—¿Creen que hayan visto lo de sus ropas?—pregunté mirando al techo en la mañana, Sarah seguía durmiendo y Lucía estaba estudiando mientras que Daniela era la única que no me ignoraba a pesar de estar pintando sus uñas.
—Me temo que es imposible de saber hasta que nos levantemos, a decir verdad fue algo que no estaba planeado—dijo mirándome con una sonrisa algo hipócrita, asentí y me alisté para salir, abrí la puerta y me alejé rápidamente, vi como una cubeta con lombrices caía al suelo y fue algo inevitable...
—¡MALDITA SEA JENSEN, CABEZA DE CONDÓN, RUBIO TEÑIDO Y OSCAR! ¡LOS ODIO!—mis amigas saltaron de sus lugares y no pudieron evitar gritar, cerré la puerta de golpe y escuché como Sarah gritaba alarmada, vi como en sus pies llenos de algo baboso ella se resbalaba. Lucía miró sobre nuestras cabezas y chilló alarmada, una vez que la cabeza de Daniela se movió al levantarse de su cama los globos llenos de una sustancia asquerosa y amarillenta nos cayó en nuestras cabezas
—¡MIERDA QUE ASCO ES ORINA!—gritó Lucía desesperada.
Di un paso pero resbalé y caí de culo, era el colmo. Los dejaría sin descendencia. No me esperaría más. No lo haría.
Me levanté furiosa y abrí la puerta, estaba decidida a ir los a matar, pero las lombrices estaban en pelota y me dio mucho asco, cerré la puerta y grité furiosa.
—¡Me niego a salir!—chillé, la peste en mi cuerpo era asquerosa, y me sentía pegajosa y sucia. Odiaba esta broma, una cosa era chocolate... ¿pero orina? No jodas.
Me duché después de Lucía, que duró una eternidad quitando la broma de los chicos, por suerte ella traía otros shampoos pues tomamos un mechón de cabello y le pusimos el shampoo y parecía ser tinte en vez del químico. Esa broma era muy usada, así que no nos molestamos en caer.
Una vez duchadas todas a causa de todo el escándalo, miré por la ventana, el tumulto de lombrices disminuyó un poco, pero ya no había comida en el comedor, teníamos hambre, pero la pregunta que no me dejaba en paz fue... ¿Cómo lograron entrar? Las ventanas estaban cerradas, y la puerta tiene la bocina, para entrar con todas esas cosas debes abrir bastante la puerta.
—La bocina no funcionó, así que quitemos de ella y utilicemos la bocina en una broma. Si bien esta broma fue asquerosa no debemos utilizarlo todo, pero a como veo la actitud de Alice diría que esta es o todo o nada—Enfatizó Sarah, suspiré molesta cepillando mi castaño cabello y me levanté decidida, no sin antes tomar la cubeta que utilizaríamos y llenarla de agua. La dejé caer sobre las lombrices y estas se deslizaron por el suelo. Salí de ahí y miré el techo. Tenía huellas de los zapatos de los chicos explicando el cómo habían entrado, nosotras no aseguramos la ventana del techo. Pero no dejaría esta vez que ellos entraran por el día, tomé nuevamente la cubeta y la llené con aceite y cera para dejarlo caer en el techo y que quedase resbaloso, mi trabajo estaba terminado.
Fuimos con los maestros, quiénes nos dieron comida molestos por nuestra impuntual llegada. Nos disculpamos y terminamos siendo castigadas, tuvimos que limpiar el comedor.
Esta noche mataría a esos tipos. Pero debía resistirme, iría de a poco. Cuando nos unimos al grupo pudimos ver como los cuatro chicos faltaron a las actividades, así que me escabullí hasta su cabaña, no sin antes atrapar las lombrices con mucho asco y llevarlas en la cubeta, llamé a la puerta y un Jensen con la camiseta rota, dejando ver sus tetillas me dio mucha risa, lo empujé y me adentré a la cabaña, comencé a soltar las lombrices en sus camas y sobre ellos, quienes comenzaron a chillar molestos.
—¿Quieren jugar así? Entonces pongamos las reglas señores—dije tirando la cubeta al suelo, estaba muy molesta—si vuelven a hacernos retrasar con la comida juro que en la próxima broma sufrirán—dije para salir de ahí victoriosa, me reuní con las chicas y abrí la boca—próxima venganza, caldo de pollo, pegamento en el shampoo y por supuesto, bocinas en las camas. Y no chicas, esta no será del todo en la noche... tiré las lombrices que logré recolectar en sus camas, por lo que pasaran limpiando en la tarde cuando ya no haya nadie a la vista—comenté.
Era nuestro momento, entre más fuerte la broma de los chicos, más fuerte nuestra venganza.
Esperamos a que los chicos abandonaran su cabaña y nos adentramos, Daniela y Lucía se encargaron de poner las bocinas debajo de las camas, haciendo que si te acostaras o sentaras sonara. Sarah y yo nos encargamos de colocar el caldo de pollo en la ducha, colocamos en el shampoo el pegamento. Salimos de allí sigilosas y volvimos a nuestra cabaña.Al rato vimos a los chicos entrar, era solo de esperar a que las bocinas sonaran. Nos acercamos a nuestra ventanilla de la cabaña del enemigo para ver lo que sucedía.
—No parece ser que ellas dejaron bromas—comentó Jensen estirando sus brazos
—Tienes razón—Oscar tiró unas cosas y saltó a la cama, la bocina sonó fuertemente, haciéndolo caer al suelo—hablamos muy pronto—dijo adolorido desde el suelo, Jensen se encogió de hombros y se acostó en una de las camas dejando que el sonido volviera a resonar, asustando a sus amigos y creyendo que solamente le habíamos puesto una bocina a algunos como a Oscar
—En sí la broma está muy mala... en fin, me ducharé, no entren—comentó Jason, era nuestro momento de gloria, podríamos apreciar nuestra segunda broma.
Se hizo el silencio en un momento, hasta que un grito de parte del rubio despertó hasta los pájaros que dormían en algún lugar relajado. Brandon y compañía corrieron a ayudarle
—¡NO ENTREN QUE ESTOY DESNUDO IDIOTAS!—chilló, no podía aguantar mis ganas de reír al ver a un Jason en toalla lleno de caldo de pollo. Se cruzó de brazos y salió de la cabaña molesto, Brandon lo siguió curioso junto con Oscar. Fueron a nuestra cabaña, podíamos verlos desde un escondite aceptable.
—Subiré yo, tú estás en toalla—comentó Oscar, Jason aceptó y comenzó a ayudarlo a subirse al techo para poder entrar. Saqué mi celular y comencé a grabarlos, algo me decía que debía hacerlo.
Mientras lo ayudaba a subirse, Sarah, Daniela, Lucía y yo, junto con sus amigos pudimos apreciar como la toalla lentamente se caía de su cintura.
—¡MIERDA!—chilló para soltar a Oscar y agacharse a juntar lo que cubría su intimidad
— ¡ESPERA NO ME SUELTEEES!—el eco desafortunado sonó, y fue como ver una película en cámara lenta, mientras que Jason intentaba cubrirse con su toalla, Oscar se caía deslizando su cuerpo por nuestro techo, para caer en el lago de patos del lado.
Fue inevitable, comencé a reír al ver el trasero de mi rival, ganando sus miradas y su ira al ver que había guardado ese momento con mi celular.
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Sarah en multimedia (Sarah Mcdaniel)
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YOLO; You Only Live Once
Humor¿Alguna vez te haz preguntado si realmente estás a gusto con tu vida? ¿Si te arrepientes de tus decisiones? ¿Qué pasaría si decides comenzar de nuevo? ¿Se puede? ¿Lo haz pensado? Alice sí, ella siempre piensa el por qué de las cosas y cómo...