12- Ya los shippeo

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•Gabo

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•Gabo

Durante la mañana no pude alcanzar a Zoe, me estuvo evitando. Ahora estoy en la cafetería con mis amigos.

—Hey... ¿Qué pasa?— Pregunto cuando veo a Dedé con un gesto molesto.

Me siento en un banco.

—Nada, nada, solo que aquí el señorito está enojado conmigo porque no puedo ir con él al partido de basquetbol.— Contesta Ricky, poniendo su brazo al rededor del cuello de Dedé. Este se lo quita de inmediato y le lanza una mirada furiosa.

—¿Y por qué no podés ir?

—Porque el viernes, en la fiesta conocí a una chica... Es muy divertida, linda...— El mexicano soltó un suspiro. —Y se llama L...

—¡No digas su nombre!— Interrumpió Dedé, aún molesto. —No quiero recordar a la chica que me quitó a mi amigo.

—Woo soy yo ¿o aquí huele a celos?— Dije divertido.

—No son celos Gabo.... Solo me parece injusto que una chica venga y cambie los planes que tenía con Ricky... Solo porque es linda.— Responde el brasileño.

Yo río.

—Es que no es solo eso Dedé, además es muy activa y divertidisima. Encima con el colegio y los entrenamientos que ambos tenemos, apenas nos vemos. En cambio, yo te veo todos los días.

—Si, pero hablamos del partido de este viernes, será épico. ¿No podían quedar otro dia?— Sigue alegando Dedé.

Ricky se ríe.

—Tranquilo hermano, ya habrán más partidos.— Le da dos palmadas. El de rulos solo niega con la cabeza.

En eso veo a Zoe sentándose en las escaleras, con un libro.

—¡Miren! Ahí está Zoe.— Les aviso a mis amigos.

—Ah si, ¿qué pasa?— Pregunta Ricky.

—Que es el momento para preguntarle cómo se enteró de que me gusta.... El.— El mexicano asiente muchas veces, recordando lo que le había contado horas antes.

—Voy a ir a hablar con ella.

Me paro del banco y voy con Zoe. Al llegar me siento a su lado.

—Hola ¿Puedo hablar con vos?— Pregunto tímido.

—¿Qué querés?— Dice sin dejar de leer su libro.

—¿Por qué me has estado evitando?

—Eso no es cierto.— Responde. No deja de leer.

—Zoe no mientas, ¿Cómo te enteraste de lo de Lorenzo? ¿Alguien te lo dijo?— Ella niega con la cabeza. Aún no para de leer.

—¿Entonces?... ¡Vamos! Tenme confianza.— Esta vez cierra el libro.

En la cancha | O11CEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora