Capítulo 3

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Carolina se despierta sola por la luz del sol. Se coloca toda su vestimenta y baja las escaleras.

—Buen día Carolina, ¿Tu madrugando?—Saludó el padre.

—Buen día padre, ¿Qué hora es?—Preguntó la castaña.

—Son las 6:30, justo para el desayuno—Respondió el padre mirando su reloj.

—¡Gracias padre! ¿Y mamá?— preguntó Carolina metiendo una tostada en su boca.

—Se fue a hacer unas compras.

—Me siento mareada. Voy a salir un rato—avisó Carolina tragando toda su leche.

—Te hará mejor, si no mejoras volve y vamos a buscar alguna medicina casera en el libro.

—¡Gracias padre! Hasta el rato- dijo la castaña abriendo la puerta para marcharse.

Era un día nublado, la gente caminaba por todas partes. Carolina estaba atenta al cielo, por si cualquier momento se larga a llover.
Llegó hasta la costurera  y hablo con Candelaria. Siempre la ayudaba a coser, Carolina amaba coser.

—¡Buen día Carolina! ¿Cómo estás?—Saludo Candelaria.

—Buen día Cande, la verdad que no me siento muy bien.

—¡Uhh! Es muy raro de ti— exclamó Cande

—Gracias, pero hoy no te puedo ayudar a coser amiga.

—¿Puedes ayudarme con un pequeño favor?
¿Puedes ir al almacén "Perito" y traerme 2 mermeladas de naranja?— Pregunto Candelaria rogando.

—¡Esta bien!- Contesto Carolina.

—Gracias pequeña por siempre ayudarme— agradeció Candelaria.

Carolina fue al almacén "Perito" sabia dónde quedaba, pero nunca entro allí a comprar algo.
Entro y no había nadie atendiendo, así que espero un rato.

—¿Tu otra vez?—Pregunto el con una sonrisa pícara.

—¡Ouch! ¡Rayos!—Exclamó la castaña.

—¿Qué haces aquí? ¿Viniste por mi?— Pregunto el morocho levantando ambas cejas.

—¡Tu sabes que no! Solo vine a buscar mermeladas.

—¿Cuántas?.

—2, por favor.

—Aqui tienes, te las doy gratis— Sonrió Agustín

—¿Gracias? Pero son para mi jefa—No pudo evitar a sonrojarse.

—Lo sé, estaban reservadas por ella y ya las pago— río Agustín.

Carolina río.

-Si que eres tonto ¿No?- largo una carcajada.

—Fuera del tema, ¿Tú no estás casada?—Pregunto el morocho serio.

—¿Qué dices muchacho? Por supuesto que no.

—Candelaria me habló que estás soltera y tienes 18 años. Pues yo también estoy soltero-Elevo ambas cejas.

—Adiós— Agarró las mermeladas y se retiró.

Al llegar donde estaba Candelaria.

—¡Candelaria! ¿Por qué haz hecho esto?—Exclamó la castaña enojada entregandolé sus mermeladas.

—¿Qué cosa? ¿Las mermeladas?—Preguntó Cande confundida.

—¡No! ¿Por que les haz dicho a Agustín que estoy soltera y tengo 18 años?.

—Solamente le conté algo de ti. Ya que el me preguntaba todo el rato de ti— Respondió Cande con total tranquilidad.

—¿Qué?—Pregunto la castaña confundida y roja de vergüenza

—¡Pues si! Parece que se enamoró de ti—Exclamó Candelaria.

—Lo único que falta, que le des mi dirección—Exclamó la castaña largando una carcajada.

—Ya le di.

—¡Ay Candelaria! ¿Por qué haz hecho esto?— pregunto Carolina frustrada

—Carolina ¡No te hagas! Ambos son almas gemelas y veo cierto brillo cuando hablan uno del otro.

—Dime, ¿Qué lo comprueba que somos almas gemelas?— Preguntó Carolina con Fastidio.

—Pues, ambos les aman el color marrón, ambos aman a los niños, ambos odian el maltrato animal, ¡Ambos tocan piano!, Ambos aman la música...

-Bueno, ya no sigas, es bastante fastidio para mí por hoy- Interrumpió Carolina

—¿Acaso te dijo algo?— Preguntó Candelaria confundida.

—¡Si! Me dijo: Candelaria me contó que tienes 18 años y estás soltera, pues yo también y elevó ambas cejas. ¡Es un asco ese muchacho!

—¡Awww! Carolina, no te hagas
. Agustín es todo un galán y es muy amoroso con todos.

—¡Pues conmigo solamente parece un muchacho creído y fanático mio!

—Dale una oportunidad— suplico Candelaria

—Hasta mañana—Se despidió de Cande con un beso en la mejilla. Y se fue corriendo.
mirando el suelo.

Mientras iba corriendo, alguien la sujeta del brazo y se la lleva a un rincón paredes.

—Carolina, lo que te dije era solo una broma. No era para ofenderte ¿Si?— Explicó el morocho apenado.

—¡No sé quién eres! Y aún así me agarras de la nada.

—Lo siento, quería dejar las cosas en claro ¿Okay?- Explicó y dejo un tierno beso en la mejilla de Carolina.

—¿Por que me besas?—Preguntó Carolina confundida.

-Solo te di un beso en la mejilla, no es nada, todos lo hacen. Para que me sepas algo, soy dueño de ese almacén que fuiste hace un rato.—Guiño el morocho y desapareció entre la gente.

...

Prometemé  [Aguslina] #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora