¡No te mueras!

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Después de la ducha relajante y silenciosa, Brandon y yo nos sentamos en el sofá de cuero negro a comer helado de galleta. Se veía lo enfermo que estaba y lo mal que se sentía, pero cada vez que intentaba hablarle y decirle algo al respecto él simplemente me ignoraba y seguía hablando con ánimos.

—Alice, ¿qué significa tu apellido Aslí?—me puse a pensar ante su pregunta tan curiosa, me encogí de hombros y llevé la porción de helado a mis labios, observando el rostro confundido del pelinegro.

—Ni siquiera sé en qué idioma está—confesé mirando a la nada, pero di una pequeña sonrisa y me concentré nuevamente en mi helado. Ignorando la mirada penetrante de Brandon—No soporto que me veas comer con tanta intensidad—me quejé al cabo de un rato impaciente por su sonrisa burlona

—No puedo evitar ver que comes como una vaca... Tienes helado por toda tu boca—no pude evitar sonrojarme, no por algo hermoso o por un halago. Sino por la vergüenza del comentario que me hizo sentir incómoda—Alice, es broma, no eres una vaca, lo dije para ponerte incómoda—dijo riendo suave, al mismo tiempo en el que una mirada fulminante de mi parte lo incomodó.

Los dedos de Brandon viajaron a mi cabeza, acariciando mi cabello húmedo, viendo los mechones como si fueran algo hermoso de ver, era extraño sentir sus manos, o que su fragancia llegara más a mi nariz, tenerlo cerca, la invasión de mi espacio personal por un chico extraño, un chico del cual no sé ni costra.

No pude evitar sonrojarme al sentir sus dedos en las comisuras de mis labios y ver como se lamía las yemas

—El helado sabe mejor desde tu piel que de mi plato... Lástima que sea solo un poco en tu boca—contestó al verme sin saber qué decir desvié mi mirada con vergüenza—Ven—seguí al pelinegro que me guió hasta la parte trasera de su casa, donde una larga piscina se encontraba allí. Brandon no duró mucho en sentarse en la orilla para sumergir sus piernas, me tendió su mano y se la di, él se levantó y me alzó como princesa para dejarme caer en el agua templada, salí estresada y algo molesta. Brandon solo reía sosteniéndose el estómago, me salí y me puse detrás de él —No princesa, no te atreverías—dijo incómodo—Yo no sé nadar—sabía que era mentira, así que con todas mis fuerzas lo empujé, Brandon cayó en el agua, comenzando a patalear desesperado

  —No pienso creer esa mentira, cuando fuimos a la playa estabas conmigo en el mar—me crucé de brazos viendo como se movía ridículamente en el agua, en un momento Brandon dejó de nadar y comenzó a hundirse, no salía del agua y comencé a alterarme—¡ESTE IDIOTA!—me lancé al agua y nadé hasta el fondo de la piscina donde el pelinegro se encontraba con los ojos cerrados y la boca abierta, tomé su cuerpo y coloqué su brazo en mis hombros para apoyar mis pies en el suelo y empujarme hasta la superficie, donde Brandon no reaccionaba. Nadando hasta la orilla y sacarlo con mis pocas fuerzas lo arrastré por el cemento hasta alejarlo del borde del agua, me saqué la camiseta y se la puse debajo de su cabeza para que tuviese una mejor posición, comencé a darle pequeñas bofetadas y miré sus labios. ¿Le daba respiración boca a boca? 

En el momento en que uní mis labios e intenté darle respiración boca a boca sentí como Brandon se movía, me separé y él escupió el agua, me miró débilmente y cerró los ojos

—¡No espera Brandon!—comencé a mover su cuerpo desesperadamente— ¡No te mueras!

Brandon abrió los ojos y me empujó contra el suelo, colocando su cuerpo grande sobre el mío, su cabello chorreando las gotas de agua en mi cara

  —Sólo estaba descansando, no seas tan intensa o me dejarás sin cuerpo—gruñó, pero se percató de su agresivo tono de voz y me aflojó el agarre en las muñecas para tomarme de la cintura y besarme suavemente, despacio y a lo que llamarían amor.—Perdón, no quería gritarte o lastimarte—susurró juntando su frente con la mía y sus ojos cerrados, pronto sentí como todo su cuerpo caía sobre el mío sin fuerzas

—¡ESTÁS ARDIENDO EN FIEBRE!— Chillé, pero no me podía ver, necesitaba que Brandon se levantara pero estaba medio inconsciente. 

Me moví, pero no logré absolutamente nada, el pedazo de mamut me atrapaba en su cuerpo. Levanté un poco su cintura con mis manos, pero no logré mucho, así que le tiré fuertemente de sus orejas para ver si despertaba, pero no sucedió mucho. Levanté fuertemente mi rodilla y golpeé su intimidad, haciendo que Brandon se estremeciera y se quitara de encima para lloriquear en posición fetal a como podía. Su debilidad se presentaba cada vez más, así que con mi fuerza de avatar -noten mi sarcasmo- levanté al pelinegro y lo llevé a la sala, le puse una bolsa de hielo en la frente, otra en su amigo íntimo y le puse una manta, para buscar pastillas. Si se me moría no solo me sentiría realmente sola y mal, además me condenarían a años de cárcel por asesinar a un adolescente de un golpe en la entrepierna

"Joven asesina a su novio enfermo al darle un rodillazo en los testículos"-imaginé al noticiero dando el evento y me puse incómoda, hasta que caí en cuenta y la sangre se fue de mi rostro junto con mi alma a mis pies. ¿NOVIO? ¿BRANDON MI NOVIO? ¿ESTABA LOCA? ¡BRANDON ME CONTAGIÓ EL VIRUS Y AHORA TENGO LAS NEURONAS MAL!

Corrí en círculos hasta que choqué la cara contra la pared y todo se vio negro

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Oscar en multimedia (Darren Criss)

YOLO; You Only Live OnceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora