tan inteligente como Sarah, o por ser mentirosa y falsa. Era muy hipócrita, ya que nunca defendió a su amiga, la chica que la recibió con una sonrisa en el colegio. Daniela es una chica muy sensible, y dejó de venir en manga corta, pues ella comenzó a cortarse, dejó de comer, ¡incluso intentó suicidarse meses después! Ya no era una chica linda, ahora era una chica falsa y rota. Nadie quería estar con ella, y así es como quedó en la soledad misma. No le habla a la gente, mira a Sarah con tristeza pero la provoca para que terminen peleando y no dice lo que siente realmente. Esa es la Daniela que el instituto creó—me senté en una mesa y comencé a analizar

—Tengo una idea, ¿por qué no hacemos que ellas dos vuelvan a ser amigas?

Lucía comenzó a reír con tristeza y asintió dándome una paleta

YOLO; You Only Live OnceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora