Desperté de golpe y una luz blanca me recibió, golpeando fuertemente mi vista. ¿Qué había sucedido?
Mi cabeza estaba con vendas, mi rostro también y varias partes de mi cuerpo. En mi mano derecha un yeso azul adornaba desde mi codo hasta mi muñeca.
—Veo que despertaste—un joven hombre de unos treinta años, con lentes y una gabacha blanca me miraba con una sonrisa—Debo admitir que eres una heroína—sus palabras me confundieron—la chica, la cual trajiste desnuda y golpeada está bien el lo que parece. Se revisó lo más que se pudo, por sus golpes y su estado supusimos que fue por violación, aunque no estamos tan seguros, no podíamos arriesgarnos a tomar radiografías, nos dimos cuenta de que no hubo daños en el órgano reproductor de ella, no obstante... debemos esperar una semana para ver si está embarazada—su sonrisa se desvaneció—gracias a ti no pasó algo mucho peor, no debo decir que realmente fue una desgracia para ambas, pero la haz salvado más de lo que crees... aunque no debes ponerte en riesgo, pide ayuda a gente que tenga más fuerza para combatir situaciones como estas... —suspiré y comencé a llorar
—Llegué muy tarde... vi como la golpeaba, como la penetraba... no pude moverme hasta después... cuando lo ataqué ya era demasiado tarde—las lágrimas lastimaban mis heridas y abracé con fuerza mis rodillas, el médico colocó su mano en mi hombro y acarició con su pulgar mi piel, no podía tocarme más que eso, ley del menor.
—¿Quieres verla?— asentí y una silla de ruedas guiada por el médico me guió a una habitación tranquila, con una camilla y una de esas máquinas que llevan el ritmo cardíaco. En la camilla mi amiga se encontraba con grandes golpes y sus ojos cerrados—No sabemos cuando saldrá del coma, hay que esperar sus resultados, pero no puedo prometerte que durará poco en hacerlo, a decir verdad es por una reacción de auto-protección ante la violencia sufrida de parte del agresor, se ve daños en lo que es la piel que cubre su órgano reproductor, pero como es una mujer no se sufrieron daños internos, si fuese una niña sería mucho más grave, es un alivio que siga respirando, porque a decir verdad, los golpes terminaron siendo realmente dañinos, si le ves las marcas en el cuello puedes decir que él intentó matarla con asfixia pero no logró tener sus resultados y por las marcas en las muñecas puedes decir que las hizo quemando su piel con algún tipo de cuerda o algo así—su voz era seria y profesional, no podía evitar sentir los deseos de llorar al ver la irreconocible cara de mi amiga. Era suficiente peso lo que tenía que llevar y verla en este estado era aún peor.
—¿Llamaron a la madre?—un médico preguntó desde atrás, el médico general negó con la cabeza y abrió la boca
—No hemos podido contactar con ningún familiar—¿no debían de esforzarse más?
—Tengo el número de una de nuestras amigas donde puede avisar a la familia o darme el número de la madre de Lucía—pensé en voz alta, ambos médicos me miraron—Pero necesito mi celular—el médico salió en busca de él dejándome sola con el general, quién me llevó de vuelta a mi camilla.
Una vez recuperado mi celular llamé a Daniela quién contestó después de tres timbres
—Tengo baja batería, así que escucha con atención. Debes buscar a la madre de Lucía y decirle que está en el hospital, es urgente que venga por su hija—dije algo apresurada por la carga de mi celular
—¿Qué sucedió?—Daniela no era de captar la velocidad
—¡Después te lo explico! ¡Date prisa!—colgué y llamé a mi madre pero no contestó, así que le envié un mensaje a Sarah para que supiera donde estábamos.
La pantalla de mi móvil se encendió y pude ver que mi madre me llamaba
—Mamá, estoy en el hospital---—no pude decir nada más pues se apagó quedando sin carga, lo cual era molesto. No por tener que esperar sin poder distraerme, ni poder comunicarme con otra persona que no fuese la enfermera amargada que me atendía.
Lo que era realmente molesto era no saber la hora, no poder decir cuánto tiempo había transcurrido desde el incidente, ni desde mi visita al peliblanco o a mi amiga. Si no hubiera estado ahí para Lucía ¿estaría muerta y desnuda en ese callejón sin salida? De solo pensarlo me daba escalofríos por todo mi cuerpo, haciendo de mi estómago un nudo sin piedad, ganas de vomitar me tomaron desprevenida, pero cuando logré vomitar no era lo que yo llamaría "vómito" Mi sangre caía desde mis labios hasta el suelo, ese sabor metálico del cual no acostumbro, esa tos asquerosa que raspa mi garganta y la necesidad de deshacerme de la sangre.
Necesitaba ayuda, una vez más no podía hacer nada por mí misma o por alguien.
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Lucía en multimedia (Maia Mitchell)
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YOLO; You Only Live Once
Humor¿Alguna vez te haz preguntado si realmente estás a gusto con tu vida? ¿Si te arrepientes de tus decisiones? ¿Qué pasaría si decides comenzar de nuevo? ¿Se puede? ¿Lo haz pensado? Alice sí, ella siempre piensa el por qué de las cosas y cómo...