10. Casamiento forzado

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10 de Enero de 1963

Narra Carolina:

Ya llegó un nuevo año, otro año que no consigo con quién casarme. Otro año de más presión de mis padres...

Me desperté por los gritos de mi madre, ¡Dios mío! Si que grita esta mujer.

-¡Vamos Carolina! Arriba, dale ven que te pongo tu corsé- Gritó mi madre, parecía una desesperada.

-¡Voy madre!- Exclamé.

Después de colocarme toda mi vestimenta, me fui hacia abajo. Ya que mis padres querían decirme algo "muy importante"

-¡Buenos días padres!- saludé con todos los "ánimos posibles"

-Buenos días Carito- saludo mi padre, tan serio y frío. Todo está tenso aquí.

-¿De que quieren hablar?- pregunté tomando asiento.

-Tal vez no te va a gustar la idea, pero ya está decidido.- respondió mi madre- ¿No me odies si?

-Como sea, si es sobre el tema de que busque esposo, ya lo sé- Respondí sin ánimos.

-No cariño, ya no es necesario que lo busques. Ya lo encontramos- dijo mi madre con una sonrisa tierna.

-¿¡Qué?!- pregunté confundida.

-Si Carolina, te dimos tu tiempo, no lo usaste. Lo siento pero nosotros lo elegimos ya - respondió mi padre con la mayor calma posible, ¿¡Pero que?!

-¿¡Qué?!- pregunté enojada- ¿Acaso no lo tenía que elegir yo?

-Si, pero también te puedes casar por obligación, como lo hice yo. Pero no fue un error- respondió mi madre mirando a mi padre con una sonrisa tierna.

-¡No! Me niego, no lo haré- respondí enojada como si pudiera negarlo.

-Lo siento, pero lo harás, lo conocemos y sabemos que el es el indicado- Respondió mi padre con una sonrisa.

-¿Al menos puede saber quién es?- pregunté seria.

-Pronto lo sabrás.

Dicho esto, ambos se retiraron hacia afuera, desapareciendo entre la gente.

¡Rayos! Esa no me la esperaba. Quedé inmóvil, mirando la nada por un buen rato.

-¿Carolina?- se escucho una hermosa voz aguda, Camil.

-Hola hermosa, ¿Qué pasa?- saludé con una sonrisa tierna.

-Lo siento mucho sobre todo lo que está pasando.- Me miro tierna.

-Todo está bien- Mentí saliendo hacia afuera.

No podía creer que me hagan esto, ¿Y si me eligen un hombre de mucha diferencia de edad conmigo? ¿Qué haré?
¿Si no me gusta el muchacho? ¿Si es alguien malo?

Todas esas preguntas invadían mi mente. ¡Calma Carolina! Si no me dejó de llenar de preguntas ¡De seguro me va a dar jaqueca!
Respiré profundo, tome asiento en un barril al frente de casa viendo la gente caminar, los caballeros andar a caballo.

¡Rayos! Me está dando una jaqueca terrible. Tome la calma y seguí observando la gente ignorando los interrogatorios dentro mío. Cerré los ojos, y sentí unos brazos rodearme. Abrí mis ojos y era Agustín.

-¿Qué te pasa?- pregunto con esa hermosa mirada avellana.

-Nada- respondí alejando sus brazos de mi.

-¿Y ahora que te pasa conmigo?- pregunto el curioso.

-¡Nada! ¿Sabes? Estoy harta de todo ¿Okay?- grite entrando a mi casa cerrando la puerta de un portazo.

Me dirigí a mi cuarto tirandome en mi cama a llorar. ¡Todo me sale mal! ¡Soy un desastre!
A los minutos escucho a mis padres llegar a casa y conversar de temas sin importancia en la cocina.
Escucho el chillón de mi puerta abriéndose, y escucho una a voz aguda.

-¿Carito? ¿Qué te pasa?- pregunto esa voz aguda. William- te traje visitas.

Me doy vuelta y veo a Agustín cargando a William en sus brazos ya dentro de mi cuarto.

-Hey Carolina, ¿Qué sucede?- pregunto con una seriedad total, bajando a William de sus brazos.

-Yo mejor los dejo solos- sonrió el pequeño William elevando ambas cejas ¡Iba a matarlo! ¡Qué vergüenza!

William cerró la puerta, Agustín se acercó a mi mirándome finamente tomando asiento en el suelo, su rostro estaba cerca del mío.

-Oye, espacio personal- Exclamé poniendo una mano en su perfecto rostro, reí.

-¿Alguien te hizo algo? ¿Alguien te lastimó? - pregunto Agustín sin ninguna expresión facial.

-Todos los hacen siempre, pero eso no es el caso- respondí sin ánimos.

-¿Qué sucede?- pregunto con una expresión de preocupación.

-Ya que no elegí mi marido, mis padres me obligaran a casarme- Respondí fría.

-¿Con quién?- pregunto nervioso. ¡Sabia cuando estaba nervioso y ahora lo está! ¿Pero que le pasa?

-No lo sé, no me quieren decirlo por ahora.-Respondí apenada.

-No llores por eso ¿Si? De seguro tus padres escogieron a alguien que te ame de verdad, no creo que te casen con cualquiera.-Respondió el mirándome con un brillo en sus ojos.

-¿Cómo quieres que no llore? Si todo esto es un matrimonio forzado lo que me van a hacer- pregunté soltando varias lágrimas.

-Yo-Yo lo siento-se disculpó poniendo su mirada en el suelo.

-Solo pienso que ya no me quieren mas-lloraba como una niña.

-¡Carolina! No seas infantil- exclamó largando una carcajada.

-Solo pienso que es Carlos y me dan ganas de vomitar-dije mirando el suelo.

-¿Carlos? ¿Quién es?- pregunto él con cierta furia en sus ojos ¿Qué?

-Solo es un amigo, es soltero y a veces viene a vernos. El gusta de mi, ¡pero él no me gusta! Mis padres lo saben y creo que es el porque tiene mucho dinero- Respondí con asco.

-No creo. No puede ser posible que escogen a ese muchacho- respondió el seguro, como si supiera todo.

(...)


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~Rizz

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