Maratón 1/3
—Tengo buenas y malas noticias— exclamó el doctor al salir de aquella habitación.
—¿Cuáles?— nos cruzamos de brazos con Candelaria.
—La buena es que recibió el tiro en el brazo, no afectó a ninguno de sus sistemas— suspiró el doctor. También suspiré feliz.
—La mala es que Agustín perdió bastante sangre. Pero eso ya está solucionado porque ya tenemos al donante— suspiré— Pero deberá estar en reposo bastantes días. Mañana se le da el alta— sonrió.
—Muchas gracias doctor— agarre su brazo antes que se vaya y le sonreí. Aquel solo me devolvió la sonrisa y volvió a entrar a la habitación.
—Esperemos que Agustín se ponga mejor— sonrió con pena Candelaria.— Nos tenemos que ir— se puso de pie con Ruggero.
—Quisiéramos acompañarte pero mi madre está enferma y debo cuidarla porque ya es mi turno de cuidarla y Candelaria me ayuda— dijo Ruggero.
—No importa, esta bien— Candelaria me abrazó.— Cuidense eh— sonreí a medias.
—Todo saldrá bien Carito, no te preocupes. A la primera hora de la mañana ¡Estaremos aquí!— dijo Candelaria saliendo del hospital.
—Hasta pronto— susurré.
Y allí me quedé esperando que llegue el día siguiente. Me quedé dormida en la sala de espera, esos asientos, de verás, eran muy cómodos.
—¡Carolina!— grito Candelaria, haciéndome despertar y aturdir al mismo tiempo.
—Eh— solamente dije. Frote mis ojos.
—¿Cómo estás?— tomo asiento alado mío.
—Bien querida, eso creo— bostece.
—¿Y Agustín? ¿Ya está bien?
—No lo sé. No me han llamado aún— fruncí mis labios.
—Bueno.
—Señorita, por fin despierta— sonrió el doctor al verme. Sentí mis mejillas arder. Esto era muy vergonzoso— Le quería decir algo pero como veía que estaba dormida no quise molestar— rio y sonreí falsamente.
—¿Cómo está Agustín? ¿Se encuentra bien? ¿Puedo verlo— comencé a cuestionarlo, me puse de pie primero
—Si. Puede verlo— sonrió— Venga— lo seguí hasta la habitación.
—Entre— abrió la puerta, pasé a aquella habitación. El doctor quedó afuera y cerro la puerta.
—Agustin— sonreí al verlo.
El se encontraba en una camilla, estaba con algunos cables conectados a sus brazos.—Carolina— sonrió con ternura.
—No debiste defenderme. Mira como estás ahora— me acosté a su lado y comencé a sollozar.
—No pasa nada Carito, eres mi esposa y siempre te cuidare— acarició mi cabello.
—Perdóname Agustín por haberte suplicado a subir— seguí llorando como una dramática.
—Dije que no pasa nada. Todo está bien— sonrió.
—Te juro que encontraremos al maldito que hizo esto— susurré en su oído.
—Ya tranquila, deja de llorar— limpió mis lágrimas con su pulgar.
—Sabes que te amo mucho y no me gusta que sufras en mi lugar — acosté mi cabeza en su hombro. Sus ojos me miraron fijamente pero con un brillo único.
—Yo más— sonrió
—Señorita, ya terminó la hora de visitas— exclamó la enfermera entrando a la habitación— Disculpe.
—Bien— me levanté de la cama— Fuerza hermoso— susurré en el oído de Agustín. Quién me sonrió con ternura. Aww. Salí de la habitación.
—¿Cómo está?— pregunto alarmado Ruggero al momento que llegue.
—Se encuentra muy tranquilo— le sonreí.
—Bien— tomo asiento.
—Caro, discúlpame pero me debo ir. Me duele mucho— Candelaria se puso de pie y señaló su panza de 5 meses.
—Esta bien,— Exclamé— ve con ella Ruggero.— le dije a Ruggero ya que observé que el no seguía a su esposa.
—¿Estarás bien?
—Si.— le sonreí a medias— ¡Ve con ella!— reí.
—Sisi, cuidense — y salió.
—Señorita Carolina— me dijo el doctor después de una hora de estar en la sala esperando— Ya está de alta Agustín— y por atrás de el vino caminando lentamente mi bebé.
Lo abracé, el correspondió al abrazo.
—Te amo bebé— le susurré en su oído. Ya me había enamorado de el.
—Yo también— susurró.
Después de los papeles que me había dado el médico, cuando lo debía llevar a control y todo. Nos volvimos a casa.
Agustín iba sujetado a mi por mis hombros, ya que no podía caminar muy bien.—Te acompaño hasta la habitación y te dejó en la cama— lo ayude a subir las escaleras.
—¿Y me sigues dejando con las ganas?— pregunto riendo.
—Agustin— bufé— Apenas caminas y ya estás caliente— reí— Cuando estés mejor sucederá— sonrió con una sonrisa demasiado grande y pervertida.
—Sabes que te amo, gracias por ayudarme— me dijo cuando lo deje acostado en la cama.
—Tu me salvaste la vida— sonreí— No debías hacerlo Agustín— fruncí mis labios.
—No me arrepiento de haberlo hecho — me saco la lengua.
—Bien— acomode las almohadas en su cabeza.
—Sos hermosa— dijo mirándome fijamente a los ojos con su brillo único.
—¿Y vos? No te quedas atrás eh— reí y salí de la habitación.
Cociné calabaza hervida con albóndigas. Servir en dos platos y subí a la planta de arriba.
—Aqui está la comida, despierta — reí colocando el plato sobre sus piernas.
—Gracias— se sentó en la cama y agarro el plato.
—Auch— hizo un movimiento y le hizo doler el brazo afectado.—No te muevas mucho— lo ayudé.
Ambos comenzamos a comer de nuestros platos. No sin antes dar las gracias.
—Agustin— dije cuando termine de comer— ¿Por que no reaccionaste cuando el hombre te disparo y caíste al suelo? Estabas como desmayado— fruncí mis labios— el disparo te pegó en el brazo.
—No lo sé. Solo sé que cuando cai al suelo, cai en un profundo sueño— elevó ambos hombros entregandome su plato que ya había terminado de comer.
—Si que es extraño.
—Tal vez porque perdí mucha sangre, que se yo— rio.
—Agustin no es gracioso— agarre ambos platos y salí de la habitación.
ESTÁS LEYENDO
Prometemé [Aguslina] #Wattys2017
RomanceCarolina, una jovencita que aún no se ha casado. Sus padres, al ver que su hija no tiene idea con quién casarse, la obligan a casarse con un muchacho. Ella se opone totalmente pero igual tendrá que obedecer a sus padres. Al pasar el tiempo, ¿Seguirá...