Una noche de camping

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  Los días pasaron y por fin fue viernes, cada vez me sentía peor por lo sucedido con Jason y Brandon y todavía no tenía mi cuaderno de vuelta.


  —¡Alice!—volteé y miré como un chico alto y pelinegro corría hacia a mí con una sonrisa encantadora, Brandon se despidió de sus amigos y me entregó el casco—te llevo hoy a casa—miré incómoda, éramos el centro de atención y no acostumbraba a eso.

—Hum... ¿pero qué no es suficiente con haberme llevado esta semana?—me rasqué la nuca incómoda y él colocó el casco en mi cabeza, tomó mi mano y me llevó hasta su motocicleta

—Me da igual, sube—hice caso y abracé su espalda, Brandon comenzó a conducir y una vez lejos del instituto giró a la izquierda.

—Oye... es a la derecha y lo sabes—comenté algo preocupada, pero él decidió ignorarme, aumentando la velocidad y alejándonos más y más de donde se suponía debía llegar, en un semáforo Brandon bajó el vidrio de mi casco, que me incomodaba y no podía ver—Vas muy rápido—dije aferrándome más a él. Al hacer esto pude sentir un suspiro de satisfacción de parte del pelinegro, sabía que sonreía con arrogancia y no pude evitar rodar mis ojos. 

Cuando por fin detuvo la motocicleta, me encontraba en un lugar rodeado de árboles. Sonaba un río y los pájaros cantando

—De aquí en adelante no podemos ir en mi moto, hay que caminar—tomó su mochila y se bajó esperando a que yo hiciera lo mismo. No sabía dónde me llevaba, simplemente me mantuve a su lado en silencio, viendo los insectos corretear por ahí. 

—¿Dónde estamos?—pregunté una vez más, rendida, llevaba caminando sin detenerme y mi mala condición me afectaba, Brandon suspiró harto de mi insistencia y tomó una de las grandes ramas del árbol para apartarla

—Bienvenida al paraíso—comentó dejando ver arena blanca y suave, el mar era azul transparente y estaba algo alejado de nuestra actual posición. No lo pude evitar, las corrientes eléctricas corrieron por mi espalda y una gran sonrisa se asomó en mis labios, quería correr al mar. Pero no quería que él me viera en mi estado—pareces una niña aguantando las ganas de comerse un dulce, si tienes ganas de ir ve Alice—miré asombrada a Brandon

  —¿¡Puedo!?—cuando él asintió no esperé más, salté fuera del bosque y corrí en línea recta al mar, tenía tanta emoción que no me importó, me saqué la camiseta y los pantalones dejándolos en la arena, mis zapatos y calcetas. Salté hacia el mar, el agua envolvió mis pies, subiendo más hasta mi abdomen, era hondo y me sumergí abriendo los ojos bajo el agua, veía a los peces huir de mí y eso me emocionaba.

Había venido antes a la playa, pero mis padres nunca me dejaron tocar el mar, ni jugar en la arena, mucho menos caminar descalza o usar un traje de baño para asolearme, ¿por qué? No lo sé, pero cuando mi padre desapareció mi madre no me volvió a traer, es una de las cosas que poco recordaba antes de obtener todas mis memorias antes de mis diez años.

No podía evitar nadar en el agua fría, salada, ondulante, cristalina y toda la belleza. No miré el tiempo, solo nadaba, chapoteando en el agua, jugando con los peces de colores, sintiendo la arena en mis pies, todo era un sueño hecho realidad y eso me volvía loca de felicidad.

—Alice, ven a comer—cuando me percaté del tiempo vi que la única luz era la del fuego quemando la madera en la arena, ¿tan pronto era de noche? 

Salí algo decepcionada y corrí hacia Brandon que estaba cocinando hamburguesas. ¿Cómo había sacado todas esas cosas? 

—¿De donde lo sacaste?—pregunté colocando mis manos al fuego para calentarme un poco, él señaló su mochila y pude ver que traía las herramientas para acampar, incluso pude ver una tienda de campaña azul con blanco un poco atrás de la fogata.

—Oye Alice...—miré a Brandon que miraba a otra parte, ¿estaba sonrojado?—tus bragas se hicieron transparentes...—miré mi cuerpo semi-desnudo a la luz del fuego. Cubrí mi cuerpo de inmediato avergonzada, Brandon me pasó una camiseta de él—no creo que quieras dormir en tu ropa... se ve incómoda para tal acción—con una inocente sonrisa me la entregó junto con una toalla y me fui detrás de la tienda de acampar para desnudarme por completo y secarme, me coloqué la camiseta de Brandon, dejando mi cuerpo en una tela completamente grande—dame tu ropa interior, para ponerla al fuego para que se seque un poco—dijo con una linterna, le entregué mi ropa mojada y caminé nuevamente a la fogata para sentarme. A decir verdad era incómodo estar sin ropa interior, pero lo tomaría como dormir desnuda. Sería algo parecido, o eso esperaba.

—¿Cómo lograste que cupiera todo?—pregunté armando las hamburguesas mientras Brandon tendía mi ropa interior

—Mi mochila es especial para acampar, oye dime, ¿eres copa B o tal vez C?—preguntó viendo mi sostén, me sonrojé y le arranqué la prenda de sus manos.

—¡No es de tu incumbencia!— Brandon tomó nuevamente mi sostén

—32 B diría yo, aunque está bien para tu tamaño, y tus abdominales marcados... Normalmente las chicas con las que he estado tienen el abdomen plano pero a ti se te marcan estos—Levanta su camiseta dejando ver sus buenos abdominales, pero la vista no duró mucho pues bajó su camiseta. A decir verdad, siempre me mantuve en forma ya que quería tener un cuerpo de ensueño, en vez de eso tengo mi abdomen musculoso, pero estoy satisfecha con mi trabajo.

Bufé por las burlas de Brandon a mis pechos y me senté a comer mi hamburguesa. Pero en mi venganza me comí la de él dejándolo sin comer.

  —Tienes  buenas tetas de todos modos, pero eso en ti no me importa... porque no me interesas de noche pasajera, así que descuida Alice—dijo acostándose en la arena, sobre una manta para ver las estrellas—Si no te gusta acampar podemos ir a mi casa, es esa de la esquina blanca—negué acostándome a su lado y viendo la hermosura frente mí. Todo se volvió negro y caí en los brazos de Morfeo, al lado del pelinegro que hablaba sobre las formas de las estrellas y su pecho servía de almohada, con una respiración leve.

—Vaya niña que eres... te ves hermosa dormida—no entendí bien lo que dijo pues comenzaba a estar por el séptimo sueño

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Sarah en multimedia (Sarah Mcdaniel) 

YOLO; You Only Live OnceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora