Estúpido puré de... ¿es patata?

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Al día siguiente mi despertador sonó, lo tiré contra la pared y escondí mi rostro en la almohada, no quería moverme de mi cama, de mi comodidad para entrar a lo que sería mi nuevo infierno. ¿Por qué tenía que arruinarlo todo? ¿Qué sucedía en mi cabeza que no podía ni siquiera pensar con claridad?
Mi madre entró con un tarro de agua y me lo tiró en la cara, estaba helada. Me levanté de la cama de inmediato y comencé a perseguir a mi madre con mi almohada.

Se la lancé y ella se cayó contra el sofá. Por primera vez en años la miré en un pijama en la mañana. No le di mucha importancia y comencé a hacerle cosquillas, reímos hasta cansarnos, pero la felicidad no duró mucho cuando ella se sentó a mi lado cansada.

—Alice—llamó con una voz vacía de sentimiento—me iré por unos meses—me asombré ante la confesión—me despidieron del trabajo, por lo que iré a una oferta pero queda en Europa, vendrá tu tía Lena a cuidarte—miré boquiabierta a mi madre.
No dijimos nada el resto del tiempo, llegaría tarde al instituto. En el camino me puse a pensar en mi tía, una mujer veinteañera, ¿por qué tan joven? Porque mi abuelo en ese tiempo era todo un conejo. Tiene por ahí de unos veintisiete años, tal vez un poco más y tal vez un poco menos. Mi tía tiene las tetas operadas, rubia teñida y un cuerpo bastante interesante por sus curvas. Hace tiempo me gustaba un chico, no estaba enamorada pero la verdad es que me parecía bastante guapo y toda la miel que le quieras poner. Pero cuando lo invité a mi casa por primera vez para hacer un trabajo y fui por el almuerzo, me encontré a mi tía follando en mi cama con él. ¿Irónico no es así? Desde entonces no me gusta estar con ella. Siempre se quejaba de que sus novios le eran infieles, pero, ¿cómo no lo serían? Ella con cada novio que tenía le era infiel con otro, la relación terminaba y ella como una adolescente terminaba en la cama del chico con el que fue infiel, ¿cómo esperar que sean fieles si fue con el que fuiste infiel en primer lugar?

Desde entonces, no he visto a mi tía. Siempre se queja de que estoy sola. Si realmente le interesara mi vida no sería tan puta y me dejaría tranquila.

—Tierra llamando a Alice—mi madre chasqueó los dedos frente mi rostro y volví al mundo, le sonreí y me bajé del auto. Todos me veían, susurraban, se reían, ¿a quién le importaba? Ah claro, a mí.

Sarah llegó a mi lado con Daniela y Lucía, me abrazaron y me acompañaron a la clase. Hoy me tocaba todo el día con Sarah, la verdad era un alivio. Las tres chicas me caen bien, las quiero por igual, pero con Sarah tengo más afinidad.

Desgraciadamente, después del recreo la directora me llamó. Al entrar vi una cabellera café, se veía bastante dañada y tenía una ropa demasiado llamativa. Esto iba para largo, me senté al lado de mi tía y la ignoré.
—Alice, tu tía vino por ti... al menos solo venía a saludar, no es recomendable que te vayas de la institución ya que tal vez veas materias importantes—asentí y miré a mi tía, había cambiado durante los últimos años. Verla me recordaba a un recuerdo incompleto. Se veía cansada, vieja, se veía deprimida.
Hablamos un rato y mi tía era más callada a lo que recordaba, ella siempre hablaba. Una vez nos fuimos de la oficina mi tía me sonreía y me abrazaba con animación, volvía la tía que recordaba. Todos nos veían raro, pero ella los miraba mal. Sarah se nos unió y mi tía no lo podía creer. ¡Por fin una amiga! Seguro eso pensaba, en cambio yo no dejaba de bufar y rodar mis ojos.

Cuando mi tía se fue nos encontramos con la clase D en la nuestra. ¿Qué sucedía? Además de ellos se encontraban Lucía y Daniela, otras chicas saltaban alrededor de Jensen mostrando sus labios pintados y besando sus labios y mejillas, era algo desagradable.

—Bienvenidos, como pueden ver hemos unido a todas las clases. Somos poca gente en realidad, por casos de bullying trasladaremos a las víctimas con los provocadores. Llamaré a ocho personas involucradas, esas ocho personas las queremos limpiando el colegio. No debe ser todo, pero lo harán en equipo, así tendrán una mejor relación. Un profesor los supervisará. Para que les de tiempo lo harán entre clases—canturreó con una sonrisa maliciosa la directora junto al profesor de ciencias que miraba con atención a un sapo muerto—Jensen, Brandon, Jason, Oscar. Por razones de bullying están castigados y deberán cambiar su actitud, Lucía, Sarah, Daniela—¡Maldita hija de calamardo! ¿Bullying? No me jodan.—Alice, ustedes enseñarán a comportarse a estos cuatro caballeros. Por favor, síganme—algunas chicas se quejaron y otras personas comenzaron a susurrar al respecto. Estaba molesta, odiaba a Jensen, odiaba a Brandon, Oscar lo odiaba y a Jason lo odiaba por verme raro.
La directora nos entregó ciertas cosas para limpieza y nos dijo dónde limpiar. Hicimos un grupo y comenzamos a limpiar los pasillos. La única condición además de comportarse es que cada una de nosotras tuviera de pareja a uno de los chicos, cada una le enseñaríamos a ellos a "ser amables" pero la basura no deja de ser basura aunque la deseches.
Sarah estaba nerviosa, Lucía había elegido trabajar con Jason, al parecer Jensen y Daniela fueron novios y no se llevaban tan mal después de todo, así que ellos aceptaron ir juntos. ¡Me negaba a trabajar con Brandon! Miré a Oscar y luego a Sarah y suspiré. Sabía que Sarah tenía sentimientos encontrados por el castaño. No pude evitar suspirar frustrada una vez más y hablé
—Brandon, limpiemos la cafetería nosotros dos... dejemos que ellos dos limpien los baños—dije mirando disimuladamente a Sarah que comenzó a morder su labio inferior con un brillo particular en sus ojos.

Caminé sin decir nada más con las cosas, Brandon me seguía bufando. No llevaba ni media hora con él y ya lo quería matar. Pero Sarah lo merecía, ella merecía tener una oportunidad con Oscar. Ambos eran buenas personas y ambos gustaban del otro. Era algo muy cliché y me daban ganas de vomitar un arco iris, pero después de todo, es mi amiga y la aprecio.
—Oye cabeza de condón—llamé a Brandon, él me miró despistado—tú lavarás los platos, yo ayudaré limpiando la cocina y luego pasamos a las mesas—dije abriendo las puertas.

—Oye tabla—dijo tocándome el hombro y acercando sus labios a mi oído—deberías usar más esos pantalones ajustados—dijo en un susurro ronco, sentí mi rostro sonrojarse, pero no era un elogio, no, era una falta de respeto.

Me volteé y lo tomé del cuello de su playera para acercarlo a mí

—Vuelves a decirme tabla o a mirarme el culo y te quedarás sin pene, ¿entendido?—dije soltándolo para adentrarme a la parte de la cocina y comenzar a poner los recipientes junto con la mujer encargada de la limpieza de la cocina que me miraba sonriente.

—Me habían dicho que me ayudarían a limpiar, pero no creí que fuera una pareja tan hermosa—dijo guiñando un ojo para ambos y llevando una de las bandejas con comida.

La ignoré por su comentario y comencé a llevar los utensilios al fregadero, dónde a decir verdad Brandon lavaba muy bien. En un momento me salpicó agua, empapando mi camiseta. El agua estaba fría y él reía como si no hubiera sido del otro mundo.

—¡Lo hiciste al propio!—chillé molesta, él me miró divertido. Esto no acabaría aquí cabeza de condón, furiosa tomé los sobros de pasta con queso y se los lancé, manchando su preciada camiseta negra cuello V. Me miró mal y cuando digo mal, es MUY MAL.
Tomó jabón de platos y me lo lanzó, lo esquivé en parte, pero parte de éste cayó en mi cabello, mientras me preocupaba por sacarlo Brandon tomó parte de la comida y la soltó en mi cabeza revolviendo mi cabello.

Lo empujé y tomé más pasta y se lo dejé caer por su cuello, salí corriendo y me escondí detrás de una mesa con la bandeja llena de pasta, él comenzó a intentar golpearme con... ¿es esto puré de patatas?

En un momento dónde me despisté Brandon logró darme con una bola de puré en la cara, sabía espantoso, tomé una pelota de pasta y se lo tiré, esta cayó parte en la pared y parte en los pantalones de Brandon, pero mi arma se estaba acabando, y no podía dejar de sonreír al verlo tan lleno de pasta, no obstante, yo no me quedaba atrás. Mi ropa, cabello, cuerpo entero estaba lleno de las diferentes masas de puré.

Toda la cafetería estaba llena de comida, ya que Brandon tenía más bandejas de sobras mientras yo solo tenía la de pasta. La señora volvió y comenzó a gritar como loca, sin pensarlo Brandon lanzó un pedazo de puré a la boca de la señora y yo pasta haciendo de ella un mutante. Tiramos las bandejas y me tomó de la mano para salir de allí corriendo. No podía dejar de reír, sentí como entrelazaba nuestros dedos. Pero una vieja loca comenzaba a seguirnos por todas partes así que no le di tanta importancia a su acto.
Cuando la perdimos, estábamos detrás del gimnasio, un lugar bastante angosto, pero la vieja ya no nos perseguía

—apestas pequeña—dijo burlón, tomé puré de mi cabello y se lo pegué en la cara—estúpida... estúpido puré de...—comenzó a saborearlo—¿es patata? sabe horrible

Comenzamos a reír como focas con cáncer hasta que nos devolvimos con los otros chicos.
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Jason en multimedia (Lucas Till)

YOLO; You Only Live OnceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora