Gabo lastimó a Lorenzo, nadie sabía que pasaría sin la presencia del nueve durante los partidos importantes, pero sobre todo, nadie estaba consciente, ni el mismo Gabo, de que pronto algo cambiaría de manera drástica en el IAD.
El llanto, las sonris...
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•Lorenzo
Nuestras respiraciones estaban agitadas, tratábamos de ser lo más veloces posibles, obvio no queríamos llegar tarde al partido.
Cuando entramos a los vestidores, todos los Halcones estaban en proceso de cambiarse. Solté un suspiro, que bueno que nos se nos hizo tarde, eso sería nada más que una vergüenza.
—Acá están ustedes dos...— Comenta Francisco a nuestras espaldas. Tanto Gabo como yo abrimos los ojos, pensamos que no se daría cuenta.
—¿Dónde estaban?— Pregunta cuando nos damos la vuelta.
—Ahhh....— Miro al número diez en busca de una buena excusa.
—Solo... No nos fijamos en la hora y... Se nos hizo tarde.— Responde Gabo con nervios. Si, la única solución era decir nada más que la verdad.
Francisco aprieta los labios y pone los ojos en blanco.
—Chicos, se lo que está pasando entre ustedes dos.— En cuanto menciona el tema, no pude evitar mirar a mi novio y dedicarle una sonrisa. —Pero necesito que no descuiden el futbol ¿Okey?— Ambos asentimos con la cabeza. —Se que ambos pueden hacer cosas fantásticas ahora que están juntos, así que los necesito concentrados en el partido.
—Claro.— Contesta Gabo.
—Esta bien.— Digo yo.
Luego de esa advertencia por parte de él DT nos vamos a cambiar para el partido.
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—¡Eso chicos! ¡Así es cómo deben jugar! Como un equipo...— Dice Francisco de manera alentadora. Ahora estamos en el medio tiempo.
Gabo y yo nos miramos.
Tiene razón, este primer tiempo jugamos muy bien, bueno, yo jugué mejor que siempre. Con Gabo hicimos una dupla increíble, la mejor que han visto mis ojos.
Él me pasaba el balón y yo hacía los goles, todo era perfecto.
—Ahora necesito que mantengan esa buena actitud que tienen para que podamos ganar ese partido.— Todos los Halcones nos miramos unos a otros, decididos a ganar.
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•Gabo
—Gracias Pulpo.— Le digo agarrando mi jugo.
—Denada Gabo.
Voy hacia las mesas a sentarme junto a Ricky.
Hoy estoy de muy buen humor, ayer les ganamos a las Águilas y aunque era un partido amistoso se sintió muy bueno vencerlos, porque después de todo, siguen siendo las Águilas, nuestros mayores enemigos. Además con Lorenzo estoy muy feliz, no entiendo cómo nos podíamos llevar tan mal.
—Ricky ¿Pasa algo?— Mi sonrisa se desvanece al mirar a mi amigo, el cual tiene una cara confundida, triste, es algo difícil de explicar. Pero así han estado él y Dedé desde que amanecimos.
