Matthew me había invitado a salir, estoy entrando en crisis al no saber que es lo adecuado para ir a una cena, ni siquiera era consciente de a dónde iba a llevarme por lo que no sabía si ir casual o elegante, Emeraude me mandaba mensajes dándome consejos de como vestirme, dijo que usara el vestido verde que tengo en el ropero y que sólo llegue a usar una vez. Me pareció buena la idea pero luego llegó un mensaje de Kat diciendo que usara el negro, que era más elegante pero también era demasiado casual. ¡Lograban volverme loca!
Mi último método era Harry, siempre me daba una mano cuando no decidía que ponerme así que él tomó la decisión y optó por el vestido negro, me cambié rápidamente, me senté en frente del espejo y comencé a maquillarme, tampoco utilice nada exagerado, un poco de lápiz labial rosa y máscara de pestañas en los ojos, como dije, nada exagerado.
Miré la hora en mi celular y estaban por ser las ocho de la noche, tomé mi abrigo y mi pequeño bolso para bajar a la primer planta y esperarlo. El timbre sonó a los segundos que baje, fui hacia allí y lo encontré en frente mío con un traje azul que le quedaba increíble, tenía ganas de preguntarle si no prefería quedarse en mi casa y poder ayudarlo a quitárselo. El moreno me sonrió y se acercó a besar mi frente lentamente, dándome tiempo de aspirar su perfume, si había algo que me gustaba eran los perfumes de hombre; tomó mi mano con cuidado haciéndome volver a la realidad y volvió a sonreír dejándome embobada.
─Te vez más preciosa de lo que ya sos.
─Te vez increíblemente bien, más de lo común.
─Vamos, quiero llevarte a un lugar especial. Y no te diré donde es, sorpresa.
─Te odio. ─él rió y negó murmurando un claro que no para después tirar de mi mano e ir hacia su auto, me abrió la puerta de copiloto y prácticamente me obligó a entrar en él ya que quería saber a dónde me llevaría pero no me lo dijo aún así─ ¿Irás a la comic-con del miércoles?
─Sí, iré. Cassandra prácticamente nos está obligando a ir a todos lados.
─Ya sabes cómo es. ─ambos asintieron riendo y él no tardó en poner música, una de las canciones que suelen pasar en la serie comenzó a sonar haciendo que ambos volteen a verse con una de esas sonrisas que sólo ellos entienden y comenzaron a cantar a la par de la artista, ruelle.
El viaje hasta dónde sea que vamos, había sido simplemente increíble, sólo por el simple hecho de que con Matthew nunca puedo sentirme incómoda, las conversaciones siempre fluyen con facilidad, no hay posibilidad de que nos quedemos sin decir algo porque cualquier tema es relevante; él es una persona agradable, es la mejor compañía que puedo pedir. Estábamos llegando a casi las afueras de la ciudad y allí había un pequeño restaurante que con sólo verlo te dejaba encantada, afuera tenía una pequeña entrada como si fuera una corona de flores en forma de puerta y había algunas mesas allí que eran iluminadas por varias luces tanto de las comunes como las de color; Matthew tomó mi mano y caminamos juntos hacia la recepción, el hombre parecía ya conocerlo porque no dudó un segundo en abrazarlo.
─¡Matthew, hijo! Hacía tanto tiempo que no te veía, ya estaba por hacer que Lizzy fuera a buscarte y darte una paliza.
─¡Señor Bolton! Es un placer verlo de nuevo, ya sabe. No hace falta que le diga a Lizzy que me golpee siempre que lo hacía de niños lograba dejarme moretones. ─el hombre se rió ante lo que había dicho Matthew y asintió dándole la razón, sus ojos se pusieron sobre mí y me sonrió en grande.
─¿Ella es la chica de la que tanto me hablabas?
─Sí, gracias por mandarme al frente.
─Siempre ha sido un placer. Vengan vamos a su mesa, ya está todo listo.
Matthew rió y asintió pasando su brazo por mi espalda y así comenzando a caminar juntos, él hombre nos llevó por unas escaleras que seguro daban con la segunda planta (lo cuál es obvio) y esperaba ver un salón o algo pero sólo nos encontramos con un techo, que por cierto, me encanta. Las paredes están decoradas por luces navideñas blancas, una mesa en medio con un mantel blanco y lo que parecía ser una botella de vino junto con platos y cubiertos. Lo miré con una sonrisa, aquel lugar simplemente era perfecto se podía apreciar la enorme ciudad, teníamos una vista increíble.
─¿Te gusta? ─preguntó Matthew detrás de mí, asentí varias veces emocionada, creo que nunca había sentido tanta felicidad como ahora.
─Es increíble este lugar, Matt. Realmente gracias.
─Siempre voy a intentar darte lo mejor.
─Vos sos lo mejor, Matthew.
||
¿Quieren la continuación?